Una antigua colonia con una galaxia de jihadistas

EL CAIRO (ANSA).- Mali es uno de los países más pobres del mundo, no tiene salida al mar ni petróleo, y aunque es el tercer productor de oro en África, el principal interés de Francia allí no es económico, sino estratégico, ante la galaxia de grupos jihadistas que se establecieron en su ex colonia y que la convierten en una amenaza para toda la región.

Este país de unos 15 millones de habitantes logró la independencia en 1960 para luego vivir una temporada de "democracia" entre 1992 y 2012. Pero los empujes independentistas de los tuareg en el Norte y la presencia de bolsones jihadistas hicieron caer al país en una guerra civil que concluyó en parte en 2013 con una nueva intervención francesa.

En el medio hubo un golpe de Estado y luego nuevas elecciones con la esperanza de una reconciliación nacional, mientras los jihadistas siguieron levantando cabeza con nuevas acciones terroristas.

La "bomba" que podía explotar en Mali estalló en 2012 con la revuelta de los tuareg en el Norte. La chispa fue encendida por el regreso de miles de combatientes que habían dado batalla en Libia a sueldo de Muammar Khadafy.

El sueño de un país independiente duró pocos meses. Los combatientes independentistas laicos fueron marginados por algunos grupos islámicos: Ansar Dine, el Mujao (Movimiento por la Unicidad y la Jihad en África Occidental) y Al-Qaeda del Magreb Islámico (AQIM por su sigla en inglés).

El norte del país estaba en llamas, Tombuctú y otras ciudades cayeron en sus manos. Se aplicó la sharia, fueron destruidos los mausoleos y los horrores resultaron indescriptibles.

Esto provocó la intervención francesa, que obligó por otra parte al grupo a abandonar Tombuctú y a intentar ocupar otras áreas de la región.

En agosto de 2013, luego de 18 meses de sangrienta crisis político-militar, Mali eligió un nuevo presidente; el país confiaba en la reconciliación nacional. La seguridad en el norte era garantizada por la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de la ONU en Mali, pero la situación aún es tensa y caótica.