Piquetes y protestas por la falta de ayuda en Chile
Centenares de personas en barrios marginales reclaman que el gobierno no se hizo presente tras el sismo
SANTIAGO, Chile.- Molestos por la demora en la entrega de ayuda por parte del gobierno y la falta de seguridad tras el violento sismo de 8,2 grados Richter y el posterior tsunami que golpearon el norte de Chile a mediados de la semana pasada, cientos de personas manifestaron su disconformidad a través de piquetes, cortes de calles y desórdenes en Iquique y sus alrededores.
De acuerdo con un primer catastro realizado por el Ministerio de Vivienda, más de 9500 casas (la mayoría de ellas en la región de Tarapacá) fueron afectadas por el sismo, 1246 de las cuales quedaron completamente inutilizables, además del 45% de las escuelas dañadas. El terremoto también dejó seis muertos, decenas de heridos, cortes de rutas y unas seis comunidades aisladas.
Las principales quejas emanan desde los barrios más pobres de Iquique, suerte de villas miseria levantadas sobre las dunas en las que se emplaza gran parte de la ciudad costera. Según los pobladores, y pese a que los militares tomaron el control de las regiones afectadas, ninguna medida de seguridad ha sido implementada en sus villas.
La primera asonada nació precisamente en las calles de la población Dunas I, de Iquique, donde los vecinos incendiaron un auto y cortaron el tráfico.
A su vez, los habitantes de Alto Hospicio, localidad de 120.000 habitantes ubicada en las dunas, a unos diez kilómetros de Iquique, también desataron su furia después de la muerte de una beba de sólo seis días de vida, ocurrida el viernes en una carpa producto del frío, tras el derrumbe de su casa.
"Vamos a cumplir una semana desde el terremoto y todavía no tenemos ninguna noticia de qué va a pasar con nosotros. Ya murió una niñita de frío y no podemos seguir en estas condiciones", dijo a LA NACION la pobladora de Alto Hospicio Rosa Uriarte.
El ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, y el alcalde (opositor) de Alto Hospicio, Ramón Galleguillos, debieron hacer frente a los pobladores, que les dieron un plazo de 48 horas para resolver las tareas más urgentes y exigieron un subsidio de arriendo permanente de 600 dólares por cada familia afectada por la mala calidad de las viviendas sociales entregadas por el Estado.
"Todos los recursos, tanto en ayuda humanitaria como en reconstrucción, estarán disponibles", dijo el ministro del Interior, que hoy se reunirá con Bachelet en Santiago para informarle de la situación en el Norte. Peñailillo también se comprometió a enviar viviendas de emergencia desde la capital durante esta semana.
Simultáneamente, hubo focos de indignación en las poblaciones Laguna Verde y Jorge Inostrosa, sitios en los cuales se registraron quemas de neumáticos e interrupción de rutas. Algunas de las poblaciones mencionadas llevaban hasta ayer cinco días sin luz ni agua, lo que acrecentó el temor a eventuales saqueos y robos en la zona, como también a los riesgos sanitarios.
"Las barricadas las asocio a la angustia de las personas. Hay que ser comprensivo. Afortunadamente, han sido hechos puntuales. Distribuiremos las tropas en zonas donde hay puntos estratégicos y se va a reforzar el tema del orden y de la seguridad con más patrullajes preventivos", dijo el ministro de Defensa, Jorge Burgos.
En Arica, unas 150 familias se negaron a pasar la noche en las carpas habilitadas en el estadio de esa ciudad, luego de que sus casas resultaron con evidentes rajaduras y, de acuerdo con las autoridades, incapaces de resistir otro sismo similar.
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