Un dictador brutal, estrafalario y con instinto de supervivencia

SEUL (AFP).- La vida de Kim Jong-il está repleta de anécdotas extravagantes de orgías de playboy empapadas en coñac. Pero el "querido líder" de Corea del Norte, un dictador brutal y estrafalario, es uno de los grandes sobrevivientes de la política internacional.

Kim, de 66 años, que no asistió a un importante desfile militar en Pyongyang ayer y que, según el servicio de inteligencia estadounidense, puede haber sufrido un derrame cerebral, ha visto pasar a innumerables presidentes en Estados Unidos y en Corea del Sur.

Mientras el presidente George W. Bush incluyó a Corea del Norte en de su famoso "eje del mal", junto con Irak e Irán, y bromeó acerca de su líder "pigmeo", Kim no dijo nada en público y dejó en manos de voceros anónimos la tarea de condenar la "lepra moral" de Estados Unidos.

Un ejército de 10 millones de soldados con respaldo nuclear protege a Corea del Norte y a su líder absoluto. Otro ejército, más allá de sus fronteras, analiza febrilmente cada noticia de cualquier declaración posible del jefe de ese Estado.

Kim asumió el control de Corea del Norte en 1997. Había dejado pasar tres años desde la muerte de su padre, Kim Il-Sung, fundador y "Gran Líder" del Estado stalinista.

Al igual que lo que ocurrió con su padre, un intenso culto a la personalidad creció en torno de Kim Jong-il, que usó la propaganda, los campos de prisioneros y el gigantesco ejército para ganar la devoción, semejante a la que se ofrece a un dios, del pueblo de Corea del Norte.

Según los medios del país, apareció un arco iris sobre el sagrado monte Paedku, donde se dice que nació Kim, y además él mismo hizo 11 hoyos en uno en una sola vuelta de golf.

Los analistas de Corea del Sur dicen que nació el 16 de febrero de 1942 en un campamento de guerrilleros rusos mientras su padre combatía contra las fuerzas japonesas que habían colonizado la península de Corea.

Después de graduarse, en 1964, Kim escaló sin cesar los escalafones del partido gobernante, el Partido de los Trabajadores de Corea. En las anécdotas sobre Kim emergen los aspectos brutales y estrafalarios de su naturaleza. Se sabe que planeó los ataques contra aviones de pasajeros de Corea del Sur en 1983 y 1987.

Fotos por doquier

Kim jamás sube a un avión y prefiere los trenes blindados como medio de transporte en los raros viajes a que ha realizado a Pekín y Moscú en los últimos años.

Las fotos de Kim y de su padre vigilan desde las paredes de cada habitación de los espartanos hogares norcoreanos. Los usuarios de las líneas de subterráneo de Pyongyang pueden ser arrestados por sentarse sobre un periódico que tenga la foto de uno de los Kim en la primera plana... cosa que ocurre casi todos los días.

Los medios extranjeros se han concentrado en publicar las fotos de Kim con su peinado batido y sus zapatos con plataforma mientras bebía buenos vinos en sus escasas reuniones con líderes extranjeros.

Kim también fue el ideólogo del secuestro del director cinematográfico surcoreano Shing San-ok y de su esposa para que ayudara a filmar películas en el Norte.

Durante la década de 1990, su país fue azotado por una hambruna que mató a cientos de miles de personas, posiblemente millones. En ese momento, los periódicos de Corea del Sur estuvieron repletos de historias no comprobadas sobre las salvajes fiestas de Kim con prostitutas.

Sin embargo, muchos analistas afirman que el retrato de Kim que se pinta es erróneo. Muchos expertos dicen que es un duro realista político que consiguió mantener el control del poderoso ejército norcoreano mientras desafiaba a Estados Unidos.

Madeleine Albright fue a Pyongyang y se reunió con Kim en una de sus últimas misiones como secretaria de Estado, en 1999. "Me pareció muy competente e informado", dijo tras la reunión, aunque señaló que algunos de sus grandilocuentes comentarios acerca del futuro de la economía de Corea del Norte eran ilógicos.

"En el resto del mundo existe el mito de que es un estrafalario playboy. Pero él es un político muy astuto", dijo Michael Breen, autor de una biografía de Kim Jong-il. "Tiene esa habilidad norcoreana de jugar muy bien con cartas malas -dijo Breen-. No es en absoluto un hombre iluso o confundido."

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