
Borges y Perón, a escena
"Borges y Perón, entrevista secreta", con Vítor Laplace y Duilio Marzio, Será uno de los títulos fuertes de la temporada alta de teatro, que comienza en marzo.
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En el escenario en penumbras del Teatro Nacional Cervantes se teje, por estos días, la trama de un encuentro impensado, el de Jorge Luis Borges con Juan Domingo Perón. Aquello que no pudo ser en la vida real terminó cobrando cuerpo en la ficción de "Borges y Perón, entrevista secreta", la obra que Víctor Laplace y Duilio Marzio estrenarán en abril, acompañados por Irma Córdoba, Alejandro Awada y Diana Santini.
Le toca al director Roberto Villanueva poner en escena esta reunión que transcurre en la biblioteca del autor de "El Aleph", un día lluvioso de 1973, poco después del regreso del líder político al país tras su exilio español.
La historia de la supuesta cita entre los dos reconocidos e irreconciliables argentinos no fue escrita, sin embargo, por un compatriota. Su artífice es el uruguayo Enrique Estrázulas, poeta y narrador que comenzó ejerciendo el periodismo, fue circunstancial representante -y muy cercano amigo- del cantor Alfredo Zitarrosa en sus años de exilio, ha publicado libros de poesía y novelas y se desempeña como agregado cultural del Uruguay en nuestro país.
Planteada como un elegante juego verbal, antes que como un duelo a muerte, desde la dirección de Roberto Villanueva la obra no apelará al realismo para recrear los hechos ni tampoco buscará el parecido físico de los actores con sus respectivos personajes. La idea que rige al director y su elenco es poder acercarle al público "un debate de dos hombres inteligentes que además son capaces de conmoverse mutuamente".
Viejos sabios
Puesto nuevamente en la piel del militar que presidió tres veces el gobierno argentino, Víctor Laplace define a la obra de Estrázulas como "un encuentro de dos viejos sabios, en donde el humor esta muy bien dimensionado". "Es una entrevista imaginaria, donde cada personaje muestra su idiosincrasia con un deseo de poder entenderse", agrega Duilio Marzio mientras sus manos juegan con el bastón que lo acompañará en su caracterización del escritor fallecido en Ginebra en l986, actuación que además marca su vuelta al teatro tras larga impasse. "La sola idea de imaginar una cita entre Borges y Perón ya intriga", dice Irma Córdoba, que en la puesta de Villanueva asume el rol de Leonor Acevedo, la madre del escritor argentino que fue símbolo de la resistencia intelectual durante el primer gobierno peronista.
"Esta mujer -que decide por Borges en muchas ocasiones- dice pocas cosas, pero muy contundentes", anticipa la actriz, que inicialmente dudó en aceptar el papel que le ofrecieron el año último, a poco de concluir las representaciones de la pieza "Hoy ensayo hoy" en el teatro Astral.
"Mi personaje interviene en una sola escena. Me parecía que no se justificaba, que era poco. Pero al releer la obra vi que el diálogo era tan interesante que valía la pena asumir el compromiso", admite, "encantada por una breve pero importante participación" en la trama escrita por Estrázulas.
Adolfo Bioy Casares, uno de los grandes amigos de Jorge Luis Borges, es la otra figura que aparece fugazmente en la obra, interpretado por Alejandro Awada, en tanto que Diana Santini personifica a la secretaria del autor de "Funes, el memorioso".
De haberse encontrado cara a cara: ¿qué se hubieran dicho, cómo se habrían mirado, qué silencios se habrían reprochado o respetado estos dos antagonistas de indiscutible peso en la vida argentina? Los interrogantes al respecto quedaron sepultados con la historia que no fue. De todos modos, los protagonistas de la que se verá en la sala del Cervantes, no pueden dejar de fantasear con la idea mientras avanzan los ensayos.
"Pienso en cómo hubieran podido cambiar las direcciones de tantos hechos -reflexiona Marzio-, en lo que hubiera sido el encuentro entre estos personajes que tienen tanta vigencia y misterio. ¡Lo que podría haber surgido de llegar a un punto y decir sin renunciar a nuestras personalidades e ideales, podemos entendernos! Hubiera sido maravilloso. Ellos ya tenían todo, ¿a qué más podían aspirar, sino a satisfacer el espíritu?"
"Perdonarse y entenderse"
Víctor Laplace prefiere concebir la situación desde su personaje: "Me permite reflexionar sobre qué pasaría si Perón estuviera en estas circunstancias, uno no se lo imagina pidiendo disculpas", ejemplifica. Y luego destaca que la puesta de Roberto Villanueva "es una ficción poética del encuentro entre dos hombres que de algún modo se juntan para cuestionarse, pero también para perdonarse la vida y entenderse".
"Si hay alguna salida en este país, tendrá que ser por el lado del teatro, la poesía, la literatura, el cine y el arte", sostiene Laplace para explicar que la obra que coprotagoniza podría ser una apuesta en tal sentido. "Tiene un nivel poético que hará que la gente reflexione, se emocione y conmocione. También está la idea de unificación que pueden producir estos encuentros; no de odios, sino de reparaciones. Me parece que nos hace falta", concluye.
El Perón que esta vez le toca recrear pregunta, cuestiona, filosofa, duda. "No es el que trasciende, el del balcón y la gloria, sino el más íntimo y profundo", dice Laplace. "Como a Borges, también a él lo ronda la idea de la muerte", suma Duilio Marzio.
Sentados a una mesa pequeña ubicada en el centro del inmenso escenario, apenas iluminados por un candelabro, los protagonistas de "Borges y Perón" retoman el ensayo. El director Roberto Villanueva se suma a la escena.
"Soy mas viejo que usted, Borges, y he sufrido mucho. Y cuando muere un hombre siento lo que sienten todos los hombres: por qué no pudimos ser un poco más buenos, qué nos costaría ser un poco más buenos", dice Perón-Laplace.
Un silencioso Borges-Marzio lo escucha atentamente, apoyado en su legendario bastón. La conversación va a internarse por otros rumbos, pero no es prudente ni oportuno revelarlos en esta nota. El resto de la historia tan sólo podrá conocerse el día del estreno.
Dos personajes cerca del afecto
Laplace y Marzio vuelven a toparse con dos figuras que, por distintas razones, son caras a sus afectos. En el caso del primero, porque retoma a un personaje que ya transitó en el cine, cuando Juan Carlos Desanzo lo convocó para ser Perón en su película "Eva Perón", protagonizada por Esther Goris. En tanto que para Marzio, el nombre de Borges aparece asociado a su debut cinematográfico.
"Comencé mi carrera profesional en Días de odio, la película de Leopoldo Torre Nilsson basada en Emma Zunz, el cuento de Borges", recuerda.
"¿No será que termino mi carrera haciendo de Borges?", agrega en tono de broma, intentando conjurar el nerviosismo que le produce la vuelta a un escenario tras diez años. "Tengo un poco de miedo, cierto cosquilleo -reconoce-. Lo último que hice en teatro fue Al fin y al cabo es mi vida. Después ensayé La muerte y la doncella, Hello Dolly y algunas cosas más, pero no debuté". Hizo algunos trabajos en cine y TV. "Nunca estuve absolutamente quieto", comenta, y apelando una vez más al humor agrega irónicamente amenazante: "¡Que nadie crea que había pensado en retirarme!" "Después de la película me quedé con ganas de hacer un poco más de Perón; es un personaje muy fuerte. Así que cuando me convocaron para esta obra, sentí que podía cerrar aquel capítulo", confiesa Laplace.




