Tom Hanks: más que un gran actor
LA NACION estuvo en la primera función de Lucky Guy, la obra que no sólo marca el debut del actor en Broadway, sino el sueño de llevar a escena el último trabajo dramatúrgico de su amiga Nora Ephron
NUEVA YORK.- Últimos días de febrero. Las gigantografías con el rostro de Tom Hanks asoman a lo largo de Broadway Boulevard detrás de una cortina de nieve y niebla. No están concretamente ubicadas en lugares estratégicos, pero porque no hace falta. A Tom Hanks se lo ve. Llama la atención. La gente en su país lo ama y todo el mundillo teatral de Nueva York susurra su nombre. Es que hará su debut en Broadway con Lucky Guy ( Un tipo con suerte ), la última obra que escribió su gran amiga Nora Ephron. Doble expectativa.
Se comenta que habrá sólo dos preestrenos: el 1° y el 2 de marzo. Luego, habrá una impasse de un mes para aceitar engranajes y estrenar el 1° de abril. Todos quieren conseguir entradas. Entre los espectadores locales y el ambiente teatral la curiosidad es inmensa y casi no hay tickets para esas dos funciones (se recaudó un millón de dólares sólo en dos días). Debido a una cancelación de último momento, este cronista recibió una llamada para avisar que tendría una localidad para el debut. Así fue como con gorrito de lana y guantes, la representación de LA NACION pudo llegar al Broadhurst Theatre para estar presente en ese momento histórico para el mundo teatral neoyorquino.
Finalmente, Lucky Guy se estrenó oficialmente, con críticas mixtas, aunque todas elogiosas con el trabajo interpretativo de Tom Hanks. Prácticamente están todas las entradas vendidas hasta el final de la temporada y en la Gran Manzana ahora todos los productores quieren tener a esta estrella en sus marquesinas, para que los libre de la crisis.
Luego de treinta años dedicados al cine y a coleccionar Oscar, Tom Hanks ahora decidió dedicarle tiempo a su gran amor: el escenario. Si bien integró elencos de obras clásicas en su juventud, durante la década del 70, y le habían ofrecido muchas veces protagonizar en Broadway, nunca había aceptado. De todos modos, no fue ni el teatro ni la oferta económica el motivo de su decisión actual. La causa fue afectiva y tiene nombre: Nora Ephron (autora de Cuando Harry conoció a Sally ). Trabajaron juntos dos veces, en las películas Sintonía de amor ( Sleepless in Seattle ) y Tienes un e-mail , y se hicieron muy amigos. Durante años, la autora y directora trató de convencer a Hanks de que encarne a Mike McAlary, un legendario reportero policial de las décadas del 80 y 90 que ella conoció muy bien durante sus años como periodista. Fue la última obra escrita por la autora antes de su muerte el año pasado, basada en la vida de Mike McAlary. Pero él no se decidía.
Nora murió el 26 de junio de 2012 y su amigo sintió que estaba en deuda con ella: el pedido de encarnar a ese personaje, eje de su última obra: Lucky Guy . Ella fue periodista antes de convertirse en guionista de cine y pasó muchos años en el mundo de las redacciones. "Acepté hacer esta obra porque me divierto mucho y porque nunca había visto una visión así sobre el periodismo -le dijo Hanks a Patrick Hailey, de The New York Times-. Norah nunca dejó de ser periodista. Ella leía cada mañana todos los diarios de Nueva York y conocía mucho sobre el auge y la caída de los grandes periodistas. La extraño mucho y ahora siento muy cerca su esencia." La "reina del romance", como la llamaban algunos, era adorada por el mundo artístico estadounidense. Dicen que durante su velatorio desfilaron figuras que de otro modo nunca hubieran podido reunirse. Allí, muchos de ellos, estrellas de Hollywood, recitaron fragmentos de sus obras y sus películas, y contaron anécdotas entre lágrimas silenciosas. Ese amor quedó demostrado en la première de Lucky Guy , cuando apareció su imagen proyectada. La sala de pie y el elenco en pleno le brindaron un sentido aplauso. "Durante muchos años estuve enamorada del periodismo, de la sección Ciudad, del grupo de redactores, de fumar como loca, beber whisky y jugar al póquer. No conocía mucho más de otra cosa y estaba en una profesión en la que no tenía que estar. Estaba enamorada de la urgencia permanente, de los cierres, y de envolver huevos con los resultados", dice Ephron, en el programa de mano de la obra.
Lucky Guy recorre la vida profesional de Mike McAlary durante su trabajo como periodista de policiales en los diarios Daily News y New York Post. La dramaturga se basó en una exhaustiva investigación que le llevó años de reuniones y charlas con muchas personas que conocieron muy de cerca al comunicador. Las crónicas de McAlary, aunque sensacionalistas, tenían el rigor de la investigación y la vitamina de los buenos contactos. De los contactos esenciales. Claro, su vida tenía lunares. Cuando destapó el escándalo de la corrupción en la Policía de Nueva York, uno de los agentes señalados por él se suicidó. Además, obtenía mucha información en su paso por los bares cercanos a la redacción, adonde se iba a beber unos tragos con sus colegas y sus posibles informantes. Muchas veces bebía de más, era un mal esposo que relegaba a su mujer en pos de una crónica o de una salida nocturna, y no sintió demasiado remordimiento en dejar el diario que lo hizo famoso por irse a la competencia. La obra de Nora Ephron refleja a la perfección el paso de los años en una redacción. De hecho, la obra es un boccato di cardinale para un periodista que lleva años en su oficio. Es como volver a atrás y regresar en el recorrido, hasta 1998, año en el que murió McAlary, víctima de un cáncer. A través de la vida de este hombre, uno de los periodistas mejor pagos de la década del 90, refleja esos años del periodismo, la industria gráfica, la lucha de poderes y la competencia antes de que Internet irrumpa en este mundo. Pero Ephron también le da vida a un abanico intenso e interesante de personajes compuestos por un elenco de 18 artistas, en el que se destacan Maura Tierney, Christopher McDonald, Peter Gerety, Courtney B. Vance y Peter Scolari.
La actuación de Tom Hanks es simplemente inolvidable. Siempre existe el miedo de ver al actor de cine en vivo, dando manotazos para no ahogarse en el escenario, mucho más enorme para ellos que una pantalla de cine que los viste perfectamente. No es el caso. Tom Hanks es sublime. Se mueve en escena como si hubiera hecho teatro durante toda su carrera. Su actuación está repleta de matices y le da una carnadura real a este personaje que por momentos es desagradable, vanidoso, omnipotente y, por otros, un ser desprotegido, vulnerable ante su esposa, a quien ama pero no protege, y luchador imbatible ante la enfermedad. Hanks es muy generoso y permite el lucimiento de sus compañeros, a la vez que realiza un trabajo físico perfecto y minucioso, en la escena postaccidente.
Sobre el final de la función, la producción dispuso un sector vallado en la vereda del teatro, que rodeaba la salida de artistas. Para acceder a él, hay que presentar el ticket que consta haber asistido a la función. Allí se amontonan muchos espectadores para conseguir un autógrafo, un saludo o una sonrisa de Hanks y sus compañeros. Nieva, pero nadie se mueve de ahí. Un cholulo experimentado dice: "No saldrá hasta dentro de una hora, como hacen muchas figuras". Tom Hanks quebró su pronóstico. Salió inmediatamente, sólo para saludar a la gente. Uno por uno se sacó fotos, firmó programas, repartió besos y estrechó manos. Tampoco le importó la nieve, le rindió tributo al público. No había mucha posibilidad de preguntas, pero obtuvimos un breve comentario: "Estoy pleno por estar aquí. Es un regalo que me hizo Nora. Es un honor para mí".
Durante esa primera función de preestreno a la que asistió este cronista fue muy interesante observar cómo una docena de personas de la producción, sentada a los costados de la platea, tomaba innumerables notas sobre la puesta que transcurría. Ésos eran los ajustes que se harían durante el mes previo al estreno oficial. Las críticas no fueron muy generosas con la obra de Ephron y la puesta del director George C. Wolfe ( Ángeles en América, The Normal Hearth ), pero llenaron de elogios a Tom Hanks. No importa. Lucky Guy no sólo hizo recuperar el dinero invertido a los productores, sino que está dejando importantes ganancias. Y hay un rumor casi obvio: Lucky Guy podría llegar al cine.
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