Mientras Cuba seguía de luto, una de las sobrevivientes del avión despertó
LA HABANA.- Conmovidos por la mayor tragedia aérea sufrida en más de tres décadas, los cubanos cumplieron ayer el primero de dos días de luto declarados a nivel nacional, mientras comenzaba la investigación de las causas y la identificación de los cuerpos para decenas de familiares sin consuelo.
La salvedad que rompió el clima de desánimo que se instaló en la isla, donde las banderas flameaban a media asta, fue que una de las tres sobrevivientes en terapia intensiva logró recuperar la conciencia.
Los investigadores aeronáuticos dieron en tanto con una de las dos cajas negras, y confiaban en recuperar la segunda, con las que esperan revelar las claves del siniestro que causó la muerte de 110 personas a bordo del Boeing que se estrelló anteayer en las afueras de La Habana. Las autoridades confirmaron que había 102 cubanos, cinco pasajeros extranjeros -dos de ellos la pareja de argentinos- y seis miembros de la tripulación mexicanos.
"Una de las cajas negras ya está en manos de los investigadores en buen estado de conservación", dijo el ministro de Transporte, Adel Yzquierdo. Y subrayó que "la comisión creada para la investigación de las causas del siniestro está trabajando en el lugar del accidente".
Por lo pronto continuaba la reconstrucción informal de los hechos, mediante los testigos que vieron desfilar ante sus ojos incrédulos una nave en llamas que recorrió una distancia de 20 kilómetros hacia el sur antes de terminar enterrado y destruido entre la maleza.
"El avión estaba en candela, se volteó y cayó en picada", dijo Marino Pérez Alvaredo, un agricultor del distrito de Boyeros, la zona rural donde sucedió el accidente, rastrillada una y otra vez desde el mediodía del viernes por los rescatistas, primero para recuperar los cuerpos y luego para recolectar evidencias que permitan una explicación.
Los familiares de las víctimas lloraban y se abrazaban fuera de la morgue donde se trabajaba para identificar los cuerpos. Otros familiares llegados de Holguín aguardaban en un hotel en el barrio de Nuevo Vedado, en La Habana.
"Esto ha sido una muerte inesperada. Ella era una persona muy fuerte y no merecía morir así", dijo Katherine Martínez, de 18 años, sobre su fallecida abuela Luz, de 60.
Las únicas tres sobrevivientes seguían internadas en estado crítico en el Hospital Calixto García de La Habana. Una de ellas recuperó la conciencia e incluso cobró suficiente fuerza para pedir agua.
"Presentan lesiones severas que significan un pronóstico reservado. Están en estado crítico extremo debido a la complejidad de sus lesiones", dijo el director del hospital, el doctor Carlos Martínez. Las tres mujeres fueron sometidas a varias cirugías, tras ser ingresadas el viernes con traumatismo craneal y fracturas en los miembros inferiores.
"No tenía corazón para llegar aquí, pero estoy tranquila. Me subió la presión, soy diabética e hipertensa, pero estoy tranquila, con mente positiva de que pueda estar mucho mejor", dijo a la prensa Esther, la madre de Emiley Sánchez, de 39 años, la paciente que pidió agua.
Las otras dos pacientes fueron identificadas como Mailen Días Almaguer, de 19 años, y Grettel Landrovell Font, de 23.
Emiley era de la ciudad de Holguín, 800 kilómetros al este de la capital, y volvía de vacaciones. "Ella sabe que estoy aquí, que su hijo está aquí. Pidió agua. Siento que hay mejoría", se ilusionó la madre.
Entre las víctimas también había una delegación de 20 pastores de una iglesia evangélica. Maité Quesada, miembro del Consejo de Iglesias de Cuba, dijo que las 20 personas integraban diez matrimonios y eran todos pastores de la Iglesia Nazarena de la región oriental.
Los religiosos participaron en La Habana en varias jornadas de trabajo, y estaban camino de vuelta a sus casas y templos en Holguín.
La Dirección General de Aeronáutica Civil de México anunció el envío a Cuba de un equipo de especialistas para colaborar en las pericias. El avión que utilizaba Cubana de Aviación se lo alquilaba a la mexicana Damojh, bajo la modalidad de "arrendamiento húmedo", que ofrece además la tripulación completa: dos pilotos, tres azafatas y un técnico, todos los cuales fallecieron al instante.
Fabricado en 1979, según el gobierno mexicano, el avión había superado su última revisión en noviembre de 2017.
La firma estadounidense Boeing, fabricante del avión accidentado, dijo por su parte en un comunicado que un equipo técnico "está listo para ayudar, según lo permitido por la legislación de Estados Unidos y bajo la dirección de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte de Estados Unidos, a las autoridades cubanas".
Agencias AFP, AP y Reuters
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