
Humor escatológico y pasado de moda
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"Animal" ("The Animal", EE.UU./2001). Dirección: Luke Greenfield. Con Rob Schneider, Collen Haskell, John C. McGinley, Edward Asner y otros. Guión: Tom Brady. Fotografía: Peter Lyons Collinster. Presentada por Columbia. Duración: 82 minutos. Calificación: apta para todo público.
Nuestra opinión: mala.
Presentada, y no por casualidad, en forma casi subrepticia en una semana cargada de estrenos, "Animal" es el prototipo de comedia norteamericana que reúne todos los remanidos elementos de la más burda caricatura y se apoya en una serie de situaciones escatológicas ya tan pasadas de moda como innecesarias para atraer la sonrisa de los espectadores.
La historia -de alguna manera hay que denominar lo que se presenta en pantalla- se centra en Marvin, un oficinista del archivo de evidencias de una estación de policía. Su sueño es convertirse en un héroe de las fuerzas de la ley, como lo fue su padre, pero él carece de valor, de aptitudes físicas y de habilidad para enfrentar el peligro.
Desde las primeras secuencias, y sin poseer dotes de adivino, el público ya sabe que Marvin vencerá todos los obstáculos y logrará su acariciada fantasía. Claro que para llegar a ese final el antihéroe deberá vivir las más disparatadas aventuras. Cuando, y por su cuenta y riesgo, decide concurrir con un automóvil patrullero a impedir un robo, el vehículo cae a un precipicio y de allí en más el antihéroe se convertirá en un conejillo de indias para un extraño experimento ideado por un científico con ínfulas de doctor Frankestein. Marvin, pues, es implantado cerebralmente con animales de casi todas las especies, y comienza a desarrollar fortaleza, astucia, poder sexual y un agudo sentido del olfato.
De aquí en más, y ya ascendido a policía por sus increíbles proezas, llegará el amor. Y será, no casualmente, en la figura de una bella ex ambientalista, ahora voluntaria de un refugio para animales.
A partir de ese momento el policía deberá tratar de esconder sus poderes, que se alimentan frente a la aparición de cualquier figura zoológica, demostrar la inocencia frente a algunos siniestros episodios ocurridos en un bosque cercano al pueblo e ir dejando de lado sus costumbres de animal al acecho para reconvertirse en un ser normal.
El director Luke Greenfield, que debuta en el largometraje con este film, se sometió a los arbitrios de un guión sin frescura ni espontaneidad e impuso un estilo nada depurado para narrar esta trama que aburre más de lo que entretiene, resultado fatal para concebir una comedia.
Rob Schneider es un actor de gran popularidad en la televisión de los Estados Unidos -uno de sus programas ganó un Emmy-, pero lo que demuestra en este film es que sus gestos, su noción de la comicidad y su carisma están muy lejos de obtener la adecuada respuesta del público.
Bonita pero algo sosa,Colleen Haskell procura hacer simpático un personaje totalmente absurdo en este film para el pronto olvido.
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