3000km en bicicleta: un viaje épico narrado con un lenguaje cinematográfico singular que atrapa de principio a fin
Ganadora de la competencia latinoamericana del último Festival de Mar del Plata, tiene como protagonista a Iñaki Mazza, campeón olímpico argentino de BMX freestyle
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3000km en bicicleta (Argentina/2025). Dirección: Iván Vescovo. Guion: Mauro Andrizzi, Ignacio Ceroi e Iván Vescovo. Fotografía: Fernanda Montilliengo, Iván Vescovo. Edición: Florencia Gómez García, Iván Vescovo. Duración: 88 minutos. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: muy buena.
El mundo del BMX tiene una gran variedad de matices. Hay muchísimos fans en todo el mundo de este tipo de bicicletas pensadas para carreras cortas y acrobacias que han forjado a su alrededor toda una subcultura.
Aparecieron a finales de los años 60 en California, y de ahí en más su universo simbólico fue creciendo hasta quedar asociado con un estilo de vida caracterizado por la rebeldía, la creatividad y el uso intensivo del espacio urbano. También con un tipo de indumentaria, la cultura del graffiti y géneros musicales como el punk, el hardcore y el rap.
El año pasado, el BMX estuvo en el foco de los medios gracias a la medalla de oro que ganó en los Juegos Olímpicos de París José “Maligno” Torres, especialista argentino en BMX freestyle. Cinco años antes, en 2019, el rider Iñaki Mazza se había quedado con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 en esa misma categoría.
Iván Vescovo es un cultor del BMX y empezó el proyecto de 3000Km en bicicleta con la idea de filmar una ficción desarrollada en ese microcosmos, pero su encuentro con “Iki” Mazza lo llevó a cambiar de rumbo. La idea original derivó en una película dinámica y magnética que ganó la Competencia Latinoamericana del último Festival de Mar del Plata y obtuvo una mención especial en la Competencia de Documentales del Festival de Cine de Varsovia.
En cuanto a su categorización, 3000KM en bicicleta no es un documental al uso. Los ecos de la subcultura del BMX y sus rituales se filtran en los pliegues de un relato que en verdad tiene como ejes principales la búsqueda de la identidad del protagonista y una sensible historia romántica que lo impulsa a comprometerse en un extenso recorrido desde la provincia de Córdoba hasta Tierra del Fuego, cargado de aventuras, contratiempos, dilemas existenciales, celebraciones amistosas y un contagioso clima de épica juvenil. Si hay algo que Iñaki pone en juego en ese desafío es el cuerpo: por su configuración, las BMX no son la mejor opción para la ruta, mucho menos si se trata de una tan extensa.
Vescovo cuenta ese viaje titánico, que también es espiritual, con un ritmo vertiginoso sustentado en el gran trabajo de montaje que llevó cabo con Florencia Gómez García. Y crea una poética propia a partir de la combinación virtuosa de varias texturas diferentes para el diseño de la imagen: cintas de handycam con su clásico ojo de pez (un formato muy asociado al BMX), registros en súper 16mm, grabaciones personales de Iñaki y sobreimpresos en pantalla que informan sobre el avance del viaje.
Por momentos dramática, pero sin abandonar nunca del todo su temperamento lúdico, la película cruza la road movie con el ensayo sociológico y las peripecias de una historia amorosa puntuada por fragmentos de textos teñidos de candor e intimidad en la voz de la persona por la que Iñaki pedalea contra viento y marea.
A contramano de lo que pondría de relieve un film edificante, 3000KM en bicicleta revela también la especial personalidad del joven, que deja a un costado la proyección de un futuro de gloria deportiva y se desprende hasta de su medalla de oro para orientarse al viaje interior que también narra la película.
Su perfil de outsider reluce más en una época de individualismo extremo que sobrevalora el éxito por encima de la empatía. En ese magnífico derrotero que emprende con él, Vescovo también va delineando su identidad como cineasta, valiéndose de múltiples recursos visuales y narrativos para encontrar una voz singular que ya insinuaba su primer largo, Errata (2012), y ahora aparece con mayor nitidez.
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