
Más desorientación para Sandra Bullock
Premonición ( Premonition , EE.UU./2007, color; hablada en inglés). Dirección: Menna Yapo. Con Sandra Bullock, Julian McMahon, Kate Nelligan, Nia Long, Peter Stormare. Guión: Bill Kelly. Fotografía: Torsten Lippstock. Música: Klaus Badelt. Edición: Neil Travis. Presentada por Distribution Company. 97 minutos. Apta para mayores de 13 años.
Nuestra opinión: regular
Premonición quiere ser inquietante desde el principio, y para eso no hay nada más eficaz que una escena idílica. Ahí están, enamorados, Sandra Bullock y Julian McMahon. El, mejor pertrechado para las cirugías de Nip/Tuck que para abordar un personaje que debe ser algo ambiguo, la acaba de sorprender mostrándole el caserón que compró y en el que vivirán juntos y serán felices. Enseguida, es ella quien aparece, algunos años después, muy atareada con la atención de sus dos hijitas, las tareas del hogar y las salidas de compras con su mejor amiga. El marido no está, pero su voz preocupada le llega desde el contestador telefónico: "Lo que te dije el otro día delante de las nenas era en serio ". Ya se ve venir el consabido e "inesperado" golpe que pondrá fin a la felicidad.
Viene, y por partida doble. Primero, un policía le informa de la muerte de su marido en un accidente automovilístico. Más tarde, ella sale de la cama medio dormida y lo encuentra, bien vivo, en la cocina, desayunando con sus hijas. Es la primera de unas cuantas escenas más o menos similares: unas veces ella se despierta y es viuda; otras, no. Algún extraño desarreglo hay en su calendario, o bien se trata de lo que cualquier espectador que haya reparado en el título de la película supone.
El guionista Bill Kelly, que busca construir un thriller sobrenatural -una versión devaluada de Memento-, se entretiene yendo y viniendo de las dos realidades, o los dos tiempos, sembrando pistas aquí y allá y dejando las explicaciones para el final, en la creencia de que tantas situaciones ininteligibles y tantos interrogantes serán suficientes para mantener la atención del espectador. Se desentiende, en cambio, de otros detalles. Uno, que para mantener la curiosidad por saber si el hombre murió o no, si hoy es hoy o es mañana, si lo que la mujer vive es una pesadilla, una visión o un anticipo de lo que fatalmente pasará, es necesario primero generar algún interés por los personajes, algo improbable cuando no se sabe nada de ellos. Otro, que tarde o temprano todo el rompecabezas deberá ser armado sin que sobre ni falte pieza alguna.
No es precisamente lo que sucede con Premonición . El galimatías aumenta a medida que corren los minutos de proyección y bastante antes del final, sobre todo cuando la protagonista tiene una charla con un sacerdote acerca de la fe, ya se sospecha que no habrá explicación satisfactoria. Se sabe en cambio -el cine nos lo ha enseñado- que en estos viajes por el tiempo no conviene contrariar las decisiones del destino, y el film lo corrobora, aunque deje algunas señales tranquilizadoras, en ocasiones risibles.
Hay poco suspenso, poca sorpresa, mucho giro caprichoso, alguna escena al borde del grotesco y un músico que cree ser Bernard Herrmann. Sandra Bullock, ya habituada tras La casa en el lago a estos desfases temporales, se toma en serio el trabajo y salva su parte.
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