Un comando de elite australiano abordó el barco de los refugiados
CANBERRA.- Australia desató ayer un conflicto diplomático con el gobierno de Oslo al ordenar a una unidad armada de elite el abordaje del buque noruego Tampa, escenario del drama humanitario que desde hace cuatro días atraviesan cientos de refugiados afganos.
El gobierno australiano tomó esta drástica decisión para evitar su amarre en la isla australiana de Christmas, 1500 kilómetros al oeste del territorio continental, luego de que el capitán del barco desafiara la orden de alejarse de las aguas australianas, impartida por las autoridades ante el temor de que los refugiados intentaran alcanzar la costa a nado.
Sin embargo, la operación militar, de la que participaron unos 50 efectivos de la unidad de elite SAS, evitó que el barco llegara a Christmas, pero no logró convencer al capitán del Tampa, Arne Rinnan, de emprender el regreso a aguas internacionales. En cambio, provocó una airada reacción del gobierno noruego, que cuestionó la legalidad del abordaje de la nave y solicitó la intervención en el caso de la Cruz Roja Internacional, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y otras agencias de ayuda humanitaria.
A bordo de la nave, y en condiciones cada vez más alarmantes, se encuentran 438 refugiados rescatados el lunes frente a las costas de Indonesia por el carguero noruego cuando el transbordador indonesio en el que viajaban estaba a punto de hundirse.
También Indonesia se negó a recibir a los refugiados, pese a haber accedido inicialmente, y otro tanto hizo anoche el gobierno de Nueva Zelanda.
Presión internacional
Pese a la creciente presión internacional, la posición de Australia no varió desde el inicio de la crisis. "No tenemos ninguna intención de dejar atracar este barco o bajar a la gente en territorio australiano", subrayó el primer ministro de ese país, John Howard, que insistió en que los refugiados sean acogidos por Indonesia en el puerto de Merak, a unas 12 horas de viaje desde su actual ubicación.
La tripulación del carguero noruego reiteró ayer que hay varias personas a bordo inconscientes o que requieren asistencia médica inmediata, pese a que habrían levantado la huelga de hambre que sostenían desde el lunes pasado. Fue por esta razón que el capitán del barco emitió en la noche del lunes una señal de auxilio y se acercó sin permiso a la isla Christmas.
Médicos militares que subieron a bordo junto con la unidad australiana de elite afirmaron, sin embargo, que los refugiados están en buen estado y se negaron a brindarles atención médica mientras el buque navegue en aguas territoriales.
Según analistas, Canberra intenta disuadir con su actitud el accionar de mafias indonesias que cobran miles de dólares a refugiados de distintos países, a los que prometen desembarcar en las costas de Australia.
La situación generó diferencias diplomáticas al profundizarse el conflicto con acusaciones mutuas entre Canberra y Oslo. Howard dijo que se había quejado ante su par noruego, Jens Stoltenberg, de lo que considera una violación del derecho internacional, mientras que este último calificó el envío de efectivos australianos al barco como "una respuesta totalmente equivocada a un grave problema humanitario".
En respuesta, Howard acusó al capitán noruego de entrar en forma ilegal en las aguas de su país y justificó la acción de sus fuerzas de seguridad diciendo que Australia está "a punto de perder el control sobre la llegada de personas al país".
Derechos
Por su parte, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores noruego, Karsten Klepsvik, invitó a recordar que "esa gente fue rescatada del mar y busca asilo y, como tal, tiene derechos".
Klepsvik afirmó que el diálogo con las autoridades australianas continúa "abierto" y negó que el gobierno noruego haya elevado una queja contra Australia ante la Organización Internacional Marítima, aunque reconoció que su país pedirá a este organismo "que preste atención" a las infracciones a la Convención Internacional de la Ley del Mar que esta situación está causando.
El Tampa puede llevar un máximo de 40 personas a bordo y "forzar al barco a permanecer fuera de puerto con cientos de refugiados vulnera esa convención", detalló el vocero.
"El Tampa no se moverá de la costa"
"La situación es firme: el barco no se moverá", dijo ayer a LA NACION un vocero de la empresa a la que pertenece el Tampa, el carguero noruego que permanece anclado con 438 refugiados a bordo frente a las costas de la isla de Christmas, al oeste de Australia.
Hans Christian Bangsmoen, director de Información de la compañía Wallenius Wilhelmsen, dijo haber hablado ayer por teléfono con el capitán de la nave, Arne Rinnan, quien desafió la orden del gobierno de Canberra de mantenerse alejado de la isla.
Según Bangsmoen, el barco "se quedará en la misma posición hasta que el gobierno australiano decida qué hacer con los refugiados, porque no tiene permiso para entrar en aguas internacionales con esa gente a bordo".
Hasta entonces, los hombres, mujeres y niños que fueron rescatados por el carguero el domingo último, cuando se hundía el ferry indonesio en el que viajaban, serán alimentados por la empresa Wilhelmsen, dijo el vocero, y agregó que la situación a bordo del Tampa era ayer "muy calma".
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