Pablo VI y Francisco, "dos papas reformadores que suscitan reacciones y rechazos"
ROMA.- El padre Carlos Galli, teólogo, decano de la Facultad de Teología de la UCA y miembro de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano, viajó a Roma para dar diversas charlas sobre la relación entre el papa Francisco y Pablo VI. Galli, que ayer fue uno de los más de 3000 sacerdotes que concelebraron junto al Papa la misa de su canonización, junto a monseñor Romero, en una entrevista con LA NACION dio las claves de este gran evento eclesial. Y destacó que, entre otras cosas en común, Pablo VI y Francisco comparten el hecho de haber sido cuestionados por su mensaje social y porque "los papas reformadores suscitan reacciones y rechazos".
-¿Por qué Francisco, que declaró santos a Juan Pablo II y a Juan XXIII hace cuatro años, ahora canonizó juntos a Pablo VI y a Romero?
-Creo que la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II juntos refleja muy bien la visión que tiene el Papa sobre cómo lograr la unidad en las comunidades tratando de superar los conflictos y manteniendo las polaridades o tensiones entre distintas figuras. Al mismo momento, al hacer santos aquellos dos papas, está mostrando la riqueza de la comunión de la Iglesia que puede contener a un papa y a otro. Ahora, al canonizar juntos a Pablo VI –el primer papa que pisó América latina, hace 50 años- y a Romero, está mostrando que Romero fue un obispo conciliar que asumió plenamente el magisterio de Pablo VI, así como la recepción del Vaticano II por parte de la Iglesia de América latina.
-¿Se puede decir que la relación más fuerte entre Francisco y Romero es la cercanía a los pobres y al pueblo?
-Creo que hay varios vínculos entre el papa Francisco y monseñor Romero: primero, su pertenencia a la Iglesia y a la cultura de América latina. Segundo, el querer reflejar a Jesús con el amor o la caridad pastoral, que debe ser lo más importante en el sacerdote. En tercer lugar, sí, la cercanía a los más pobres y lo podemos expresar en dos frases: el papa Francisco asumió más de una vez la de monseñor Enrique Angelelli, que "hay que tener un oído en el Evangelio y otro en el pueblo". Y monseñor Romero tenía una frase parecida: "cerca de los pobres, cerca de Dios".
-¿Pablo VI fue el "gran papa" de Bergoglio?
-Sí. Bergoglio fue ordenado sacerdote en 1969, cuando Pablo VI era el primer papa que había continuado, completado y puesto en ejecución el Concilio Vaticano II. Fue una gran figura sacerdotal para varias generaciones, una, la del papa Francisco. Sí podemos decir que Pablo VI fue ‘el papa del papa’, pero también Juan XXIII. El papa Francisco no solamente tiene veneración por Pablo VI, sino que además se siente un discípulo de su enseñanza: particularmente por su exhortación sobre la evangelización (Evangelii Nuntiandi). Bergoglio asumió esa enseñanza y de ahí viene su pasión por evangelizar. El título de su documento programático, "La alegría del Evangelio" está tomado de dos documentos de Pablo VI, también muy presentes en el documento de Aparecida, de 2007...
-Romero fue asesinado y Pablo VI fue muy cuestionado. Ahora vemos una oposición, aunque pequeña, muy ruidosa, contra Francisco. ¿Se puede comparar con la que tuvo Pablo VI, o es peor?
-Aquí hay otro punto de encuentro entre los dos papas. Los dos son y se conciben como papas reformadores y llevar adelante las reformas en el inmediato post-concilio, o ahora Francisco, cuando dice en la Laudato Sí que él ha querido mover a la Iglesia católica a realizar las reformas pendientes del Concilio Vaticano II, es algo muy similar... Los papas reformadores suscitan reacciones y rechazos.
-¿Por qué?
-Primero porque invitan a la audacia de cambiar las cosas conocidas y establecidas y por lo tanto hay reacciones afectivas de miedo y de incertidumbre. En segundo lugar, porque cuestionan las formas de ejercicio del poder y de organizar estructuralmente la Iglesia y las mentalidades más conservadoras tienden a afincarse en ellas. En tercer lugar, porque hoy el mensaje social del papa Francisco, como el mensaje social de Pablo VI, produce reacciones en aquellos que quieren mantener un orden mundial de cosas, a nivel político y económico, que no revisa la igualdad o equidad en el mundo entero. Así como a Pablo VI lo cuestionaron por su encíclica Populorum Progressio en 1967, desde los centros de poder mundial a Francisco también lo cuestionan por su mensaje social y sobre todo por su encíclica Laudato Sí. Creo que es destacable que en enero de 2017 cuando en una entrevista el diario El País le preguntó a Francisco si él se sentía incomprendido, él respondió que Pablo VI fue el mártir de la incomprensión porque fue un hombre que se adelantó a la historia. Pero al mismo tiempo fue realista porque sabía que no podía hacer todo al mismo tiempo, entonces se dedicó a sembrar semillas y luego fuimos cosechando lo que él sembro. Pienso que así como el papa Francisco cosecha lo que sembró Pablo VI, él sembrará para que otros cosechemos en el futuro.
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