Un gigantesco apagón provocó el caos en Brasil
SAN PABLO.- Casi cien millones de brasileños fueron afectados ayer por un corte de energía cuando una caída abrupta en la tensión de la red dejó fuera de servicio la central hidroeléctrica de Itaipú.
Este apagón fue considerado uno de los tres más importantes de la historia de Brasil y la mayor interrupción que haya registrado la central de Itaipú, donde 13 de las 18 gigantescas turbinas dejaron de funcionar. El apagón afectó a tanta gente como los dos anteriores (de 1999 y 1985), pero en este caso algunas regiones sólo quedaron sin energía eléctrica durante pocos minutos, lo que minimizó el impacto.
La caída de una línea de transmisión eléctrica en San Pablo, supuestamente por motivos técnicos, habría disparado una reacción en cadena que interrumpió el funcionamiento de Itaipú.
A las dos de la tarde, literalmente medio Brasil -sur, sudeste y centro oeste del país- quedó sin semáforos, televisión o computadoras. Todos los cuerpos de bomberos tuvieron que movilizarse rápidamente para rescatar a centenares de personas que quedaron atrapadas en ascensores. En San Pablo, el normalmente caótico tránsito se volvió infernal. Sin semáforos y sin agentes viales suficientes para coordinar las principales avenidas, se formaron embotellamientos en toda la ciudad.
Los subtes dejaron de funcionar y obligaron a la gente a salir a la superficie a tomar colectivos, lo que recargó todo el sistema de transportes.
El "black out" afectó el sur, el sudeste y el centro oeste del Brasil, las regiones en que se concentra la mayor parte de los 170 millones de brasileños y las industrias. San Pablo, Río de Janeiro, Minas Gerais y Brasilia, por ejemplo, resultaron paralizadas durante períodos que variaron entre algunos minutos y cuatro horas.
A oscuras, y temiendo saqueos o robos, muchos supermercados y negocios directamente cerraron sus puertas. Tampoco hubieran podido operar, ya que el uso de tarjeta de crédito y débito es muy común en las principales ciudades brasileñas, y los equipos para usarlas no estaban funcionando.
Sin producción
Tomadas de sorpresa por el " blecaute " -adaptación portuguesa de "black out"-, industrias como Volkswagen dejaron de producir 300 vehículos en sus dos plantas, mientras que la siderúrgica Belgo Mineira no pudo fabricar durante el apagón 600 toneladas de hilo de acero.
Como muchos bancos no pudieron operar, el Banco Central emitió una norma prorrogando todos los vencimientos de hoy para mañana.
La energía fue volviendo de a poco, a medida que las generadoras de la usina de Itaipú iban entrando nuevamente en funcionamiento.
Hasta anoche, el gobierno tenía apenas una explicación parcial de lo ocurrido. La causa más probable fue la caída de una línea de transmisión de energía desde la usina de Ilha Solteira (SP) hasta una subestación de energía en Araraquara (SP), por motivos que aún se desconocen. Como medida de seguridad, las turbinas de la central hidroeléctrica de Itaipú que abastecen el lado brasileño -el lado paraguayo no fue afectado- salieron de funcionamiento, para no recargar el sistema.
Eso había ocurrido sólo una vez en toda la historia de Itaipú. Fue en 1999, cuando el apagón general ocurrió a la noche y dejó 80 millones de personas a oscuras, pocos días después del mayor apagón de la historia argentina.
Una posible sobrecarga
El ministro de Minas y Energía, José Jorge, salió ayer rápidamente a aclarar que el apagón no tuvo nada que ver con las medidas de ahorro energético que está teniendo que tomar el país por causa de la falta de agua en las usinas hidroeléctricas.
Sin embargo, puede haber existido realmente una relación del caso con la falta de energía, ya que, según el secretario de Energía de San Pablo, Mauro Arce, el Estado está priorizando la generación de electricidad en las usinas que tienen una reserva de agua mayor, "por lo que está habiendo una concentración en algunos puntos, y eso puede provocar una sobrecarga en los equipos".
Si un equipo o una central se sobrecarga y sale de funcionamiento, automáticamente todo el sistema sale de funcionamiento como medida de seguridad.
El gobierno federal se comprometió a informar hoy la conclusión final sobre lo ocurrido.
El plan de racionamiento energético continuará durante algunos meses más, aunque luego de las lluvias de verano el panorama está bastante menos crítico que en junio, cuando se temía que Brasil podría quedar a oscuras. De cualquier forma, los brasileños siguen siendo obligados a gastar 20% menos de energía que en el mismo mes del año pasado y se acostumbraron a usar el ascensor de servicio, ya que el principal fue apagado en casi todos los edificios, como otra forma de cumplir la meta de ahorro impuesta por el gobierno.
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