La película sobre Lula: debut y polémica

Lula es un presidente singular. Además de contar con una popularidad del 83% en su octavo y último año de mandato, también tiene su propio diccionario ( O Diccionario Lula, Nova Fronteira, 2009) y recientemente hizo su debut en la pantalla grande con el estreno de Lula, o filho do Brasil ( Lula, el hijo de Brasil ), que ya está en cartel en los cines brasileños.

Dirigido por Fabio Barreto, el film basado en la obra de Denise Paraná que lleva el mismo nombre cuenta la dramática historia de un habitante del "otro" Brasil; aquél señalado en indicadores como uno de los países más desiguales del mundo y de fuertes contrastes sociales, en el que su protagonista logra vencer todo tipo de obstáculos y dificultades para luego alcanzar la presidencia de su país en 2003, constituyéndose así en una suerte de redentor de aquélla extensa geografía humana sumida en el abandono.

Inmediatamente surgen dos cuestionamientos: Lula todavía es presidente de Brasil, y casualidad o no, este mismo año se elegirá su sucesor en un contexto en que tanto el oficialismo como la oposición ya se encuentran en campaña.

Fuera de la dimensión ética, el film de Barreto, que promete conmover a muchos, no estuvo exento de críticas que varían en su tono y forma, pero que están centradas en la distancia entre la realidad y lo que muestra la pantalla, algo que era de esperarse para un proyecto de semejante envergadura.

Para Djalma Bom, un viejo militante del Partido de los Trabajadores y amigo de Lula desde hace más de 40 años, "hay muchas diferencias entre la historia real y el film". Bom se detiene particularmente en el episodio en que fue arrestado junto a Lula y otros sindicalistas durante la dictadura militar brasileña: "Yo estuve preso con Lula en esos 31 días. No hubo nada de eso de todos [recostados] en el piso. Había cuchetas", esbozó tras asistir el film.

Un conmovido Lula que asistió al exclusivo preestreno de su propia historia en San Pablo dejó entrever cierta incomodidad con algunas escenas que muestran a su padre, Aristides, como una persona extremadamente violenta. "No recuerdo mucho de la violencia de mi padre", habría dicho después de asistir el film, según revela la columna de Ancelmo Gois.

La redacción de O Globo, que también asistió al film de manera exclusiva, tampoco ahorró comentarios al respecto: en su columna, el periodista Merval Pereira señaló las similitudes entre el Che Guevara de Steven Soderbergh y el Lula de Barreto, donde según él, en ambos casos "no pasa de la propaganda del mito". Según Pereira, "el film tiene una preocupación de evitar temas polémicos de la vida de Lula, y hasta deturpa algunos hechos procurando una mejor imagen para su personaje central".

Pereira, un destacado conocedor de la política brasileña, no concuerda con que se hayan omitido episodios emblemáticos de la vida política de Lula, como su relación sentimental con Miriam Cordeiro, con quien tuvo su primera hija y ni aparece en el film. La explicación de ello puede encontrarse en que Cordeiro es recordada por su fuerte acusación a Lula, entonces candidato a presidente, de haber querido abortar a su hija; un arma letal que utilizó políticamente Fernando Collor de Mello en su campaña electoral de 1989 y de la que Lula jamás logró recuperarse.

En una columna de opinión titulada "Una estatua ecuestre para Lula", Demétrio Magnoli, sociólogo de la Universidad de Sao Paulo, fue más allá: sostiene que el film "tiene todos los rasgos de cine oficialista (...) financiado por empresas con contratos públicos [con el Ejecutivo] y su versión final acogió sugerencias provenientes del entorno presidencial".

Impacto electoral. Muchos aventuran que la imagen de un Lula con una popularidad que no conoce límites junto a una conmovedora historia llevada a la pantalla grande potenciará aún más su figura y agrandará su mito en plena campaña electoral.

Sin embargo, según señalan distintos analistas, la transferencia de votos de Lula a un candidato señalado por él hoy se encuentra en torno a los 20 puntos, algo que coincide con la intención de voto de su candidata, Dilma Rousseff, que hoy sería derrotada por el opositor y gobernador paulista José Serra. Dado que la transferencia de votos no siempre es automática, se puede relativizar el impacto electoral que el film puede llegar a tener sobre las elecciones que se disputarán en octubre de este año.

Fuera de las consideraciones políticas y salvando la distancia entre la realidad y lo proyectado en el cine, algo inevitable en toda historia humana, se estima una extraordinaria concurrencia a las salas de todo el país donde muchos locales, sobre todo aquellos pertenecientes al Brasil olvidado, encontrarán un nuevo héroe proveniente nada menos que de la clase política, siendo éste uno de los tantos frutos particulares que ofrece la historia brasileña.

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