Woody Allen regresa, dulce y melancólico
Entre fobias, desengaños, nostalgias y alusiones al Hollywood clásico transcurre la nueva película del director, Café Society, que hoy se estrena en los cines
El Hollywood clásico, el jazz, las familias judías, los triángulos afectivos, las infidelidades, los desengaños amorosos, las fobias, las pesadillas, las contradicciones entre Nueva York y Los Angeles, los intelectuales y la farándula... Ésos son algunos de los temas y conflictos que sobrevuelan Café Society y, en mayor o menor medida, toda la filmografía (nada menos que 47 películas en cinco décadas) del incansable e incombustible Woody Allen .
Con 80 años cumplidos, el mítico guionista, director y a veces actor neoyorquino cumple con la máxima "hasta que el cuerpo (y la cabeza) aguante" con una vitalidad, una disciplina y una creatividad asombrosas: una película por año. El ciclo nunca cambia: concebir el guión en su vieja máquina de escribir, elegir los intérpretes que le sugiere su equipo de casting, rodar, editar, promocionar (da unas cuantas entrevistas en muy corto plazo) y estrenar, como en este caso, en la apertura del Festival de Cannes. A los pocos días, la rueda vuelve a girar con el proyecto siguiente.
Y no sólo eso: poco después de filmar Café Society -que hoy llegará a los cines argentinos- se sumergió en su primera experiencia para una plataforma de Video On Demand:Amazon -que se ha convertido en la fuente de financiamiento de sus últimos trabajos- lo contrató para escribir, dirigir y protagonizar Crisis in Six Scenes, serie de seis episodios de media hora cada uno que se verá desde el 30 de septiembre y en la que comparte elenco con la veterana Elaine May y la joven Miley Cyrus.
Pero volvamos al cine. Café Societyes una luminosa, ligera y encantadora (tragi)comedia romántica ambientada en la segunda mitad de la década de 1930 que sigue -al estilo de una novela con el propio Allen en la voz del narrador- las desventuras de los distintos personajes de una familia judía del Bronx. La historia transcurre tanto en la Los Angeles de los grandes estudios (el tío Phil Stern que interpreta Steve Carell es un poderoso y millonario agente de la industria) como en Nueva York (donde Corey Stoll encarna a Ben, un mafioso digno de las películas de Scorsese que regentea el popular club nocturno del título). Entre esos dos mundos aparecen los protagonistas, Bobby ( Jesse Eisenberg , otra vez perfecto alter-ego del director), hermano de Ben y sobrino de Phil, y Vonnie ( Kristen Stewart ), secretaria de la agencia del personaje de Carrell.
Más allá de la gracia que aporta el elenco, la película se destaca también por la belleza y sofisticación visual de este primer trabajo con el legendario fotógrafo italiano Vittorio Storaro –ganador de tres premios Oscar por Apocalypse Now!, Reds y El último emperador– que lo ayudó en esta transición del fílmico al digital con escenas de fiestas y bailes en la línea de El gran Gatsby que tienen una belleza y elegancia infrecuentes en el cine del director de Manhattan y Zelig. LA NACION estuvo en la presentación que Allen hizo para la prensa internacional en Cannes, donde dejó valiosos conceptos sobre su vida, el cine en general y Café Society en particular:
Kristen Stewart. Woody no conocía a la actriz. "Nunca vi sus películas de vampiros", dice en referencia a la saga Crepúsculo. Pero, cuando le pasaron Adventureland, supo que era la indicada: "Le hice leer un párrafo y lo hizo tan bien que todos nuestros prejuicios desaparecieron de inmediato. Tiene una belleza simple, luce fresca y tiene sentido del humor. Para mi era más que suficiente. Es parte de una camada joven muy talentosa de la que también trabajé con Blake Lively, Emma Stone y Scarlett Johansson".
Jesse Eisenberg. "Yo hubiese interpretado hace muchos años a Bobby de manera unidimensional, porque soy un comediante limitado; él, en cambio, lo hizo con múltiples facetas y mayor profundidad, porque es un verdadero actor".
La película. "Aposté a una estructura de novela en capítulos porque quería seguir a una familia judía, que es lo que conozco y en lo que puedo ser auténtico, pero con historias que nada tienen que ver conmigo. Jamás fui a Hollywood a pedir trabajo, por ejemplo. Con respecto al personaje que hace Jesse quise darle un fuerte sesgo romántico porque me considero un romántico, aunque muchas de las mujeres de mi vida no piensen lo mismo. Y tiene que ver con cómo el Hollywood clásico influyó en mí, con mis recuerdos de niñez."
Vivir en una burbuja. "No tengo computadora, no tengo Internet, mi iPhone lo uso para escuchar jazz, ver el pronóstico del tiempo y recibir llamadas. Nada más. Vivo en una burbuja, sé poco del cine contemporáneo. Llevo a mis hijas al colegio, trabajo, practico el clarinete y a nivel social me veo con amigos o voy a un partido de basquet."
Evolución artística. "Creo que he mejorado con los años. Al comienzo de mi carrera solo me interesaba que funcionaran los chistes. Con los años me volví más ambicioso y quiero que las películas sean mejores, más profundas. A veces lo logré y en otras me equivoqué."
La vejez. "No puedo creer que ya tenga 80 años, mis padres vivieron hasta los 100, así que me saqué la ruleta. Me siento joven, estoy siempre alerta, como sano, hago ejercicio y pienso seguir filmando mientras haya gente dispuesta a pagar la entrada. Pero una mañana tendré un ataque al corazón, quedaré en una silla de rueda y en el geriátrico dirán «ése es Woody Allen» y yo apenas podré mover la mano".
Los festivales. "No creo en la competición en el arte. Está bien para deportes, pero ¿quién puede determinar quién es mejor entre Rembrandt, Picasso y Matisse? No quiero participar de eso en un festival y por eso siempre pido estar fuera de concurso. Dicho eso, me encanta ir a Cannes, disfrutar del sur de Francia y del ambiente cinéfilo."
Los medios. "No leo entrevistas, críticas ni historias sobre mi. Cuando empecé estaba muy pendiente de lo que decía. Ahora no me interesa saber si soy un genio o un fraude. Me enfoco en el trabajo. Fui investigado y diría acosado durante más de un año por la situación que fue de público conocimiento y las conclusiones fueron claras. No tengo más nada que agregar. Todo lo que publica el periodismo sensacionalista me parece una estupidez."
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