
Lübbert, todavía sorprendido
El director chileno aún no puede creer que triunfó en San Sebastián
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SAN SEBASTIAN (España).- Es tan cierto que "Taxi para tres" -la película chilena que obtuvo el premio Concha de Oro al mejor film en la 49a. edición del Festival de San Sebastián- no figuraba en ningún pronóstico, que ni sus protagonistas se quedaron en esta ciudad a la espera de la ceremonia de premiación.
Su director, Orlando Lübbert, estaba en Madrid, y lo llamaron de urgencia para que retornara a la ciudad vasca. Y los actores Alejandro Trejo y Daniel Muñoz, protagonistas de esta comedia negra basada en un hecho real, directamente habían abandonado España, sin generarse ninguna expectativa.
Ni la misma delegación chilena pudo creer cómo un film que sólo costó 400.000 dólares, y que está poblado de modismos locales, había recibido el premio más importante en la historia de la filmografía chilena.
Según se comentó entre los miembros del jurado del festival -presidido por Claude Chabrol e integrado por Giuseppe Bertolucci, Yvonne Blake, Florinda Bolkan, Eloy de la Iglesia, Sandra Hebron y el escritor chileno Jorge Edwards- la película se llevó el premio mayor (que incluye 135 mil dólares) porque toca aspectos de la vida corriente en el mundo de hoy y está narrada con un talento cinematográfico original.
Sorprendido por este premio, en su contacto con la prensa, Lübbert admitió que "Taxi para tres" no convenció a los medios especializados. "Los silbidos no son importantes. A veces los periodistas y el jurado opinan diferente, tienen distintas miradas, y la mayoría de la prensa aquí es española. La mirada tiene un corte diferente y más distante. Chabrol me dijo que el fallo fue unánime desde el principio y que él había sido uno de mis principales admiradores", sostuvo. El notable realizador francés, al explicar los motivos por los cuales el jurado otorgó dicha distinción a la obra chilena, señaló: "Esta es una película llena de vida, con una historia muy bien contada".
"Taxi para tres", en tono de comedia costumbrista urbana, aborda la realidad de un chofer que, agobiado por las deudas y por la vida rutinaria, decide aliarse con un par de ladrones que pretenden asaltarlo. Una de las frases más originales, disparadoras de la acción de este film, es "¿volante o maleta?", la pregunta que le hacen los dos delincuentes al conductor en el momento de abordar el taxi, y que alude al lugar donde prefiere estar éste en su rol de asaltado, si manejando el auto o viajando adentro del baúl.
Pero la originalidad de una línea de texto no pudo acallar la controversia sobre la entrega del premio, ya que la proyección oficial de "Taxi para tres" no deparó mayores comentarios laudatorios, y los pronósticos apuntaron invariablemente hacia otras direcciones. Tal vez, el mejor síntoma del desconcierto entre la crítica y el público lo expresó el propio Lübbert, como un acto probablemente fallido, pero que encierra toda una definición: "Este premio es un accidente".
Una sentencia fatal, que no invalida que al cineasta chileno este lauro le haya cargado de combustible su película. Aunque hasta ahora no tenía posibilidades de exhibición en España, se le abren nuevas puertas de participación y distribución, ya que a partir del premio Concha de Oro irá al festival de La Habana y tiene invitaciones para participar en las muestras de Toulouse y Nantes.
Lübbert, entre política y ficción
Orlando Lübbert tiene 56 años, vivió exiliado durante veinte años en Alemania, y allí realizó una activa tarea como documentalista. En Berlín dirigió dos largometrajes: "El paso" y "La colonia". En 1995 volvió a su país, donde filmó en 1999 el documental "La herida abierta", sobre el caso Pinochet. Su mirada es esencialmente política, y sus otros títulos permiten inferirlo sin esfuerzo: también dirigió "Los puños frente al cañón" en su país, en 1975, rescatada antes de viajar a Alemania y estrenada en dicho país, "Residencia en la tierra", "Chile, donde comienza el dolor" e "Isabel Allende".
"Espero que el premio sirva para ayudar a los realizadores de mi país", señaló el director a poco de recibir el galardón del certamen donostiarra. "La película aborda la situación actual de Chile, y refleja su realidad: allí el neoliberalismo ha llegado de manera brutal y salvaje, y la codicia y el dinero han ocupado el vacío moral que se había creado durante la dictadura", explicó, abriendo la alternativa de una mirada simbólica y metafórica de "Taxi para tres".
Lübbert dedicó el premio Concha de Oro a su familia, "que aguantó los dos años que demoré en hacer la película", y a Joaquín Müller, el camarógrafo de "La batalla de Chile", quien desapareció en 1975. El realizador se dedica a trabajar en la adaptación y desarrollo de guiones con el director Ricardo Larrain, profundizando en el despegue de una industria fílmica local permeable a los vaivenes de la macroeconomía. Por eso debió realizar "Taxi para tres" con un presupuesto bajísimo (400.000 dólares) y en lugar de salarios convino un sistema de porcentajes de ganancia con los actores. "En mi país, la situación del cine es complicada. Sólo ahora acaba de aprobarse la ley del cine, lo que significa un paso gigantesco para la industria", enfatizó.
Tal vez ello permita que en un futuro no muy lejano, su nombre pase a ser más familiar en la Argentina, donde Lübbert era un desconocido. Hasta esta edición del Festival de San Sebastián.




