
Alguien tiene que ceder
El jueves se estrenará "Orgullo y prejuicio", adaptación delclásico romántico de Jane Austen

"Es una verdad reconocida universalmente que un hombre soltero en posesión de una buena fortuna debe estar necesitando una esposa." Ese es el comienzo -según las fortunas de la traducción- de "Orgullo y prejuicio", la novela de Jane Austen, uno de los párrafos iniciales más famosos de la literatura británica. Su mordaz precisión a la hora de establecer tanto el mundo en el que transcurrirá la historia como las reglas por las que se rige ha legado a Austen tantos admiradores como imitadores, todos ellos fieramente convencidos de que ellos, y sólo ellos, entienden la irónica visión de la naturaleza humana de la escritora fallecida en 1817.
Nada parece haber cambiado desde que Virginia Woolf comentó en un ensayo que "cualquiera que cometa la temeridad de escribir sobre Jane Austen debe tener en claro que hay veinticinco ancianos caballeros en las cercanías de Londres que tomarán el más mínimo desmerecimiento de su genio como si fuera un insulto a la castidad de sus tías". Quizá por ello, lo que para el público de nuestro país puede parecer el esperado estreno, este jueves, de una nueva versión cinematográfica de una de las novelas más populares de la autora -llega precedida de excelentes críticas, una nominación al Globo de Oro para su joven protagonista, Keira Knightley, y repetidas predicciones de su consagración gracias a este film, que cuenta además con seis candidaturas para el equivalente británico de los Oscar, los premios Bafta- es, para los devotos de Austen, un acontecimiento que ha despertado una miríada de discusiones en centenares de páginas de Internet, donde se miden las virtudes y defectos comparativos de las distintas adaptaciones y, sobre todo, se juzga la fidelidad de la obra a la historia original.
Ser o no ser
La historia de "Orgullo y prejuicio" es aquello que insinúa su célebre párrafo de apertura y, a la vez, todo lo contrario. En 1797, el año en el que Jane Austen completó la primera versión de la novela, no uno sino dos hombres solteros en posesión de considerable fortuna, el simpático Bingley (Simon Woods) y su taciturno amigo Darcy (Matthew Macfadyen), llegan a la pequeña localidad inglesa del condado de Hertfordshire, en la que viven la señora y el señor Bennet (interpretados en el film por Brenda Blethyn y Donald Sutherland) con sus cinco hijas solteras y su enorme preocupación, ya que todo lo que poseen irá a parar a manos de un pariente lejano, el ridículo señor Collins (Tom Hollander). Para la señora Bennet, como para Jane Austen, el casamiento no es sólo cuestión de amor, sino también de vida o muerte.
Entre las hermanas Bennet sobresalen las dos mayores, la modesta y afable Jane (Rosamund Pike) y la inteligente y adorable Elizabeth (Keira Knightley). Del resto de la trama, filmada en escenarios naturales y mansiones reales por el reputado Roman Osin, basta decir que la suerte de las hermanas es despareja: la instantánea simpatía que se despierta entre Jane y Bingley es tan sincera y espontánea como el desagrado que se profesan Darcy y Elizabeth, cuyas primeras impresiones acerca del otro encarnan el título de la novela y del film dirigido por el debutante Joe Wright. Que narra, esencialmente, cómo se descubren a sí mismos y, con nuevos ojos, vuelven a descubrirse y encontrarse como iguales.
"Uno no lee un guión perfecto con personajes increíbles y lo rechaza sólo porque la acción transcurre hace doscientos años", explicaba a la BBC la ascendente Keira Knightley a la hora de señalar por qué había aceptado lo que se convertiría en su primer papel protagónico y su mayor desafío: hacer justicia a Elizabeth Bennet, una de las pocas heroínas literarias capaces de desatar un feroz sentido de pertenencia entre sus lectores de nuestros días.
"Tenía mucho miedo de interpretar al personaje porque, no bien se supo que me habían dado el papel, las mujeres me paraban por la calle diciéndome que yo no podía interpretarlo porque ellas eran Elizabeth Bennet. Lo que todas esas mujeres no sabían es que estoy obsesionada con ella desde los 7 años. Yo también estaba convencida de que nadie más podía interpretar el papel porque Elizabeth Bennet era yo", decía la actriz sobre la protagonista de la novela que, según una encuesta de la BBC, es la obra literaria más querida por los británicos detrás de "El señor de los anillos".
Quizá por eso el cine, en una muestra de precaución que raramente exhibe sobre los clásicos, esperó 65 años para realizar esta nueva versión "tradicional" a partir de lo que se ha convertido en un clásico por derecho propio, la adaptación de 1940, con Greer Garson y Laurence Olivier en los papeles protagónicos. Por el camino, sin embargo, "Orgullo y prejuicio" ha servido de base para una sátira de los grandes musicales del cine indio -"Novia y prejuicio", estrenada en video en nuestro país-, de una comedia romántica británica ("El diario de Bridget Jones") y hasta de una radiografía de la comunidad mormona de los Estados Unidos ("Pride & Prejudice: a Latter Day Comedy", que se vio en el premium local hace pocos meses). Hasta Broadway intentó sacarle provecho en dos ocasiones, con magros resultados ("First Impressions", de 1959, y "Pride and Prejudice: The Musical", en 2003). La BBC, por el contrario, la ha adaptado hábilmente en nada menos que seis ocasiones; la más famosa de ellas fue en 1995, en la miniserie protagonizada por Colin Firth y Jennifer Ehle, cuyo descomunal éxito no sólo lanzó la carrera del primero, sino que casi entierra la de la segunda: fue responsable de una "austenmanía" en Hollywood.
Entre los exponentes de esta fiebre de adaptaciones, que a mediados de los noventa pusieron a Jane Austen en la tapa de la revista Entertainment Weekly con el título "¿Puede esta mujer salvar a Hollywood?", se cuentan "Emma", con Gwyneth Paltrow; "Mansfield Park", con Frances O´ Connor y, especialmente, "Sensatez y sentimientos", de Ang Lee, adaptada por una de sus protagonistas, Emma Thompson (la otra era Kate Winslet). La actriz británica se llevó el Oscar al mejor guión y diez años más tarde colaboró, sin crédito, en el de "Orgullo y prejuicio". Film al que presentó en la entrega de los Globos de Oro, en sintonía con la propuesta de la película de acercar el mundo de Austen a una nueva generación (pero también con los sentimientos de muchas mujeres), como "una versión más joven de mí misma".