
Cómo contar la ausencia de Carlos Gorriarena
El trabajo de Carmen Guarini participó en el Bafici
1 minuto de lectura'
Carlos Gorriarena nació en Buenos Aires en 1925 y murió en 2007 en una playa uruguaya. Berni, Fontana y Urruchúa fueron algunos de sus maestros. Con este último, entre las décadas del 50 y del 60, formó parte del Grupo del Plata. Más tarde, en la del 80, se sumaría al Grupo Cangallo. Desde entonces, tuvo un vasto recorrido que lo llevaría a ganar premios municipales, nacionales e internacionales. Su obra fue reconocida por la crítica y seguida con atención por los amantes del arte. Transmitió su conocimiento y experiencia en su taller de San Telmo. "A fin de cuentas -decía-, uno trabaja principalmente para los anales de la historia."
Estos datos curriculares puntuales acerca del pintor quedan fuera de Gorri , el documental de Carmen Guarini que pasado mañana presentará Cine Ojo, después de su primer pase en la competencia oficial argentina del último Bafici.
Su autora, recordada por sus anteriores trabajos, Jaime de Nevares, último viaje y Tinta roja (ambas con Marcelo Céspedes), y ya en solitario Meykinof , entre otras, tomó la decisión de encuadrar al artista por algunos hechos que lo definen sin necesidad de poner en pantalla más que fragmentos de sus obras. Lo retrata a partir de registros ajenos, anteriores a su decisión de rodar este trabajo, y a materiales propios, recabados durante el armado de una gran exposición dedicada al último tramo de su obra en el Centro Cultural Recoleta, organizada por su viuda, Sylvia Vesco.
Construir un personaje
-¿Cómo se elige el tema de un documental?
-Temas son todos. Lo que una película plantea es un problema, una pregunta. Lo que se hace es un recorte a partir de un tema, que tiene que ver con el autor, la mirada que uno establece en relación con eso sobre lo cual desea trabajar, que produce un cuestionamiento, intriga, emoción. La forma en que uno trabaja esos aspectos es variada. En Cine Ojo, hay una mirada acerca de artistas plásticos, como Daniel Santoro en Pulqui o el escultor Ricardo Longhini en Espejo para cuando me pruebe el smoking, y estaba éste sobre Gorriarena. No lo encontré físicamente, sino a partir de material de archivo; en su mayor parte, reportajes.
-¿Qué fue lo que más te interesó?
-Lo que encontré me sirvió para seguir explorando estos procesos de la ausencia que vengo tocando en mis anteriores trabajos, más vinculados al tema de la memoria en la Argentina, a cómo representar lo que no está. Problemas del cine que me ayudaron a entender que hay otras cosas que me conmovían del discurso de "Gorri", que las aplicaba a la pintura. Pero si cambio arte o pintura por documental o cine, es lo mismo.
-Una mirada sobre el arte y el universo del compromiso con el que se lo asociaba?
-Uno nunca termina de conocer ni construir a un personaje, pero siempre hay que elegir alguna línea y a mí me interesaba su resistencia a ser encasillado como pintor político, algo que él usaba como provocación: cómo al definir esto se definía él mismo; un juego paradójico muy interesante para reflexionar sobre las categorizaciones, los encasillamientos. La imagen, finalmente, es polisémica. Toda obra se construye siempre y cuando exista alguien que funcione como observador, que complete el mensaje, en función de las historias de cada uno.
-Por momentos, el registro deviene visita guiada?
-Sí, de sus discípulos. Sus explicaciones están en la pantalla para demostrar que para "Gorri" la pintura era un work in progress , todo muy vinculado al proceso como acto creativo. Me sirven para explicarlo, porque no me interesaba hacer una biografía sobre "Gorri". Me interesó mucho esto de la materialidad y la movilidad de una obra, cómo es y cómo circula de algún modo, qué pasaba con esa obra una vez que él no estaba. No quería algo lineal, sino una estructura quebrada, con la idea de que el espectador trabaje durante la proyección. Quería ver cómo la memoria puede ser filmada y el olvido o las ausencias establecen sus marcas y dan pistas para poder filmarlas. Sobre todo, buscar dónde está lo que queda de uno.






