Saqueadores: investigan el misterio de las tumbas reabiertas hace 1400 años
Un grupo de científicas publicó un estudio donde explicaron el hábito deliberado de apertura y de adulteración de las sepulturas, que ocurrió a partir de finales del siglo VI d.C.
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Un equipo de arqueólogas estudió una gran cantidad de tumbas para establecer las razones por las cuales las personas que vivieron en Europa hace unos 1400 años reabrían los sepulcros con la intención de mover los huesos de los difuntos y sacar sus objetos personales.
En una nueva investigación, publicada en la revista científica Antiquity, las científicas explicaron el hábito deliberado de apertura y de adulteración de las sepulturas, que ocurrió a partir de finales del siglo VI d.C.
“La práctica de reabrir y manipular las tumbas poco después del entierro, tradicionalmente descrita -y desestimada- como “robo”, está documentada en cementerios desde Transilvania hasta el sur de Inglaterra”, escribió el equipo de investigadoras en el artículo.
En la publicación, las arqueólogas analizaron las excavaciones de distintos cementerios en cinco regiones europeas y descubrieron que, entre los siglos VI y VIII d.C., los individuos abrían las tumbas y sacaban objetos por razones que no estaban relacionadas con el robo.
“Hicieron una cuidadosa selección de las posesiones que se llevaban, sobre todo tomando los broches de las mujeres y las espadas de los hombres, pero dejaron atrás muchos otros elementos de valor, incluso objetos de metales preciosos, como colgantes de oro y plata”, aseguró Alison Klevnäs, investigadora de la Universidad de Estocolmo y coautora del estudio.
Las expertas también descubrieron que muchos de los objetos extraídos de las tumbas estaban en mal estado, especialmente las espadas, y no habrían tenido ningún uso práctico ni valor económico.
“La investigación muestra que la mayoría de las tumbas se reabrían una generación después del entierro, y a veces menos. El marco temporal más frecuente para la reapertura fue después de la descomposición de los tejidos blandos, pero antes de que cualquier contenedor de madera se hubiera podrido”, explicó Klevnäs.
Aunque desconocen la razón exacta por la que sacaban los objetos de las tumbas, las arqueólogas consideraron varias causas. “La reapertura de las tumbas formó parte de un repertorio de posibles compromisos con los restos mortuorios en una amplia zona geográfica, pero las motivaciones estaban impulsadas tanto por las preocupaciones locales como por una comprensión compartida de la muerte y sus ritos”, escribieron las científicas.
Según las investigadoras, el hecho de que las personas se llevaran efectos personales de los difuntos sugiere algún tipo de motivación metafórica. “Las espadas y los broches son algunos de los objetos con mayor carga simbólica de las tumbas. Se daban como regalos y se transmitían como reliquias. Son objetos utilizados para vincular a las personas, incluso entre generaciones. Aportan historias y recuerdos. Así que es probable que los hubieran recuperado por estas razones”, indicó Klevnäs.
Sin embargo, esta práctica de volver a abrir las tumbas no duró por mucho tiempo. “La costumbre de reabrir se extendió por Europa occidental a partir de finales del siglo VI y alcanzó su punto álgido en el siglo VII. En la mayoría de las zonas, desaparece a finales del siglo VII”, concluyó la investigadora.
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