Profesor de la Universidad de Chicago y estudioso de cómo el poder financiero es central en los esfuerzos bélicos, Paul Poast argumenta que la participación activa en la guerra va mucho más allá de enviar tropas al campo de batalla
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Al mirar el 24 de febrero de 2022 en el futuro, los historiadores podrán decir que allí no solo comenzó la invasión del territorio ucraniano por tropas rusas, sino también la Tercera Guerra Mundial, sostiene el politólogo Paul Poast.
Profesor de la Universidad de Chicago y estudioso de cómo el poder financiero es central en los esfuerzos bélicos, Poast argumenta que la participación activa en la guerra va mucho más allá de enviar tropas al campo de batalla.
Para él, armar o financiar a uno de los bandos de un conflicto es también participar activamente en él.
Por eso, tanto Estados Unidos como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) —que en las últimas semanas han enviado miles de millones de dólares en ayuda a los ucranianos y aplicaron las mayores sanciones económicas de la historia a la Rusia de Vladimir Putin— podrían considerarse participantes en la guerra actual.
Así, según esta interpretación, en la práctica las mayores potencias económicas y bélicas mundiales (Rusia, Estados Unidos y Europa occidental) ya estarían en confrontación directa y estaríamos viviendo el inicio de la Tercera Guerra Mundial.
Hay precedentes históricos para apoyar la interpretación de Poast. El principal, según el politólogo, sería el ataque japonés a Pearl Harbor, acto que arrastró a los estadounidenses a los campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial.
Por el mismo razonamiento, Poast cree que solo es cuestión de tiempo —así como de capacidad organizativa y fuerza militar— que Rusia ataque Polonia, donde fluye la mayoría de los convoyes de ayuda de la OTAN y EE.UU. para Ucrania.
Esto, sin embargo, conduciría a una importante escalada de la guerra, ya que Polonia es miembro de la OTAN, lo que implicaría que los demás países de la alianza irían a auxiliarla en los campos de batalla.
A continuación, los principales extractos de la entrevista de Poast con BBC News Brasil.
¿Estamos viviendo una guerra mundial sin entenderla del todo?
Hemos escuchado del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, que ya estamos en la Tercera Guerra Mundial. Otros líderes y pensadores han dicho cosas similares.
Mi respuesta es que depende de cómo se defina una guerra. Algunas personas usan la expresión Tercera Guerra Mundial para referirse a un conflicto en el que se utilizan armas nucleares, que en realidad sería una guerra muy corta porque sería una aniquilación nuclear.
Otros dirán que una guerra mundial tiene que tener lugar en múltiples lugares del mundo al mismo tiempo. Es decir, no puede ser como la guerra actual, solo en Ucrania, sino que tendría que incluir dos o tres continentes. Pero en mi opinión no es necesario ir tan lejos.
La clave para definir si algo es una guerra mundial es pensar en la medida en que los diferentes países están participando en el conflicto. Y esto está muy relacionado con otro concepto que utilizan muchos políticos y académicos, que es la noción de una guerra entre grandes potencias, algo que muchos argumentan que no ha ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial.
Así que mi respuesta es que creo que podemos estar en las primeras etapas de lo que los historiadores dirán luego que fue el inicio de una guerra mundial, incluso aunque nunca se usaran armas nucleares.
¿Por qué piensa eso?
Primero porque ya hay una gran potencia directamente involucrada: Rusia. Segundo, aunque otras grandes potencias como EE.UU. no pelean la guerra directamente, estamos muy cerca de eso.
EE.UU. está abasteciendo abiertamente a Ucrania todo tipo de armas para combatir a Rusia. Y el hecho de que no lo hagan en secreto, como en Afganistán cuando fue invadida por la Unión Soviética en 1989, es algo que realmente diferencia la guerra actual de las denominadas guerras subsidiarias más tradicionales, cuando las potencias apoyan a un bando de forma velada, sin revelarlo abiertamente.
Yemen es un gran ejemplo de una guerra subsidiaria entre, digamos, Arabia Saudita e Irán, que han vivido una especie de guerra fría durante décadas, donde han tratado de evitar un conflicto militar directo entre sí pero han invertido en muchos conflictos militares indirectos en Yemen.
En el conflicto de Ucrania las partes son muy claras. Por un lado tenemos a Rusia con alguna ayuda de Bielorrusia y buscando ayuda de otros países como China. Por otro lado, Ucrania con la OTAN, EE.UU. y varios otros países del llamado Occidente que los apoyan.
Entonces, en ese sentido los bandos y el campo de batalla son muy claros. Hay muchas características de las cosas que buscarías cuando tratas de decir que algo es una guerra entre grandes potencias y, dependiendo de cuántas grandes potencias estén involucradas, puedes decir que realmente es una guerra mundial.
Lo único que llevaría a alguien a decir que no estamos en una guerra mundial es que todavía no tenemos esa confrontación militar directa entre, digamos, las fuerzas de la OTAN o EE.UU. contra Rusia.
Pero si observas los comentarios de Zelensky y otros, hay un tono de que esto sucederá inevitablemente y, cuando los historiadores miren hacia atrás en ese período, dirán que en febrero de 2022, cuando comenzó la guerra, los bandos ya recibían ayuda de otros países, y que gradualmente esto alimentó la confrontación militar directa.
Eso es lo único que no hemos visto todavía. Es algo importante, por supuesto, pero el resto de los factores apuntan a una guerra mundial.
El presidente de EE.UU., Joe Biden, ha dicho que no enviará combatientes estadounidenses a luchar contra los rusos en territorio ucraniano, pero no parece ver el envío de armas y recursos financieros como parte de la guerra. Sin embargo, la participación de los estadounidenses en las dos guerras mundiales comenzó precisamente con la ayuda económica y de armamento que enviaban a sus aliados. Entonces, ¿cómo explicar esta línea de no participación que parece bastante artificial?
Creo que artificial es la palabra correcta. Una gran área de mi investigación es lo que llamo la economía política de la guerra, por lo que tomo muy en serio la idea de proporcionar fondos, suministros, recursos y cómo eso es tan vital para la guerra.
Para mí, si eres el financiador/proveedor esencial, eres un contribuyente clave al esfuerzo de guerra. Por eso es difícil decir que no eres un participante de esa guerra.
La palabra artificial es muy importante, porque si observamos la participación de EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial en particular, los estadounidenses jugaron un papel decisivo en el suministro a los aliados años antes de involucrarse directamente en los conflictos.
Aunque EE.UU. no envía oficialmente tropas a la guerra hasta 1942, entre 1940 y 1941 ya están suministrando las armas y, desde el punto de vista de Alemania, de Hitler, ya están metidos en el conflicto y ya son vistos como una gran amenaza.
Por lo tanto, desde la perspectiva del enemigo, no importa mucho si declaras la guerra o te reconoces como parte de la guerra si al financiar o armar a uno de los bandos te vuelves la razón principal por la que el enemigo está perdiendo esta guerra o se le hace mas difícil vencerla.
Se puede ver que Putin opera con esta lógica de entender la ayuda a Ucrania desde Occidente, de la OTAN y EE.UU., como parte del conflicto. Incluso él hizo declaraciones sobre cómo estas sanciones ya son una guerra económica.
Desde la perspectiva de Putin, él ya está en guerra con Occidente, con EE.UU., y no le importa que aún no se hayan usado tropas estadounidenses.
Claro que se puede decir que importa, ya que la presencia del ejército estadounidense sería un punto clave de escalada en el conflicto. Pero si Putin sigue viendo frustrado su progreso militar en Ucrania, dirá que la causa de esto es la asistencia que están brindando EE.UU., la OTAN.
Y, según su razonamiento, Putin no se equivoca al pensar así.
Sí. Hay quienes cuestionan este razonamiento diciendo: “Putin todavía no ha atacado a un país de la OTAN, si realmente cree que está en guerra con la OTAN, ¿no habría atacado ya a Polonia?”.
Y la respuesta puede ser: “El tiempo lo dirá”. Puede ser que en las próximas semanas ataque a Polonia. Y puede ser que aún no lo haya hecho porque no tiene capacidad para abrir un nuevo frente militar por las grandes dificultades en Ucrania.
En realidad, podría ser alguien lo suficientemente racional como para decir: “No quiero disparar un arma nuclear porque todavía no estoy en una situación lo suficientemente desesperada para hacerlo”.
Pero creo que si tuviera condiciones militares un poco mejores, ya habría expandido esta guerra.
Al comienzo de la guerra hablé de cómo, dependiendo de lo fácil que fuera conquistar Ucrania —lo que, por supuesto, resultó ser bastante difícil—, Putin buscaría expandir el conflicto a los países vecinos, así que creo que la única razón por la que aún no ha atacado otros puntos de Europa es que todavía no ha logrado ganar en Ucrania, por lo que no tiene forma de redirigir fuerzas.
Pero este sería un escenario en el que las intenciones de Putin van mucho más allá de Ucrania. En su opinión, ¿qué quiere Putin con su ofensiva militar?
Creo que su objetivo final era recrear al menos una parte del Imperio de la Unión Soviética, es posible incluso que del Imperio Ruso.
Esto se percibe en su retórica antes de la invasión. Y si hubiera sido fácil, creo que habría buscado la anexión completa de Ucrania para hacer de Ucrania no solo un estado independiente subordinado a Rusia, sino parte de Rusia.
Si lo lograba, creo que habría apuntado a otras exrepúblicas soviéticas que no están totalmente alineadas con Rusia, como Moldavia o la propia Georgia. Y si eso resultaba lo suficientemente fácil, miraría a los estados bálticos, aunque claro que son un escenario totalmente distinto porque están en la OTAN.
Ahora, en mi opinión, tuvo que ajustar su objetivo. Creo que todavía espera lograr un cambio de régimen en Ucrania. El escenario, sin embargo, es que podría terminar en un atolladero en Ucrania del que no quiera retirarse, pero donde tampoco pueda avanzar hacia su objetivo final.
Antes de la invasión, Biden dejó en claro que las fuerzas de la OTAN o de EE.UU. no lucharían directamente en Ucrania, pero no anunció ninguna restricción en términos de apoyo financiero o armamentístico para Zelensky. Recientemente, sin embargo, los estadounidenses y sus aliados han descartado enviar aviones de guerra a Ucrania. ¿Por qué dejar de enviar aviones si ya están enviando drones antiaéreos?
El envío de aviones sería una fórmula para escalar el conflicto. Esto porque enviar los aviones por tierra a una zona de guerra sería un gran desafío logístico. Entonces, los aviones tendrían que despegar de algún territorio de la OTAN, realizar operaciones militares y luego regresar a la base.
Por eso, la idea inicial era que los aviones partieran de una base en Alemania y no en Polonia, ya que desde la base aérea polaca cercana a la frontera con Ucrania los aviones y la propia base aérea serían blancos fáciles para los rusos.
Pero el problema no es solo ese. Incluso aunque los pilotos fueran ucranianos, serían aviones polacos, partiendo de una base de EE.UU. en Alemania para atacar territorio ucraniano y luego regresar a la base. Los rusos evidentemente verían esto como una escalada en la participación de EE.UU. y aliados de la OTAN.
Pero EE.UU. y sus aliados envían constantemente armas a los ucranianos y estas armas normalmente pasan por la frontera polaco-ucraniana. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre enviar aviones u otras armas desde territorio polaco?
Sí, y por eso una de las mayores preocupaciones actuales es la posibilidad de que Rusia tenga como objetivo estos convoyes de recursos y abastecimiento que cruzan la frontera entre Polonia y Ucrania.
Por eso mismo creo que si hay algún miembro de la OTAN con más probabilidades de ser atacado por los rusos hoy, es Polonia.
Es cierto que Putin tiene intereses territoriales en los Balcanes que antes habrían sido un objetivo más evidente, pero ahora Polonia es el que ofrece ayuda más directa a Ucrania, y para los rusos es fácil decir que Polonia es un canal de armas para los ucranianos, además de ser hacia donde va la mayoría de los refugiados.
Entonces, este podría ser precisamente el argumento de Rusia para atacar a un país de la OTAN acusándolo de haber agredido primero, de ser una farsa el argumento de los líderes políticos de EE.UU. de que existe una distinción entre suministrar armas y operarlas directamente en una guerra.
¿Hay algún precedente histórico para una situación como esta?
El mejor ejemplo histórico es EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial.
En 1937, Japón se involucró en una guerra en China y por eso EE.UU. terminó imponiéndole un embargo de petróleo.
Luego China se benefició con los suministros de Préstamo y Arriendo (un programa del presidente estadounidense Franklin Roosevelt para financiar, a través de préstamos, armas y recursos para los países aliados).
Esto llevó a Japón a darse cuenta de que no podría ganar la guerra en China dado el apoyo estadounidense y a tomar la decisión de atacar Pearl Harbor.
Básicamente, el ataque de Japón a Pearl Harbor tenía el objetivo de detener la ayuda de guerra a China, pese a que los estadounidenses no tenían tropas en suelo chino. Este es un caso clásico en el que EE.UU. trató de evitar involucrarse efectivamente en el conflicto, pero fue percibido como una amenaza tan importante que terminó siendo atacado y llevado al conflicto de forma directa.
China es central en el destino del conflicto en Ucrania y hasta ahora ha mantenido una postura ambigua. La semana pasada, su líder Xi Jinping y el presidente Biden hablaron durante casi dos horas sobre la situación. Los estadounidenses han acusado a los chinos de considerar financiar a los rusos, lo que Pekín niega. Después de la conversación, Xi dijo que los países no deberían enfrentarse en los campos de batalla. ¿Cómo ve la situación china?
La posición de China a lo largo de esta crisis ha sido de ambigüedad, no han hecho declaraciones fuertes a favor o en contra de Rusia.
Lo que parece surgir de esta conversación entre EE.UU. y China, en el sentido de evitar enfrentarse directamente en Ucrania, se puede leer de varias maneras.
No significa que China no apoyará a Rusia. Simplemente significa que, al igual que Biden, Xi no tiene la intención de enviar tropas chinas directamente a Ucrania.
Ninguno de los dos países quiere que una posible guerra subsidiaria entre ellos se vuelva una guerra directa entre EE.UU. y China. Y vale la pena recordar que los dos países ya estuvieron de lados opuestos en conflictos después de la Segunda Guerra Mundial: Vietnam es el mejor ejemplo de esto.
Pero aunque no se espere una confrontación directa entre los países, aún está sobre la mesa que China brinde algún tipo de asistencia directa a Rusia. Y por cierto la amenaza de sanciones económicas (por parte de EE.UU.) no es suficiente para evitar que China haga lo que crea que es de su interés estratégico primordial.
La gente señala los enormes intercambios comerciales entre EE.UU. y China para decir que una guerra entre los dos países es poco probable debido al costo económico que implicaría para ambos y para el mundo.
Pero en 2017, cuando se produjo la crisis de los misiles de Corea del Norte, China alivió la crisis dejando claro que si EE.UU. atacaba a Corea del Norte, los chinos defenderían al país, aunque se mantendrían neutrales si un ataque estadounidense fuera motivado por una provocación norcoreana.
Y la asistencia a Rusia sigue la misma lógica. Putin y Xi firmaron recientemente un acuerdo de amistad, se ven a sí mismos como parte de este nuevo orden internacional que quieren liderar.
Por eso esta es una de las mayores implicaciones de este conflicto, que va mucho más allá de los horribles escenarios de ataques a civiles y la destrucción de un país.
Si China optara por una alianza con Rusia para intentar crear un orden internacional alternativo a Occidente, esto tendría enormes implicaciones básicamente para el resto del siglo XXI.
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