Scorsese festejó los 50 años de La dolce vita
ROMA.- "Existen películas antes y después de La dolce vita , porque rompió todas las reglas de la narración, rompió la censura y con su audacia demostró que en la pantalla grande se puede ser honesto. Nunca se había visto una obra de semejante intensidad moral, inteligencia y madurez. Por eso cambió la historia del cine." Martin Scorsese, que ayer fue la gran estrella del Festival de Roma, habló así del capolavoro de Federico Fellini que, en su 50 aniversario, volvió a tener un gran estreno mundial, en una versión restaurada digital.
Con su Film Foundation -que ya salvó 550 clásicos-, Scorsese fue uno de los impulsores de la restauración de la obra símbolo del cine italiano. Fue la Cineteca de Bologna, en colaboración con la Cineteca Nacional, que tras 8000 horas de limpieza digital le devolvió al film su belleza original. Durante este trabajo, se descubrió que La dolce vita , un film "épico, en blanco y negro, de tres horas de duración, pero sin trama" -según definió Scorsese- también contaba con una versión aún más larga, de tres horas y diez minutos, que Fellini evidentemente decidió editar.
En un encuentro para la prensa, de hecho, pudieron verse algunas de esas escenas cortadas por el gran cineasta italiano, entre las cuales destacaba una en la que Anita Ekberg entra en la Fontana di Trevi, bajo la mirada del inolvidable Marcello Mastroianni.
"Rafael pintaba de un modo, Miguel Angel de otro modo, Caravaggio de otro, y La dolce vita es el film más felliniano de todos -aseguró el director de Taxi d river-. Ahí Fellini pinta un fresco, no narra una historia, sino que la historia es el personaje, el cast de actores, los rostros, las miradas." También habló del deber que tienen los cineastas como él de hacer todo lo posible para que los jóvenes conozcan obras fundamentales, como La dolce vita , porque "sin pasado no hay futuro".
También se llevó aplausos ayer en el Festival de Roma Jim Loach, hijo del cineasta británico Ken Loach, que presentó su ópera prima, Oranges and Sunshine , que compite en el concurso principal. Se trata de una película que cuenta un hecho verídico terrible y poco conocido: la deportación, entre 1920 y 1960, de 130.000 niños británicos hacia países de la Commonwealth, principalmente hacia Australia.
Aunque Loach, que hizo varios documentales, contó en una conferencia de prensa que al principio quería hacer un documental sobre este tema, luego pensó que sería mejor contar el escándalo a través de un film dramático. Oranges and Sunshine narra la historia real de Margaret Humphreys -interpretada por Emily Watson-, la asistente social de Nottingham que descubrió en los años 80 este plan de deportación de niños que el gobierno británico había ocultado durante años. A los niños, de poco más de cuatro años, que estaban en institutos porque eran hijos de adolescentes solteras o de familias indigentes, se les decía que sus padres habían muerto. Y se les explicaba que iban a ir a otra tierra donde había "naranjas y sol". Pero terminaban encerrados en institutos religiosos donde se los maltrataba, se los hacía trabajar como esclavos y, en muchos casos, se abusaba sexualmente de ellos.
Luchando sola, Margaret Humphreys logró reunir a varios de aquellos niños, ahora adultos, con sus familias, en un trabajo titánico y doloroso que sigue haciendo actualmente. Recién el año pasado, los gobiernos británico y australiano pidieron públicamente disculpas a las víctimas. "Espero que con el film se conozca más sobre esta verdad que estuvo oculta por tanto tiempo", dijo Loach.
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