La isla de Lesbos, una prisión a cielo abierto que espera por el Papa
Francisco estará hoy en este enclave griego en el Egeo, convertido en puerta de entrada a la UE de miles de refugiados
LESBOS, Grecia.- Los ojos negros de Nizrin se llenan de lágrimas cuando intenta explicar por qué a los 22 años decidió dejar su ciudad, Damasco, y a sus padres, para emprender sola un viaje hacia lo desconocido, junto a su hermano de 13 años, Bilal.
"Mi universidad fue bombardeada en septiembre pasado, durante un examen, y vi morir a mi novio. Había sangre por todos lados. Otro amigo mío perdió un brazo, murieron 10 personas", cuenta esta estudiante de Ingeniería electrónica, con el horror aún a flor de piel.
La historia de Nizrin es tan sólo una de las miles que podrá escuchar hoy aquí el papa Francisco, que hará un viaje relámpago a esta isla del mar Egeo casi pegada a Turquía, para volver a poner bajo los reflectores del mundo el drama de los cientos de miles de refugiados que huyen de guerras y miseria. Como ocurrió cuando, en julio de 2013, viajó a la isla de Lampedusa, al sur de Sicilia -otro lugar símbolo de una tragedia que se da en medio de la indiferencia de la comunidad internacional-, será otro fuerte mensaje a las autoridades políticas europeas, que en vez de abrir puertas levantan muros.
Como cientos de miles de compatriotas, Nizrin llegó el 8 de marzo pasado a Lesbos desde la costa de Turquía, visible porque queda a tan sólo 16 kilómetros, después de pagarle a traficantes de seres humanos 1200 dólares para cruzar en un bote derruido.
Lesbos -la tercera isla más grande de Grecia, con unos 100.000 habitantes- era una meca turística privilegiada de europeos en el verano. Desde enero del año pasado, en un éxodo de dimensiones bíblicas, como sucedió en las vecinas Kios y Samos, pasó a ser una isla de migrantes. Se estima que a lo largo del año pasado Lesbos fue punto de tránsito de unas 500.000 personas -sirias la mayoría, pero también iraquíes, afganas, paquistaníes y de otras nacionalidades-. Luego siguieron viaje por la denominada ruta balcánica, hacia el norte de Europa. El cierre de la frontera dispuesto por Macedonia con la ciudad griega de Idomeni y el acuerdo sellado por la Unión Europea (UE) y Turquía el 20 de marzo pasado cambiaron el escenario. Y de ser puerto de entrada y lugar de tránsito, Lesbos se convirtió en una gran prisión a cielo abierto. O, peor, en un desesperante limbo.
"Yo soy afortunada", dice Nizrin, al destacar que llegó el 8 de marzo, 12 días antes de que entrara en vigencia el cuestionado acuerdo 1x1, por el cual quien llega a Grecia es "devuelto" a Turquía, desde donde alguien podrá reubicarse en Europa. Justamente debido a este acuerdo y al cierre de la frontera de Idomeni, cayó drásticamente el número de desembarcos en Lesbos.
Pero Nizrin fue doblemente afortunada: como está con su hermano Bilal, que es menor, no bien llegó sólo vivió tres días en el campo de refugiados de Moria, que visitará hoy el Papa. Como otras 250 personas "especialmente vulnerables" -mujeres embarazadas, familias con chicos, discapacitados, enfermos-, enseguida fue trasladada a un centro de protección que maneja Cáritas Internacional cerca de Mytilene, la capital de esta isla. Allí puede moverse libremente, tiene una habitación y recibe una buena atención.
El campo de refugiados de Moria, que está en las afueras de esa ciudad, en medio de una colina rodeada de bellísimos olivares, es todo lo opuesto. Hospeda a unas 3000 personas -la mayoría candidatas a ser deportadas- y parece un campo de concentración. Formado por containers que se hacinan bajo un sol impiadoso, el centro de Moria está rodeado de paredes de cemento y dobles rollos de alambres de púas, y está custodiado por militares y policías. Nadie puede salir, y no sólo es inaccesible para los periodistas, sino también para muchas de las cerca de 70 ONG que desde hace meses trabajan aquí para paliar el desastre humanitario.
Todas las ONG coinciden en denunciar el acuerdo de la UE como contrario a las leyes de derecho internacional humanitario.
"Antes los migrantes se quedaban unos días, lo suficiente para registrarse, y seguían viaje a Atenas. Ahora, los que llegaron después del 20, si no son sirios, son deportados. Los que llegaron antes, nadie sabe cuándo podrán volver a moverse. Y tienen tres posibilidades: pedir asilo político en Grecia, solicitar una reubicación en otro país que haya aceptado recibir una cuota de refugiados, o pedir una reunificación familiar", explica a la nacion Tonia Patrikiadou, voluntaria de Cáritas Grecia.
Limbo
Pese al virtual limbo, como la mayoría de los refugiados, Nizrin, musulmana sunnita, con el pelo cubierto por un pañuelo blanco, no se desespera. Escapó del infierno y su esperanza está puesta ahora en el futuro. "Quiero ir a Finlandia, Holanda o Alemania; cualquier país está bien. Y quiero traer a mis padres", afirma. Como habla perfecto inglés, hace de intérprete a otros refugiados, que cuentan a la nacion sus historias, todas distintas, aunque trágicamente parecidas.
Como la de Abu Tain, ortodoncista de Hama que llegó hace un mes con su mujer y tres chicos, uno de 4 meses, "para salvarles la vida". O la de Ahmed, albañil de Aleppo, de 37 años, piel curtida, buzo y ojotas, que llegó con sus cuatro hijas, de 9, 5, 3 y 1 año y medio, y su mujer, embarazada de siete meses. Al conocer el origen de esta periodista exclama: "¡Carlos Menem!". Aunque sabe que no es él quien decide su destino, Ahmed, que fuma un cigarrillo electrónico para matar el tiempo, dice que sueña con irse a Australia. Y no hace otra cosa que preguntarse: "Si Europa sabe lo que pasa en Siria, ¿por qué nos cierra las fronteras?".
¿Qué piensa de la visita del Papa? "El «baba» [como dicen los árabes] es como un profeta, como Mahoma; lo amamos. Es un buen hombre, le agradecemos su visita, que es como un mensaje de que Dios nos ayudará."
Una catástrofe humanitaria
4100
Inmigrantes
Están en el centro para refugiados de Moria y el campamento de Kara Tepe, en la isla de Lesbos
375
Muertos
En lo que va del año murieron 375 personas en el Mar Egeo en su intento de cruzar desde Turquía hacia Grecia
500.000
Refugiados
El año pasado, Lesbos fue el punto de tránsito de medio millón de refugiados
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