“Estoy bien, te amo”: cómo viven los argentinos en Ucrania las primeras horas de la invasión de Rusia
Los argentinos cuentan a LA NACION dónde estaban cuando escucharon las explosiones y sirenas y cuáles son sus planes para el futuro en medio de la ofensiva lanzada por Moscú
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Los argentinos en distintas ciudades de Ucrania se despertaron hoy al ruido de explosiones y sirenas. Slava Elisabeta Katich estaba durmiendo en su casa en Brovarý, en la oblást de Kiev, cuando su marido, que se alistó como voluntario en el Ejército cuando se reavivó la crisis con Rusia el año pasado, recibió un llamado de reclutamiento de la Defensa Civil, se levantó de la cama con prisa y se marchó.
Desde entonces, casi no se han comunicado, “solo mensajes cortos como ‘estoy bien’ y ‘te amo’”. Gastón Juskiewicz estaba preparando a sus hijos para ir a la escuela en Lviv, una ciudad a 60 kilómetros de la frontera con Polonia, cuando la policía comenzó a pedir a las personas por altoparlantes que se quedaran en sus hogares. Marcelo Mack al escuchar un fuerte ruido salió al balcón de su departamento en Ivano-Frankivsk, centro administrativo de la óblast homónima en el oeste del país, y filmó, incrédulo, lo que veía frente a sus ojos: una columna de humo negro que se alzaba entre los edificios.
Así recordarán por siempre estos argentinos el día en que Rusia le declaró la guerra a Ucrania, luego de que el presidente Vladimir Putin ordenara el bombardeo de instalaciones militares, bases aéreas y otros puntos estratégicos en la capital y otros centros urbanos importantes como Leópolis, Kramatorsk, Kharkiv, Dnipropetrovsk, Odesa y Mariupol, como parte de “una operación especial” en la que murieron hasta el momento 40 personas y que, según las primeras informaciones, involucra al menos a 150.000 soldados del ejército ruso.
Hace un mes, LA NACION había conversado con un grupo de argentinos que viven en Ucrania sobre la amenaza rusa y en ese entonces las opiniones eran muy distintas. “Es una exageración de los medios”, llegó a responder alguno. Sin embargo, mucho ha pasado desde entonces y el estado de ánimo en el país ha cambiado, se “puede ver la preocupación en el rostro de los vecinos”, asegura a este medio José María Escobar, un profesor jubilado que vive en Dnipropetrovsk, una ciudad ubicada en la parte oriental del país, a orillas del río Dniéper.
Esta semana los intentos diplomáticos de Occidente llegaron a un punto muerto cuando Moscú reconoció la independencia de las autoproclamadas repúblicas populares de Lugansk y Donetsk y aprobó el envío de tropas a la región, un acto directo de provocación a Occidente que marcaba el comienzo de la invasión rusa.
Días antes ya habían empezado las evacuaciones masivas en el Donbass —la región que comprende a los enclaves separatistas—, un indicio de que se avecinaba una posible incursión rusa en territorio ucraniano. Estas señales también provocaron la deserción de cientos de ucranianos que viajaron hacia el oeste en busca de seguridad. “Muchas personas pudientes de esa zona se trasladaron a mi ciudad”, cuenta Juskiewicz desde Lviv.
Organismos internacionales han alertado que miles de ucranianos serán desplazados internamente y otros se verán obligados a huir por la crisis en la frontera. La ONG Save the Children ha alertado que cerca de 100.000 personas ya han abandonado sus viviendas en el este de Ucrania, de las cuales unos 40.000 son niños. Polonia, por su lado, ha estimado que podría recibir hasta un millón de refugiados, mientras que los funcionarios ucranianos han advertido que el mundo podría ver cifras “similares a las de Siria”, según informó el Consejo Noruego para los Refugiados, una organización no gubernamental humanitaria que protege los derechos de las personas afectadas por el desplazamiento.
“La gente se está movilizando, están viniendo para este lado, para la Ucrania occidental”, coincide Mack.
Katich, oriunda de Mar del Plata, le escribió a la embajada argentina en Ucrania ni bien escuchó los bombardeos. “Quiero ver si me puedo enseguida ir para allá con mi hijo aunque no tengo dinero para el pasaje. Quiero ver si me dan algún tipo de ayuda”, comenta y aclara que su marido “se queda a pelear”.
La Sección Consular de la Embajada envió hoy un mail a los argentinos con un “Manual de Emergencias”, en el que se recomienda, entre otras cosas, averiguar la ubicación de los refugios, hacer reservas de agua potable y productos no perecederos, verificar la disponibilidad de botiquines de primeros auxilios, cuidar medios alternativos de iluminación y tener los documentos al alcance en caso de evacuación. “Se agradecerá que permanezcan en zonas seguras, seguir indicaciones de autoridades locales y acompañar las noticias”, indicaron en el cuerpo del mail.
Largas filas
En las calles de Lviv, los almacenes, las estaciones de servicio y los cajeros automáticos ya estaban atestados, cuenta Juskiewicz. “Antes las personas estaban tranquilas porque confiaban en que las tropas rusas no llegarían tan al oeste, pero ahora el futuro es incierto. Estamos más atentos”, dice. “Sabemos que si llega a sonar la sirena tenemos que escondernos en el sótano y la ciudad preparó los hospitales con más medicamento y sangre, como así también con abastecimiento de agua en caso de que corten la luz”.
Desde la Embajada también se reforzó la recomendación de que los argentinos en Ucrania mantengan un contacto fluido con la Sección Consular a través de los canales habilitados. Sin embargo, varios de los argentinos se quejaron del servicio de atención y acusaron no haber recibido información periódica desde que comenzó la escalada. “Y eso que por el Covid mandaban mails todo el tiempo”, dice Mack, que compartió con LA NACION el último correo que recibió ayer en el que lo redirigían a la página web y a las redes sociales.
“Es lamentable el servicio que nos da”, agrega Gabriel Santomero desde Kiev, que solo pudo comunicarse una vez con dicha entidad.
En las últimas semanas, países como Alemania, Estados Unidos, España, Gran Bretaña y Canadá, entre otros, exhortaron a sus ciudadanos a abandonar Ucrania, aunque sea temporalmente. Hoy se sumó la Argentina al pedido, a través de un comunicado que hizo la Cancillería.
Por las razones de público conocimiento, la Embajada argentina en Ucrania sugiere a las y los argentinos abandonar el territorio ucraniano.
— Cancillería Argentina 🇦🇷 (@CancilleriaARG) February 24, 2022
Nuestra embajada se encuentra atendiendo todas las situaciones de emergencia que puedan requerir.
Sin embargo, son muchos los se niegan a abandonar sus hogares y prefieren quedarse y resistir. Según la AFP, unos 100.000 civiles ucranianos han sido movilizados para reforzar su ejército activo. “Por ahora no pensamos en irnos. Queremos vivir y ser felices con nuestros nietos acá. Cuando me preguntan los vecinos yo les digo ‘Guerra a la guerra’”, dice Escobar.
De hecho, el gobierno ucraniano repartirá armas “a todos los capaces de defender el país”, según ha anunciado hoy el presidente del país, Volodimir Zelenski, en un discurso en el que ha hecho un llamamiento “a cualquier persona con experiencia militar” –incluidos los veteranos– a presentarse a las estaciones militares.
Alex Arturavich, el esposo de Katich, es ucraniano y hoy se unió a las filas del ejército. Hace semanas que viene entrenando con la Guardia Nacional en Kiev junto con otros civiles, incluidos ancianos, menores de edad y mujeres. “Si van a venir, que vengan. Volverán en bolsas a Moscú”, dijo ayer el joven padre a LA NACION, según tradujo su mujer argentina en simultáneo.
“La Federación Rusa invadió territorio ucraniano legítimo. Esto ya no es más una guerra híbrida, ahora será total. Ucrania responderá”, espetó furiosa Katich.
Al día 22 de febrero, se contabilizan 83 argentinos residentes (que establecieron contacto con la Sede), y aproximadamente 20 ciudadanos argentinos en tránsito (número dinámico), informaron desde la Embajada.
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