Para combatir el desarraigo afectivo
“Muy cerca a la distancia” está integrado por padres cuyos hijos viven en el exterior; coordinado por las licenciadas Silvia Debitonto y Silvana Rubellin, funciona dos veces por semana en la Escuela de Salud Pública
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Cuando alguien decide vivir en el exterior de inmediato surgen muchas preguntas: cómo le irá, conseguirá trabajo, podrá adaptarse, volverá algún día. Pero también existe otra realidad en cierto punto parecida: la de los que se quedan.
Los familiares del emigrado son la otra cara del proceso de desarraigo. Tanto ellos como el que se va deben aprender a vivir sin el otro, en una especie de duelo decretado sólo por la distancia.
Aceptar el hecho de estar separado del ser querido, si es que alguna vez se logra, no es fácil. La propuesta de "Muy cerca a la distancia" puede considerarse una forma de conjurar esta angustia, o por lo menos transformarla en algo positivo.
En octubre de 2001 Silvia Debitonto, Silvana Rubellin, Lizzi Kugelmas, Luis Kuncewicz y Dorita Kapeluschnik, de la fundación Precavida (Prevenir para una mejor calidad de vida), tuvieron la idea de crear un grupo para padres con hijos en el exterior. La primera reunión se realizó el 11 de abril de 2002. Asistieron nueve personas. Al grupo inicial de los jueves se abrió otro los martes y hoy son alrededor de 50 personas las que asisten.
"Muy cerca a la distancia" es un espacio de reflexión donde sus miembros, coordinados por las licenciadas Silvia Debitonto y Silvana Rubellin, intercambian experiencias, información, impresiones y, tal como ellos mismos sostienen, "hablan el mismo idioma".
"Al principio este lugar se regó de lágrimas. Nadie podía abrir la boca y muchos se quedaban sentados y sólo escuchaban. Pasó mucho tiempo hasta que pudimos hacernos eco de los compañeros. La base de todo lo que se ve hoy (el compañerismo, los momentos gratos, las fiestas que celebramos, los cumpleaños) fue el principio", cuenta Musi Ostroviesky.
Experiencias
Eva Frydman hace dos años que concurre. A pesar de que su hijo volvió hace un año de Israel siguió yendo. "Cuando mi hijo estaba por volver pedí permiso para seguir viniendo. Como grupo humano nos ayudamos mucho, con un gesto, una palabra. Nos sentimos amigos, me ayuda a seguir adelante", le contó a LA NACION LINE.
Fabián Marcovich tiene dos hijos de 12 y 15 años en Israel: "Acá si querés hablar, hablás; si querés estar en silencio, lo estás. No sé si uno se acostumbra a esto. Siempre hay cosas nuevas e inesperadas que te ponen a prueba: tu cumpleaños o el de un hijo afuera, la primer enfermedad que tuvieron, etc."
Cuando los hijos o nietos vienen de visita a la Argentina van al grupo y, a su vez, cuando alguien del grupo viaja al exterior se contacta con los familiares de otros compañeros. "Cuando viaja uno, de alguna forma lo hacemos todos", aseguran. Por ejemplo, cuando Fabián viajó a visitar a su familia dejó en el Muro de los Lamentos los deseos del grupo.
Un caso particular es el de Liliana Wainstein. Emigraron sus hijos, sus hermanos y sus padres de 80 años: "Una cosa es que se vayan los hijos. Pero tolerar que se vayan los padres es distinto. Se fueron de ochenta años por la situación del país y fue muy fuerte verlos ir. Cuando se va un hijo, te quedan algunas cosas en su habitación, por ejemplo, pero ellos tuvieron que llevarse todo."
Una de las ideas que se trabajan en este grupo-taller es cómo empezar a pensar en uno mismo, tener proyectos personales al margen de la elección de sus hijos.
"En los encuentros no hablamos en general sobre los motivos del por qué se fueron los hijos. Nuestra temática es qué hacemos los padres frente a ese hecho concreto", aseguró Silvana Rubellin.
Por su parte, Silvia Debitonto destacó la persistencia de los miembros: "Lo bueno es que no se corta. Siguen viniendo, acompañándose y está presente el compromiso". Tal es así, que todos coinciden en que seguirían reuniéndose aún si volvieran sus familiares.
Quizá sólo se trate de poner en práctica una frase que figura en una de las publicaciones de "Muy cerca a la distancia": "Sólo hay dos legados durables que podemos dejarles a nuestros hijos: el primero, raíces. El segundo, alas."
"Muy cerca a la distancia"
Martes de 18.30 a 20 hs.
Jueves de 18 a 20 hs.
Escuela de Salud Pública
Marcelo T. De Alvear 2202, 2°, aula 23.
silviadebi@datafull.com.ar
lkunce@intramed.net.ar
silrub5@hotmail.com
Teléfonos: 4816-5073/ 4825-2363




