
Cuando la tragedia consigue un final hollywoodense
Las Torres Gemelas ( World Trade Center , Estados Unidos/2006). Dirección: Oliver Stone. Guión: Andrea Berloff. Director de fotografía: Seamus McGarvey. Diseño de producción: Jan Roelfs. Música: Craig Armstrong. Montaje: David Brenner y Julie Monroe. Con Nicolas Cage, Michael Peña, Maggie Gyllenhaal, Maria Bello, Jay Hernandez, Stephen Dorff y Michael Shannon. Duración: 127 minutos. Presentada por UIP. Apta para mayores de 13 años con reservas.
Nuestra opinión: regular
Pocas cosas tan confiables en el desconcertante panorama del Hollywood actual como la certera habilidad de Oliver Stone para desafiar las expectativas del público. Y Las Torres Gemelas , su visión acerca de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, prometía brindar un lienzo lo suficientemente amplio, profundo y complejo como para que el director de JFK y Nixon acometiera -con el expansivo brío que es su marca registrada- el retrato de un tercer momento definitorio del pasado reciente de su país con la perspectiva histórica y la distancia emocional que brinda el tiempo transcurrido desde entonces.
El hecho de que nada de ello ocurra en este edulcorado film -uno de los más correctos e impersonales de su carrera- podría ser interpretado como el último gesto de rebeldía del autor si no fuera por sus estupendas secuencias iniciales, en las que narra con solvencia y economía el despertar de Nueva York en ese fatídico día con una circunspección no exenta de lirismo. La contundencia de esos primeros minutos, que logran retrotraer al espectador a las terribles emociones de ese día, insinúa que otra película -bastante más dolorosa y urgente que ésta- pugna por salir a la superficie.
Es que, a pesar de su título, poco y nada se ve de las Torres Gemelas en Las Torres Gemelas (ni, por caso, del World Trade Center, su título original, ni de lo ocurrido ese día) más allá de las citadas secuencias iniciales -que hacen un uso extensivo e impactante de las imágenes de la cobertura televisiva de los atentados-ya que el film está basado en las experiencias de dos policías de la Autoridad Portuaria de Nueva York, John McLoughlin (Nicolas Cage) y Will Jimeno (un excelente Michael Peña), que llegaron al complejo poco después de que el primer avión se estrellara contra la Torre 1 para colaborar en su evacuación y, minutos después, quedaron enterrados bajo una capa de escombros y hierros retorcidos entre los que lograrían sobrevivir más de doce horas.
Desde ese momento, el pobre guión de Andrea Berloff (cuya predisposición por el cliché y el golpe bajo parece deberle más de una idea a "los dramas conmovedoramente humanos" que pueblan las tardes del cable) se concentra casi exclusivamente en la odisea de sus protagonistas que, inmóviles y malheridos, dependen de su capacidad de entablar una conversación con el otro para mantenerse con vida. A partir de entonces, la cámara de Stone -con la ayuda de expresivos montaje y fotografía- sólo los abandonará a sus sufrimientos para hacer otro tanto con los de sus esposas (Maria Bello y Maggie Gyllenhaal), mientras esperan noticias de su suerte.
Imágenes ausentes
Esta decisión de prescindir de cualquier contexto (público o privado) termina por trasladar la claustrofobia y el efecto de "detención del tiempo" que experimentan sus protagonistas al hasta entonces dinámico relato, que recibe su golpe de gracia en la figura de un ex marine (Michael Shannon), encargado de otorgar una resolución feliz a la historia a través de su profunda religiosidad, y expresar -en un bocadillo que dividirá las aguas quizás aún más que su obtusa visión de la historia con mayúsculas- la necesidad de una inmediata retribución para su pueblo por el sufrimiento que Las Torres Gemelas se empeña en suprimir de la vista de sus espectadores. El tranquilizador canto a la vida que ha tomado su lugar es una triste confirmación de que los terribles acontecimientos de ese día (y todos los que le siguieron) deberán seguir esperando por quien pueda iluminarlos en toda su complejidad en la pantalla grande.





