Una buena dosis de oxígeno para el gobierno de Conte
En el Palazzo Chigi, la sede de gobierno, anoche Giuseppe Conte daba un respiro de alivio. Aunque durante toda la campaña electoral en vista de las elecciones en Emilia Romagna una y otra vez aseguró que su resultado no significaría nada para la estabilidad del gobierno, en verdad sabía que una derrota, aunque sea por pocos puntos, hubiera significado una hecatombe.
La caída de Emilia Romagna, bastión de la izquierda desde hace 70 años, en efecto, hubiera tenido efectos devastadores, que algunos analistas hasta bautizaron como "la caída del Muro de Bolonia", jugando con la caída de Berlín y la ciudad capital de esta rica región del centro-norte de Italia.
Salvini ya había advertido que, de ganar allí, después de haber triunfado en Umbria -otra región roja- el 27 de octubre pasado y en las elecciones europeas, en mayo, iba a exigir de nuevo ir a elecciones anticipadas. Lo mismo hizo su socia del partido de derecha, Hermanos de Italia, Giorgia Meloni. "Si ganamos, a partir del lunes vamos a pedir elecciones anticipadas, iremos a tocarle el timbre a Conte", aseguró Meloni.
Pero, aunque la centroderecha ganó en Calabria, la victoria del PD en Emilia Romagna, por pocos puntos, significó para Conte una buena noticia. No habrá efecto desestabilizador sobre su gobierno. Nadie podrá pedir su cabeza ni la de Nicola Zingaretti, el secretario general del PD, que también corría peligro en caso de la caída de Emilia Romagna.
Seguramente el voto profundizará la crisis que vive el Movimiento Cinco Estrellas (M5E), que, pese a estar en coalición de gobierno con el PD, prefirió correr solo en las dos regiones y que, según los primeros resultados, siguió cayendo en picada. En vista de la debacle, en efecto, su exlíder Luigi Di Maio renunció el miércoles pasado a la jefatura del partido, quedándose de todos modos en el cargo de canciller del gobierno. Los votos que cosechó el M5E en las elecciones nacionales de 2018 se esfumaron. Volvieron en parte al PD y a la Liga en Emilia Romagna y fueron fagocitados por la centroderecha formada por Forza Italia, de Silvio Berlusconi, la Liga y Hermanos de Italia, en Calabria.
En un panorama político desde siempre complejo, la victoria y continuidad del PD en Emilia Romagna probablemente no le cayó bien al expremier Matteo Renzi. Con su nuevo partido, Italia Viva, escindido del PD, Renzi pensaba llevar agua a su molino si había una derrota. Aunque no pensaba hacer caer el gobierno, que para él debe llegar hasta el final natural de la legislatura, en 2023, sí pensaba maniobrar para que hubiera un recambio que incluyera un cambio de premier.
Todo el mundo coincidía en destacar el triunfo del movimiento de las "sardinas" del joven Matteo Santori, que evidentemente sirvió para despertar al desencantado electorado del PD y para animarlo a volver a salir a las calles y a votar. La gran pregunta es en qué podrán transformarse las "sardinas" y si el PD entenderá el mensaje de que es urgente un cambio.
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