La química synth-disco y el brillo new wave del cantante de The Killers en modo solista
Desde la joya de The Killers, Day & Age (2008), Brandon Flowers ha venido puliendo su synth-disco, un pop directo que respira mejor en VIP’s de discotecas que en clubes de rock y que, en su etapa como solista de masas, viene recargado de un brillo new wave seductor pero, de a ratos, un tanto inofensivo. En las canciones de The Desire Effect, de 2015, el rockstar de The Killers depura sus beats en canciones bailables y balanceadas, ideales para treintañeros con un par de cosas resueltas que aman las FM, en una ola que rompe más cerca de Phil Collins que de U2. La música de Flowers se mueve entre visiones de estrella herida de club nocturno ("Yo estaba subido a una mina de oro de terciopelo hasta que me bajaste de nuevo al suelo", canta) y odas a chicas lindas de Las Vegas. Canciones pop para ganar en el drama que implica la seducción efímera, tan bonitas y correctas como su peinado con raya a la gomina.
Por Patricio Lange
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