La doble vida de un particular personaje de Buenos Aires
"Oscar" (Argentina/2000-2004). Dirección: Sergio Morkin. Con Oscar Brahim, Yamila Brahim, Pablo Brahim, Ramiro Brahim, Marcela Medrano y Sergio Langer. Fotografía: Federico Serafín, Nicolás Avruj y Morkin. Música: Miguel Rausch. Edición: Andrea Yaninno, Sebastián Schindel, César Custodio y Morkin. Sonido: Carolina Sandoval y Gaspar Scheuer. Documental hablado en castellano que se exhibe en formato Betacam y en pantalla gigante todos los jueves de este mes, a las 21, en el Centro Cultural Ricardo Rojas (Corrientes 2038) con entrada libre y gratuita. Duración: 56 minutos.
Este notable documental de Sergio Morkin rescata la figura de Oscar Brahim, un hombre que se gana la vida como taxista, pero que -en esencia- es un apasionado artista callejero. Anarquista, "justiciero", rebelde con causa, mezcla de filósofo de barrio y profeta antiglobalizador, este verdadero antihéroe se convirtió en el terror de las corporaciones y de las agencias de publicidad con sus explosivas intervenciones sobre todo tipo de afiches y carteles.
Irónico y provocador, este artista -tan o más creativo que los cotizados "creativos" del marketing- es seguido durante más de tres años por la cámara de Morkin en su obsesivo e irreverente accionar, mientras la progresiva crisis económica que afecta a su familia (producto también de su escasa perseverancia y rigor como taxista) sirve como metáfora perfecta -incluso mucho más que varios documentales premeditadamente sociopolíticos- del derrumbe del país que tuvo su estallido en 2001.
Brahim no pretende hacer una denuncia en la línea de "No Logo", el ensayo contra la dictadura y los abusos de las grandes marcas multinacionales escrito por Naomi Klein, pero con su campaña más intuitiva y obcecada concreta también una crítica impiadosa a la invasión, la polución y el bombardeo visual a los que son sometidos los habitantes de una urbe gigantesca y caótica como Buenos Aires.
Personaje quijotesco
Ni siquiera el costado muchas veces ingenuo y risible de este personaje quijotesco pudo desacreditarlo. Así, no extrañó que desde los popes de la publicidad (como los poderosos Ramiro Agulla y Carlos Baccetti) hasta el ámbito académico (como la Universidad de Buenos Aires) posaran su atención en él y lo convocaran para conocer de cerca su visión ideológica y artística.
En el caso de Morkin, su mérito no reside sólo en la persistencia para seguir durante mucho tiempo las desventuras de Brahim, sino también en haber logrado construir con tanto material filmado un relato elegante, ágil, prolijo y atrapante. Así, entre la profundidad del retrato psicológico, el espíritu audaz y provocativo de su protagonista y la solidez formal de la narración, "Oscar" surge como una de las sorpresas más agradables de la producción nacional de 2004. El carácter gratuito de su exhibición lo convierten definitivamente en un pequeño gran acontecimiento que no merece desdeñarse.