Tras 22 años, Noriega regresó a Panamá
Enfrenta una condena de 60 años de cárcel
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CIUDAD DE PANAMA.- En medio de una gran expectativa y fuertes medidas de seguridad, el ex dictador panameño Manuel Antonio Noriega, de 77 años, volvió ayer a su país extraditado desde París, después de haber purgado 22 años de cárcel, principalmente en Estados Unidos, a cuyo gobierno sirvió en el pasado como colaborador de la CIA.
La sociedad panameña se mostró dividida a la hora de pronunciarse sobre el retorno de Noriega, reflejo de la mezcla de odio y admiración que suscitó el ex general cuando estuvo al frente del país (1983-1989).
Tras un largo viaje desde París, con escala en Madrid, Noriega fue trasladado en helicóptero a una celda de la cárcel El Renacer, en una zona selvática a orillas del canal interoceánico. Las imágenes transmitidas por la prensa local lo mostraron en una silla de ruedas y con el rostro tapado con un abrigo.
"Noriega regresa y debe pagar por el daño y el horror cometidos contra el pueblo panameño", dijo el presidente Ricardo Martinelli, que asumió en 2009, tras las cuartas elecciones democráticas celebradas en el país desde la caída de Noriega.
Panamá solicitó la extradición a Francia de Noriega para que cumpla en el país centroamericano las penas por los delitos cometidos durante su gobierno. Noriega, que sufrió un derrame cerebral en 2004, permanecía recluido en Francia desde 2010. Los tribunales panameños lo condenaron en ausencia a un total de 60 años de cárcel por el asesinato del dirigente opositor Hugo Spadafora en 1985, así como por el fusilamiento de varios militares que trataron de derrocarlo. Incluso condenado, Noriega podría abandonar la prisión gracias a una ley que permite a los reos mayores de 70 años cumplir las sentencias bajo arresto domiciliario.
Por el momento, lo aguarda una celda gris de unos 12 metros cuadrados, con dos ventanas, una puerta de metal, una cama individual y un baño, según las imágenes divulgadas por el gobierno.
"El interno Noriega será ubicado en una celda individual, sin lujos y en similares condiciones del resto de los detenidos. Las medidas de seguridad han sido reforzadas", subrayó el Ministerio de Gobierno.
El general pasó de ser un aliado de Washington en los últimos tiempos de la Guerra Fría al principal objetivo de una invasión norteamericana. Tras colaborar con la CIA, Noriega se convirtió en enemigo de la Casa Blanca, que lo acusó de abrir las puertas del país a los carteles colombianos que distribuían droga a Estados Unidos.
Los recuerdos de su régimen aún se mantienen vivos, particularmente entre sus opositores, pero también entre los habitantes de la barriada marginal de El Chorrillo, que fue destruida parcialmente por las tropas norteamericanas en la invasión de 1989.
"Creo que la edad que tiene él es para que le perdonen muchas cosas y que no lo lastimen. Está muy mayor, tiene hijas, nietos; no es el único que tiene pecados'', afirmó la profesora de danza Ileana de Sola, de 80 años, que vive en la capital panameña.
"Llegó la hora de que Noriega se enfrente a la justicia de Panamá por sus delitos de lesa humanidad; el sistema judicial debe probar que tiene independencia y los panameños deben acompañar a las víctimas", dijo Alida Spadafora, hermana del opositor Hugo Spadafora, ejecutado por orden de Noriega.
Antiguos opositores y víctimas de su régimen sostienen que Noriega no ha dado muestras de arrepentimiento y señalan que él mismo ha dicho, a través de sus abogados, que regresará a su país para defenderse.
Avejentado, con dificultades para caminar y varios problemas de salud, el ex hombre fuerte de Panamá reafirmó varias veces ante jueces franceses en los últimos meses su voluntad de regresar a su país, sin "odios ni rencores".
"Aquí no hay odios ni rencores, lo que hay es la exigencia de que quien comete un delito en este país lo tiene que pagar en la cárcel", dijo Aurelio Barría, creador en 1987 de la Cruzada Civilista de protestas contra el régimen, quien pidió a la población que se manifestase ayer haciendo sonar sus cacerolas.
Agencias AP, AFP y EFE

