
Pietà sorprendió y horrorizó
El surcoreano Kim Ki-duk se convirtió en el favorito para ganar Venecia con este film brutal y melodramático centrado en un cobrador de deudas
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VENECIA.– Una larga ovación cosechó ayer Pietà, film-shock, brutal y melodrámatico del legendario cineasta surcoreano Kim Ki-duk, que conquistó al público de la Mostra y se convirtió, hasta ahora, en el más aplaudido de todos los que compiten por el León de Oro. Considerado por muchos como un candidato fuerte para la estatuilla veneciana, Pietà –título que se inspira en el capolavoro de Michelangelo en el que la Virgen abraza a su hijo–, es una película muy fuerte, con escenas impactantes, que mantiene al espectador en estado de tensión durante sus 104 minutos.
Narra la historia de Kang-do (el actor Lee Jung-Jin), que vive y trabaja en una sórdida zona de la periferia de Seúl como recolector de créditos por parte de un grupo de usureros. Para ello, se la pasa el día mutilando, vejando y fracturando huesos de quienes no logran saldar sus deudas. Frío y metódico, el protagonista deja a sus víctimas vivas, pero mutiladas, para que puedan cobrar el seguro de invalidez con el que luego le podrán pagar a los usureros.
Todo cambia cuando, de repente, aparece una misteriosa mujer –interpretada por Cho Min-soo–, que asegura ser la madre que lo abandonó hace 30años. Kang-do la rechaza con la misma violencia y brutalidad que usa con sus víctimas, la pone a prueba y hasta llega a violarla en forma espeluznante. Al final, necesitado de afecto, la deja entrar en su vida, hecho que desencadena un desenlace al mejor estilo tragedia griega.
"En Corea conocemos bien la tragedia griega, la vemos en el teatro, pero en mi película yo quiero hablar del capitalismo extremo, de las consecuencias que tiene en las dinámicas interpersonales y de cómo las relaciones humanas pueden ser cambiadas en sentido negativo", explicó Kim Ki-duk en una conferencia de prensa en la que fue recibido triunfalmente. Allí apuntó también que para él no sólo hay que hacer películas lindas, sino que muestren la realidad. El cineasta, de 52 años, nunca pasó inadvertido en la Mostra. En 2000 presentó La isla, que con sus escenas de anzuelos en partes íntimas femeninas hasta causó desmayos en la sala; y en 2004 ganó el León de plata con Hierro 3.
También cosechó aplausos Linhas de Wellington, coproducción franco-portuguesa de la cineasta chilena Valeria Sarmiento, que durante 30 años fue esposa y montajista de Raúl Ruiz, quien murió el año último en París, cuando preparaba este film sobre la invasión francesa a Portugal en 1810, una guerra ignorada que significó una destrucción tremenda para los portugueses.
Relato épico de dos horas y media de duración –ideal para transmitir por capítulos en televisión, tal como se hará, según dijo su productor–, el film cuenta con un cast impresionante: John Malkovich, Marisa Paredes, Michel Piccoli, Catherine Deneuve e Isabelle Huppert, entre otros. "Cuando recibí el guión, tuve que encontrar una relación emotiva para poder filmar la película, y pensé este éxodo en relación al exilio chileno y la situación de las mujeres, con las violaciones en Chile", reveló Sarmiento en una conferencia de prensa, en la que se llevó todos los aplausos Marisa Paredes, única estrella presente, que en la obra confirma su inmenso talento.
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