Temor a una escalada: tensión, críticas y “barandas” de contención en la primera cumbre entre Joe Biden y Xi Jinping
Los mandatarios de las dos superpotencias dialogaron de manera virtual durante más de tres horas y dejaron al descubierto los focos de conflicto entre Estados Unidos y China
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WASHINGTON.- Estados Unidos y China buscaron anoche marcar parámetros para mantener una relación áspera que ha dado lugar a una nueva Guerra Fría en el siglo XXI dentro de “barandas” que ayuden a preservar las diferencias, las tensiones y la competencia entre las superpotencias globales bajo control y evitar escaladas que puedan derivar en un conflicto.
El presidente norteamericano, Joe Biden, y el líder chino, Xi Jinping, mantuvieron anoche una primera cumbre virtual que se estiró por más de tres horas, y dejó al descubierto las crecientes tensiones que dominan el vínculo entre Washington y Pekín. Sin avances concretos, algo que quedó plasmado en la ausencia de un comunicado común, cada uno marcó por su lado una lista de puntos de fricción, críticas y enfrentamientos que enmarcan la puja actual y dejaron al descubierto las profundas diferencias de visión de ambas naciones.
Biden, dijo la Casa Blanca en su comunicado, planteó su preocupación por los abusos en Xinjiang, Tibet y Hong Kong y los derechos humanos en general, y las “políticas económicas y comerciales injustas” de China. Biden remarcó también la necesidad de “manejar riesgos estratégicos” y la necesidad de tener “barandas de sentido común” para que la competencia no derive en un conflicto. Xi Jinping dijo que los planteos sobre derechos humanos no deben ser usados para “meterse en los asuntos de otros países”, y dejó una fuerte advertencia por el apoyo estadounidense a Taiwán: dijo estaba “jugando con fuego”.
Pese a los contrapuntos, ambos líderes mostraron voluntad de cooperación y la cumbre avanzó sin perder un tono cordial. La necesidad de hacer frente al cambio climático emergió como un punto de coincidencia. Estados Unidos y China firmaron una declaración conjunta en la última cumbre climática COP26 en Glasgow en la cual se comprometieron para “reforzar” la implementación del Acuerdo de París y acelerar la ofensiva contra el calentamiento global.
“Me parece que necesitamos establecer algunas barandas de seguridad de sentido común”, dijo Biden, usando una frase que su administración recalcó después en el comunicado difundido por la Casa blanca. “Tenemos una responsabilidad con el mundo, así como con nuestra gente”, ahondó.
Xi afirmó que el mundo es lo suficientemente grande como para que los dos países se desarrollen individual y colectivamente, y afirmó: “Lo correcto es elegir el beneficio mutuo sobre el juego de suma cero, o el enfoque de yo gano, tú pierdes”, según indicó la agencia de noticas china Xinhua. “Necesitamos tratarnos como iguales, mantener las diferencias bajo control y buscar puntos en común mientras nos reservamos las diferencias”, apuntó.
Tensión
Las tensiones entre China y Estados Unidos –un abanico de asuntos que va desde el respeto a los derechos humanos, las libertades individuales, la seguridad global y el vínculo comercial y tecnológico entre los dos países– son una de las mayores preocupaciones de política exterior en Washington.
Las inquietudes y el enfoque global hacia China no se alteró con los cambios de gobierno. Donald Trump tensó la relación con la imposición de tarifas y las críticas al “robo de tecnología” y las violaciones de derechos humanos. Lejos de un reseteo, el Departamento de Estado de Biden denunció un “genocidio” en Xinjiang de la etnia Uigur.
Taiwán ha sido otro foco de tensión. Pekín reivindica la soberanía de la isla de 23 millones de habitantes, aunque no la controla. Por su parte, Washington apoya militarmente a Taiwán, pero por ahora se ha abstenido de respaldar su independencia. Biden reiteró el compromiso de Estados Unidos con la política de “Una Sola China”. Pekín intensificó las incursiones aéreas sobre la isla luego de ejercicios militares de Estados Unidos, el Reino Unido y otros países en el mar del Sur de China.
Desde su llegada a la presidencia, Biden tampoco modificó la guerra comercial iniciada en 2018 por Trump, y Estados Unidos sigue practicando aranceles punitivos sobre numerosos productos chinos. El mandatario estadounidense “fue claro sobre la necesidad de proteger a los trabajadores estadounidenses contra las prácticas comerciales y económicas desleales” de China, indicó la Casa Blanca.
Analistas que siguen los vaivenes de la relación bilateral creen que las tensiones perdurarán ante las diferencias ideológicas de ambas potencias, y la creciente influencia global de China en el mundo de la mano de un mayor poderío económico.
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