El nacionalista esperanzado en cumplir un viejo sueño de la infancia
La misión le llegó casi por accidente, pero no le falta empeño en cumplirla. Ajeno a las advertencias de Madrid, Carles Puigdemont, de 54 años, impulsó el referéndum con la esperanza de cumplir su sueño de infancia de una Cataluña independiente.
El destino de este periodista hijo de una humilde familia rural de panaderos, cambió una mañana de enero de 2016 cuando fue llamado a última hora para liderar una insólita coalición de partidos separatistas y llevar esta rica región mediterránea de 7,5 millones de habitantes "a las puertas de la independencia".
Casi desconocido hace dos años, su rostro con una melena rebelde y una cicatriz en el labio de un antiguo accidente encarna el principal enemigo del gobierno de Rajoy.
El sentimiento lo lleva dentro desde su infancia, a medio camino entre su pueblo natal Amer y la pequeña ciudad de Gerona, feudo del nacionalismo catalán de la que fue alcalde entre 2011 y 2016. Desde allí le pidió en 2014 al recién proclamado rey Felipe VI que su hija Leonor no utilizara el título nobiliario de princesa de Gerona.
Para el periodista Enric Juliana, estas fervientes convicciones lo convirtieron en "el candidato ideal" para relevar a Artur Mas en la causa por la independencia. "Mas era más reflexivo. Puigdemont es una persona más directa, con ideas claras, una persona más de acción", explica un compañero de partido.
En junio de 2016, cuando los independentistas de izquierda radical le retiraron su apoyo parlamentario, no dudó en convocar una moción de confianza que podría haber terminado con su mandato. Tampoco tuvo reparos en impulsar un referéndum de autodeterminación que no causaba consenso en su mismo partido o en forzar la renuncia de cuatro compañeros de gobierno que no parecían dispuestos a ir con todo al choque con Madrid.
Inquieto y curioso, fundó un think tank político, creó una agencia de noticias regional y un diario en inglés sobre Cataluña, dejó su trabajo de jefe de redacción del diario local para emprender un viaje por Europa y escribir un libro sobre cómo ven la región en el continente.
"Desde que nos conocemos, ha cambiado cuatro o cinco veces de trabajo -dice uno de sus grandes amigos, el poeta Antoni Puigverd-. Es una persona libre, no tiene miedo al cambio. Otra persona en su situación estaría preocupadísima por su futuro, pero él no."
Daniel Bosque
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