Fingió su muerte y vio cómo su tío asesinaba a sus padres y hermanos
Cassidy Stay tenía 15 años aquel 9 de julio de 2014 en el que su tío Ronald Haskell llegó a su casa en Houston, estado de Texas, y asesinó a balazos a sus padres y a sus cuatro hermanos. El criminal le disparó también a ella, pero la bala le rozó la cabeza y fingió estar muerta. Desde esa posición, fue testigo de la muerte de todos sus familiares.
El lunes pasado, ya con 20 años, Cassidy declaró en el juicio que se inició en Houston contra el múltiple criminal, y narró detalles escalofriantes sobre aquella fatídica jornada en la que murieron sus padres, Katie, de 34 años y Stephen, de 39, y sus hermanos, de edades que iban de los 4 a los 13 años.
La joven contó ante el tribunal que aquella tarde llegó a su casa un hombre con uniforme de cartero, que sostenía una almohada blanca y preguntó por sus padres. Como ellos no estaban en casa, el hombre se fue, y regresó al rato.
Entonces el hombre, que ella reconoció como su tío Ronnie, entró en la casa, y a punta de pistola -una 9 milímetros-, encerró a los cinco hermanos en una habitación y se quedó a esperar que regresaran los padres que habían salido a hacer un recado.
Cassidy señaló que Haskell se había divorciado de su tía -hermana de la madre de la joven- en malos términos --ella lo había denunciado varias veces por violencia doméstica- en el estado de Utah y que su tía Melanie Lyon había venido a Houston. La intención de Haskell era reencontrar a su esposa, y al no obtener la información por parte de sus familiares más cercanos, decidió asesinarlos, según consigna el medio local Houston Chronicle.
"Mi tío Ronnie estuvo acosando a mi familia durante tres semanas ", dijo a los paramédicos que llegaron a la casa del área de Spring luego de la masacre, según documentos judiciales. "Dijo que nos dispararía y nos mataría", agregó la joven entonces.
"La habitación olía a sangre"
Cuando llegaron sus padres, el criminal los puso a todos en el suelo, los ató, los hizo acostarse en el suelo y comenzó a dispararles. Ella recibió un tiro en la cabeza, y fingió estar muerta. En ese estado escuchó cómo su madre pedía clemencia y luego oyó los disparos -amortizados por la almohada usada como silenciador- que produjeron la muerte de sus padres y sus cuatro hermanos Bryan, de 13 años, Emily, de 9, Rebecca, de 7 y Zach, de 4.
"La habitación olía a sangre. Sabía agria. Se sentía pesada y caliente", señaló en el tribunal Cassidy, que en aquel momento permaneció absolutamente inmóvil en el lugar del crimen hasta que Haskell huyó en un Honda de la familia Stay, para continuar la búsqueda de sus esposas, según dijeron fuentes judiciales.
Mientras la joven relataba su horrorosa experiencia ante el jurado y los fiscales, el acusado del mútilpe crimen, Ronald Lee Haskell, permanecía impávido en el banquillo de los acusados, ajeno quizás a que la sanción que le correspondería en ese estado de comprobarse su autoría en los homicidios es la pena de muerte.
Pero la defensa del criminal tienen un as bajo la manga, y parece ser declarar que Haskell no sabía lo que estaba haciendo en el momento de su brutal masacre. "Él tiene una enfermedad mental, y no podría distinguir lo que es correcto de lo que no lo es", argumentó su abogado defensor, Douglas Durham.
Los fiscales, en tanto, dijeron que la familia Stay fue víctima de un criminal acto de venganza por parte de Haskell y mostraron al tribunal y a los jurados las fotos con las imágenes de las víctimas de la masacre, que recordaron el brutal asesinato de la familia Clutter, en Kansas, en un crimen que fue retratado magistralmente por Truman Capote en su libro A sangre fría.
El crimen fue tan conmovedor para la comunidad de Houston, que al funeral de los seis miembros de la familia Stay asistieron unas 1500 personas.
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