Sumida en la crisis, la Unasur tiene un destino cada vez más incierto
RÍO DE JANEIRO. La Unasur está en coma. Sin secretario general, con el enfrentamiento de dos bandos ideológicos que en abril llevó al portazo de la mitad de sus Estados miembros, el organismo regional sufre graves problemas financieros, corre el riesgo de perder su sede en Quito y está sumido en una profunda crisis que, tras una ola de acusaciones de abuso de poder, corrupción y acoso sexual, desembocó el lunes último en la renuncia de su máxima autoridad de facto.
Creada en 2008 por iniciativa de los presidentes Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela) y Néstor Kirchner (Argentina) con la ambición de convertirse en la principal institución política de América del Sur, en muy pocos años la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) sigue el camino de varios otros organismos regionales, como la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el propio Mercosur, que no han sido efectivos para resolver los desafíos políticos latinoamericanos.
La Unasur quedó acéfala en febrero de 2017, al finalizar el mandato como secretario general del expresidente colombiano Ernesto Samper. Los problemas en la sucesión comenzaron cuando Venezuela, Bolivia y Ecuador bloquearon la nominación del embajador argentino José Octavio Bordón que hizo el gobierno de Mauricio Macri.
Ante la impasse, se decidió que el jefe de gabinete de Samper, el también colombiano Yuri Chillán, se mantendría como "ordenador de gasto y pago primario" hasta que se resolviera la titularidad en la secretaría general. En los últimos 18 meses, los doce países miembros no arribaron a un consenso sobre el tema; es más: aumentaron tanto las desavenencias ideológicas entre los originales gobiernos de izquierda y los nuevos de centroderecha que a fines de abril, cuando Bolivia asumió la presidencia pro témpore de la Unasur, la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú anunciaron que dejarían de participar en el organismo por tiempo indefinido y suspendieron también sus aportes, claves para hacer frente al presupuesto anual de funcionamiento, de US$10 millones.
Al día de hoy, la Unasur tiene en caja apenas US$4,1 millones, de los cuales el gobierno de Maduro desembolsó la semana pasada US$2,3 millones. Para hacer frente a la penuria financiera, la cantidad de personal se recortó de 54 a 32 funcionarios, y se cancelaron programas, actividades y otros gastos.
Entretanto, en el interior de la sede en Quito estalló un fuerte conflicto entre Chillán y tres de los cinco directores de áreas: el argentino Mariano Nascone (Asuntos Sociales), el brasileño Pedro Silva Barros (Asuntos Económicos) y el chileno David Álvarez Veloso (Seguridad Ciudadana y Justicia). Chillán fue acusado de usar los recursos de la institución para fines personales, abuso de poder y acoso sexual a dos exfuncionarias.
"Cuando los cancilleres me encargaron la responsabilidad, esos tres directores iniciaron una batalla violenta para quedarse ellos con el cargo. Sin realizar ninguna denuncia concreta ante la Justicia ecuatoriana, jugaron con mi honra personal y mi prestigio profesional", señaló a LA NACION Chillán, quien después del alejamiento de los tres directores -por fin de su contrato o renuncia, el lunes pasado también anunció su retiro, efectivo a partir del 20 del actual.
Contactado por LA NACION, Nascone no quiso hacer comentarios. Sin embargo, Álvarez Veloso y Silva Barros ratificaron sus acusaciones contra Chillán y aclararon que habían sido debidamente elevadas a los consejos de delegados y ministros. "Pese a toda la documentación que presentamos, se optó por el silencio y no hacer nada", resaltó Álvarez Veloso, de Chile.
Fuentes de otros Estados miembros que requirieron el anonimato indicaron que el trasfondo de toda la disputa se centra en el control que Venezuela ha querido mantener en torno a la Unasur.
"Tanto Samper como Chillán tuvieron una relación incestuosa con Venezuela y han sido funcionales a los intereses del régimen", explicó una de las fuentes. Otra apuntó contra dos miembros de la coordinación venezolana el "embajador" Elvis Urbina y el general Alfredo Pardo como "quienes realmente mandan hoy en el organismo", sin que importe que Evo Morales ejerza la presidencia pro témpore.
Chillán rechazó estas versiones. "Aquí siempre se han respetado las reglas para mantener la integridad del organismo", dijo. También descartó que Ecuador pueda quedarse con el edificio de su sede, que costó más de US$40 millones. En los últimos días, a raíz del escándalo de los cuadernos de las coimas, grupos en Quito han pedido retirar la estatua de Néstor Kirchner que se levanta en la entrada del edificio.
Como mayor contribuyente a la Unasur, Brasil ve la crisis del organismo con pena, pero con esperanzas de que pueda ser reformado. "Para Brasil es importante contar con un foro político de coordinación regional donde debatir los problemas que nos afectan a todos", destacó Paulo Estivallet, subsecretario general de América Latina y el Caribe en el Palacio de Itamaraty.
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