Nápoles, paralizada por una montaña de basura
ROMA.- Como ya había pasado en 2008, Nápoles amaneció ayer sumergida y paralizada por escandalosas montañas de basura, más parecida a una ciudad del tercer mundo que a una perteneciente a un miembro del Grupo de los Ocho.
Dando lugar a postales vergonzosas que, una vez más, dieron vuelta al mundo, en medio de gran tensión por la quema de residuos en plena ciudad y ante la rabia de la gente, el nuevo alcalde de la ciudad del Vesubio, Luigi De Magistris (de Italia de los Valores, el partido del ex fiscal anticorrupción Antonio Di Pietro), al margen de admitir la existencia de una "situación sanitaria grave", atacó con fuerza al primer ministro, Silvio Berlusconi.
"La situación ambiental y sanitaria es grave, hay un riesgo concreto para la salud de los ciudadanos", advirtió el flamante alcalde, consciente del peligro que representa la dioxina que largan en el aire los residuos incendiados. "A Berlusconi no le importa nada, el gobierno no ha hecho nada y hay demasiados poderes que se nos están enfrentando", acusó De Magistris, que asumió su cargo el 1° del actual.
Ante una situación a todas luces alarmante, con negocios que no pudieron levantar sus persianas debido a las montañas de basura y chicos que no pudieron salir a la calle por el olor nauseabundo, hasta el presidente, Giorgio Napolitano, oriundo de Nápoles, se vio obligado a lanzar un llamado para que el gobierno interviniera en la crisis.
"Es absolutamente indispensable y urgente una intervención", expresó el mandatario, que transmitió su "inquietud" al premier.
Problema endémico
De Magistris, un ex magistrado, fue elegido alcalde en la segunda vuelta de las elecciones municipales parciales de fines de mayo pasado, que significaron un durísimo revés electoral para Berlusconi. Con un aplastante 65% de los votos, derrotó al candidato del oficialista Partido del Pueblo de la Libertad justamente porque en Nápoles nadie se olvidó de que el Cavaliere ganó las elecciones de 2008 con la promesa de resolver la crisis del sistema de recolección de basura de la ciudad.
Se trata de un problema endémico de la región de Campania (cuya capital es Nápoles), que se arrastra desde hace 20 años debido a la infiltración de la camorra (la mafia napolitana) en un negocio millonario, la ausencia de descargas y a la pésima gestión política. De Magistris, que también ganó las elecciones con la promesa de limpiar la ciudad en cinco días -un plan que fracasó sonoramente-, ahora parece chocar con una realidad dramática.
Su idea, para algunos utópica, es lograr aumentar la recolección de basura diferenciada en un 70% en seis meses, sin tener que construir nuevas plantas -aborrecidas por los habitantes de la región-, transformando los basurales en plantas ecológicas de reciclaje modelo de residuos. Lo cierto es que para resolver en lo inmediato la enésima emergencia, De Magistris puso en marcha ayer una ordenanza anticrisis que prevé turnos de recolección de 24 horas para las empresas municipales que se encargan del tema; una task force de la policía municipal contra los "pirómanos" de la basura; sitios de transferencia de residuos que, por el momento, prefirió mantener en secreto, y multas para los comerciantes que abandonen residuos en la calle.
Se estima que, en este período del año, en Nápoles hay una producción diaria de basura que ronda las 1300 toneladas. Ayer, seguían en la calle unas 2300 toneladas de residuos.
Más leídas de El Mundo
"Me forzó con un arma". El escalofriante relato de la primera rehén israelí que cuenta cómo fue abusada sexualmente y torturada en Gaza
Inquietud en EE.UU. El colapso del puente de Baltimore expuso un punto débil de la mayor potencia económica del mundo
Grietas en la izquierda regional. La última maniobra electoral de Maduro provocó una inesperada reacción de Lula