Roud muvi, cine experimental con clara influencia teatral
Con el film de Dennis Smith y Alejandro Welsh se inauguró una sala cinematográfica en El Camarín de las Musas, uno de los teatros alternativos más prestigiosos
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Roud muvi es un proyecto extraño, de esas extrañezas que se agradecen, que refrescan. Tan particular es esta ópera prima de Dennis Smith y Alejandro Welsh que, si bien se trata de una película, se las ingenia para tender constantes puentes hacia el mundo teatral. Por esas dos rutas circula esta road movie de carácter experimental.
El proyecto tiene sus rarezas. La trayectoria de sus autores, también. El cantante, actor y compositor Dennis Smith, uno de los actores y co director del film, fue uno de los 16 finalistas de Latin American Idol y se la pasa trabajando para programas de Disney. Su aliado en este viaje en particular es Alejandro Welsh, un ingeniero industrial que -una vez que se decidió a indagar en el universo cinematográfico- dirigió cinco cortos (uno de ellos de stop motion ). Los dos estudiaron cine en el taller de José Martínez Suárez, en donde se conocieron. Por su parte, Smith, cantante y arreglador de temas de Mambrú y de Erreway, también estudió actuación con Agustín Alezzo, en donde conoció a los otros actores de este proyecto ahora hecho realidad.
Roud movi es el resultado de trabajo de seis meses de ensayo y 42 horas de filmación. Cuenta una historia que dura 74 minutos y narra el viaje de tres hermanos a lo largo de una caminata de 40 kilómetros que les demanda 12 horas durante las cuales no aparece "ni un tema de conversación", como dice el programa de mano.
La hoja de ruta de Roud muvi cuenta la historia de personas (papeles a cargo de Maia Muravchik, Lourdes Invierno y el mismo Smith) que realizan una peregrinación a Luján mientras el padre de ellos agoniza. A lo largo de esa extensa caminata -resuelta siempre en interiores- salen a la luz los enfrentamientos históricos, las fobias, los juegos de alianzas y los tics de estos tres hermanos que parecen tener pocas cosas en común. Sin embargo, siguen caminando más allá de la lluvia, cierto agotamiento emocional, los molestos mosquitos y un pasado confuso que siempre vuelve para cuestionar al presente de cada uno de ellos.
Todo ese tránsito, que incluye a otros personas, está filmado en un galpón que se va resignificando a la largo de la caminata. En ese recorrido, la mixtura entre el lenguaje cinematográfico y el teatro es sumamente interesante. Desde esa perspectiva, es una señal de inteligencia presentar al trabajo en un sitio con tanta impronta teatral como el teatro El Camarín de las Musas.
La idea de la película comenzó en 2003, al mismo tiempo que Lars Von Triers estrenaba Dogville , referencia casi obligada de este otro viaje filmado en una escuela del barrio de Almagro que parece ser el mismo galpón en donde ahora, los sábados a la noche, se presenta este trabajo que incluye finos diálogos, un humor que atraviesa al drama, discusiones de una fuerte intensidad y diferentes planos al servicio de una densidad en aumento.
Apelando a los mínimos elementos escenográficos, los directores se las ingeniaron para armar las situaciones en medio de una especie de instalación cambiante de fuerte impronta plástica. Esa misma síntesis está presente en el vestuario, en los elementos que manipulan, en el sonido y en la iluminación. En sintonía con ese lenguaje, los diálogos de estos tres seres perdidos en sus propios pasados familiares posee momentos perturbadores.
Un viaje, mil viajes
Para los que han visto trabajos en esa sala de El Camarín de las Musas, sentarse a ver Roud muvi dispara otros viajes por las distintas versiones que tuvo ese espacio del primer piso. Allí, en el 2005, se estrenó Los mansos; luego fue habitado por la coreógrafa Gabriela Prado hasta que volvió Alejandro Tantanián para hacer Los sensuales . Ahora, ese ex galpón de 8 x 25 metros se convirtió en una excelente sala cinematográfica para 80 personas. Inaugurado con Roud muvi , allí se proyectarán películas que sigan una producción similar al teatro que todas las semanas copa los distintos espacios de El Camarín. Los planes de esta nueva movida incluirán los próximos estrenos de El tango de mi vida , un documental de Hernán Belón; y el estreno de Reducción , un film de Stephan Mazurek.
La idea es, como sucede en el circuito teatral alternativo, asegurarle a cada película 2 meses de programación con una pasada por semana. Cuando con el correr de los meses la cosa tome más cuerpo, se proyectarán distintas películas de lunes a sábados; los domingos prometen hacer un función en continuado con todo el material de la semana. O sea, una mezcla rara entre los viejos cines de barrio y el cine experimental que se inició con esta interesante película de ruta .




