
Fundador de Fun People, nómade en skate, pionero solitario, Nekro supo construir su propia leyenda. A diez años de la explosión hardcore, su nombre hoy vive asociado a mochilas pintadas y recitales a la hora de la merienda. Carlos Rodriguez, un punk que vive entre su obsesión por la muerte y la adolescencia eterna.
1 minuto de lectura'
Martes 13, nace un niño muerto. Es enero en Campana, provincia de Buenos Aires. Ding dong. Campanas del cementerio. Un gato negro ronronea sobre el muro. Dos metros bajo tierra: las guerras, los egos, lo feo. Miss Muerte pica un ollie con su tabla y sobrevuela tumbas. Una sonrisa se le revienta en la boca. Bienvenido a Chapanoland y sus mausoleos, donde yace, escondido, el panteón de Nekro.
–Siempre estuve obsesionado con hacerlo –declara Boom Boom Kid, el principal sospechado de patinar en la necrópolis, señalando las tapias de la Chacarita.
–¿Pero cómo elaboraste tu propio crimen? –pregunto.
–Convencí al enterrador –confiesa–. Te juro que fue muy divertido.
¿Como llego Nekro a estas paginas? ¿Qué mérito tiene este enano fulero que frena los shows si lo escupen o hace prender las luces si la gente se golpea? A diez años de la explosión hardcore, cuando lideraba Fun People, nadie puede negar que su crossover antifascista fue el principal culpable de que ese género se enraizara en otros ritmos. Héroe accidental de la cultura skate y adolescente eterno, el ahora bautizado Boom Boom Kid es un personaje decisivo en la historia del rock independiente de la última década. Los festivos shows de Fun People, además de ser como una fiesta de 15 hardcore, eran un modelo de autogestión que influyó a toda una generación alternativa: Nekro conseguía la fecha, cargaba los equipos, atendía el puesto de discos...
Año 89. Carlitos Rodriguez, hijo menor de una pareja bonaerense que se divorció cuando él era muy pequeño, se escapa de la casa de su madre y trepa la reja del cementerio de Campana. Ahí se siente seguro, acompañado, feliz. La patineta lo acerca a su cripta favorita; walkman, death metal y Trasher Magazine. Fanático de Bela Lugosi, tiene problemas, quiere irse del pueblo. Su banda se llama Anesthesia. Sus compañeros le dicen Nekro.
Emigra a la Capital. "En aquellos tiempos ya era un fanzineroso ", rememora Boom Boom Kid y pide más café que leche para empezar a hablar. "Es para estar más despierto", se excusa y sigue. En los últimos diez meses se fue de gira por Europa y México. Visitó Perú, Uruguay y tocó quince veces en Brasil, antes de dedicarse a terminar su segundo disco solista tras la desaparición de Fun People: Smile from Chapanoland . Todo en una van descascarada, una Ford tipo Brigada A que compró en el invierno de 2001, durante la gira mundial de Fun People: Making ronronear el mundo . "Ahora es mi casita. Yo no sé manejar, pero tenerla en los tours es tan importante como un micrófono."
–¿Y dónde vivís cuando no estás de gira?
–En muchas partes y en ningún lugar.
–¿Tenés hijos?
–No. Tengo una chica, un departamento y dos gatitos.
–¿En qué barrio?
–Me estoy haciendo un rancho al lado de lo de Sandro.
Sentados en un bar frente a la chacarita, nada parece casual. Hace casi tres años que no habla con un periodista. Evita el gremio por "cizañero", pero asevera que sabe muy bien cómo "usarlo". Y le creo. A los tres minutos de haber empezado a repasar su historia, nada lo detiene. Dice que llegó a Capital con la plata que su papá había ahorrado para que hiciera el viaje de egresados. "Me parecía una pelotudez, así que me vine a imprimir mi primer fanzine ecologista, Green Violence . Después me quedé... nómade."
Pasó varios meses durmiendo en el tren Sarmiento. Iba y venía, de Once a Moreno. "¿Sabés lo feo que es? No sé si alguna vez te pasó, pero es una mierda. De noche te subís a los árboles para zafar; pensás que nadie te va a descubrir. No da." Así conoció a Lucas, un chico que tocaba la guitarra y ensayaba en Ituzaingó. Anesthesia ya había debutado en vivo, pero Nekro quería refundar la banda.
La old school del hardcore no era muy copada. Hoy, diez años después de su implosión, podemos decir que era machista y, de algún modo, racista. Las consignas de Nekro no eran bien recibidas. A principios de los 90, la escena estaba comandada por bandas de tres siglas que formaban legiones de tatuados: n.d.i. (No Demuestra Interés), b.o.d. (Buscando Otra Diversión), e.d.o. (Existencia De Odio) y d.a.j. (Diferentes Actitudes Juveniles) dirigían junto a Minoría Activa toda la estructura de un movimiento que no aparecía en los medios masivos: la Buenos Aires Hard Core. Tenía su canal de difusión under y su sello central: Frost Bite, una compañía amateur que la escena tildó del "Epitaph argentino" y editó casi todos los trabajos de la escena, incluido el único disco de Anesthesia, en 1995.
Pero Nekro no se sentía cómodo en ninguna parte. Tocaba con esas bandas y su público salía lastimado. "Nunca me interesó pertenecer a la Buenos Aires Hard Core. Yo venía del campo y ni siquiera podía ir a ver a Massacre [pioneros del skate rock argentino]. Era muy morochito para estar ahí. Había muchos boneheads en sus shows. Así que trate de mirar todo. Y en vez de criticar, aprender. Para que los recitales de mi banda fueran todo lo contrario."
Anesthesia formaba con Nekro (voz), Lucas (guitarra), Chuli (bajo) y Gato (batería). Los fines de semana tocaban en el Sindicato del Cuero, en Morón, un salón de barrio donde se hacían las Night Core .
–¿Te acordás de esos tiempos?
–Uf, ¡qué bajón! Tocar a las cinco de la mañana con piñas, patadas y tramontina libre. No, mejor no me acuerdo.
–¿Por eso empezaste a organizar recitales en horario matiné?
–Si, definitivamente. Entre las cosas que no me gustaban del circuito resaltaba una que me molestaba mucho: tocar tarde. El público está cansado y vos también. No se lo merece nadie.
Cuando editaron su primer disco, tuvieron que cambiar el nombre (estaba registrado). Se quedaron con Fun People. Sus shows eran una bomba y, mientras su convocatoria llegaba a los tres ceros, obligaban a las multinacionales a acercarse al underground.
Fun People rechazó contratos y ofertas de Universal y el sello americano mca por 40 mil dólares. Kum Kum (1996), el segundo disco, se editó independiente y fueron única banda hardcore elegida para integrar la gira Nuevo Rock Argentino (junto a Los Brujos, El Otro Yo, Babasónicos y otros). Pero sus recitales estaban poblados de punks intolerantes y skinheads... skinheads. "Gente que iba a lastimar a nuestro público", rememora.
Ahí marcaron terreno. "Sacamos un destacado que decía: Hardcore-gay-antifascista . Esa idea se me ocurrió porque no me gustaba mi público. Y yo no creo en eso de que el músico no puede elegir a su público. Había pibes que tenían una ideología que nada que ver, que venían a lastimar, en vez de a bailar. Entonces pensé: definámonos y no van a venir más."
–¿Y sirvió?
–De una. Rotularnos nos sacó a muchos idiotas de encima. No sé si éramos hardcore o no, gay o no... Pero fue una muy buena idea. Creo que la única que tuve en mi vida.
–¿La única?
–La mejor.
Las fechas de fun people se convirtieron en las fiestas del hardcore. Y con eso se quedó bbk. Con lo mejor: las chicas nadan en el mosh, nadie se lastima... Sus shows siempre fueron también una descarga informativa. Fue uno de los primeros en vender sus discos personalmente. "El público dijo: «Uh, ¡qué comerciantes son!». Y yo les decía: «Mirá loco, en la disquería ganamos 25 centavos por cada disco. Si vos lo comprás acá, te sale más barato y es mucho mejor para los dos»".
–Y creaste tu casilla de correo...
–La principal razón de tener buzón no fue vender discos, sino conseguir el contacto por carta con la gente que nos iba a ver para viajar por todo el mundo. Igual ya no recibo cartas. Ahora son todos mails.
–¿Tenés computadora en tu casa?
–No, tengo una laptop. Y me manejo para todo con eso.
Fun People giraba por el mundo y su cantante vivía con su abuela. Pero Pilar falleció y quedó inmortalizada en una canción con su nombre. Carlos se asentó en un hogar okupa de Palermo. "Estaba lleno de ratas y se metía gente a hacer giladas. Era como la vecindad del Chavo."
Al poco tiempo lo echaron y se fue a vivir a lo de unos amigos. Dormía en la biblioteca. Pronto transformó la habitación en oficina de su naciente sello independiente Ugly Records y en la última sala de ensayo de Fun People. Y, cuando eso también se acabó, terminó en Haedo de nuevo, en casa de su suegra.
"Siempre me gustó tener el control de todo", dice y confirma por qué empezaron los problemas que derivaron en la desintegración de fp. Lucas (ahora en Cucsifae) se fue de la banda. Al rato lo siguieron Chuli (hoy Satan Dealers) y el Gato (ahora en España, haciendo reggae y dub).
–¿Cuál es la versión de Nekro sobre la defunción de Fun People?
–Nunca funcionó como una banda. Se terminó transformando en un proyecto personal. Muchas de las personas que tocaban querían tocar y nada más. Algunos empezaron a pensar que eran todas ideas mías. Y sí, eran mis ideas. Pero nunca me habían cuestionado.
–¿Y qué pasó?
–Ellos no querían cambiar nada, ni volver atrás. Entonces empezó a cambiar la formación. Con algunos quedó una buena relación, con otros no. Pero tengo un buen recuerdo de mi pasado.
–Primero se va Lucas. ¿Por qué?
–Mirá, yo no me llevo mal con el loco. Pero se preocupó más por la banda cuando estuvo afuera que cuando estuvo adentro. Y siempre tratando de perjudicarme a cada paso. Te pido que ni hablemos de él.
Fun People implotaba y al mismo tiempo era la banda que muchos adolescentes abatidos necesitaban. "Bad Influence" y "Masticar" (puesto 94 en la lista de hits de la historia del rock argentino según Rolling Stone) rotaban en mtv. El público de los primeros tiempos se había ido para no volver. Alguien tenía que reemplazar a Lucas. Y llegó Gori, ex Catarsis, actual Fantasmagoria. Un guitarrista punk glam que desafiaba a la monada tocando temas de Keith Richards. Y todo el mundo lo escupía. "Gori fue mi compañero", dice Nekro. "Nos juntábamos los dos y pasaba algo increíble: apenas lo escuchaba tocar yo ya sabía cómo iba a cantar."
Los Fun People empezaron a viajar por todas partes, de Perú a Inglaterra, de Holanda a Japón, tocando en casas y estadios. Sin intermediarios. Y, siempre, por supuesto, durmiendo en cualquier lado.
En una de esas expediciones en camioneta, terminaron alojados en la casa de Steve Albini, el productor de In Utero, el último y gran disco de Nirvana. Y ya que estaban en los suburbios de Chicago, grabaron un tercer disco, The Art (e) of Romance.
–¿Albini fue buen anfitrión?
–Uh, buenísimo. Steve Albini: el hombre que nunca come. Lo único que tomaba era café. Nunca lo vimos comer. Nos dio una pieza para cada uno. ¡Teníamos una máquina de pochoclo y un billar! Para entrar al estudio había que ponerse un mameluco tipo Devo y él dibujaba circuitos que sus empleados se encargaban de construir. Y no gastamos un peso, porque Jimmy Page y Robert Plant habían estado grabando el disco solista de Plant y habían dejado un montón de comida.
Al poco tiempo Gori pidió el pase. Y para no acabar con él, Carlos mató en público a Nekro durante el inesperado último recital de Fun People en Cemento. Repartió en persona unas calcos que culpaban a un tal Boom Boom Kid por el atentado. Editó un último disco ( Angustia no no, 2000 ) y se dedicó a girar en su camioneta para olvidarse de la banda.
Ya no tiene los pelos oxigenados. Ahora sus dreadlocks son negros. Por estos días, vende más discos en Japón que en su tierra. Escucha Sham 69 y Twister Sisters y combina su banda sonora con pantalones de golfista, zapatillas náuticas, medias de Kitty y muñecos del libro Donde las cosas salvajes viven (de Maurice Sendak). Lleva una remera de Buscando a Nemo y veintiún temas nuevos en alguno de los bolsillos de su parca azulada (con pin de e.t. en la solapa). Su música se escucha más sucia, "más leal y cruda", define. "Es puro crossover: hay punk, hardcore, thrash, folk, metal y empieza con una cueca. Sigo con mi crisis de identidad."
No es casual que, después de seguirlo durante meses, me haya citado frente a un cementerio. Su pasión es la confusión. Sus cambios de nombre, por ejemplo: Nekro, Miss Muerte, Il Carlo o su medio hermano careta y maldito –Boom Boom Kid–, todos vienen de lo mismo y se hacen cargo. "Yo no tengo nombre", dice. "No me llamo como dice el documento. Me llamo como quiero."
–¿Qué edad tenés?
–¿Qué importa mi edad?
–Importa porque tenés más de 30 y nadie puede seguirte el ritmo. Siempre tocaste con gente cuatro o cinco años más joven que vos...
–Eso es porque me junto con chicos que parecen grandes y grandes que piensan como chicos...
–¿Y vos qué estuviste haciendo todo este tiempo?
–Me mantuve creciendo. Pero sin madurar.
Boom boom kid esta herido. Hace dos semanas tuvo que suspender un show en Escobar. Y no es que le duela no haber cobrado. "Los flyers que habían hecho con mi cara estaban auspiciados por Parrilla La Carreta. Así que lo suspendí."
–No todos tienen por qué saber que sos vegano...
–Soy ovo-lacto-vegetariano. No como carne, pero sí derivados. Si hacés un recital conmigo tenés que saber esas cosas.
–¿Te ves como una persona extrema?
–No. Sólo que no me veo comiendo un churrasco.
–¿Y poniendo la cara en una publicidad de zapatillas?
–En ese caso me ofrecieron hacer la promoción de Vans y yo siempre anduve en skate. Siempre me gustaron y los locos me las daban gratis. ¿Por qué no? Si el hardcore y el skate fueron mi escuela.
–Entre tus anotaciones de gira hablás del rock argentino y su relación con el gobierno...
–Yo creo que si un productor te quiere contratar, está okey. Pero que te pague el gobierno para atraer jóvenes es otra cosa. Estás formando parte de algo totalmente sucio. Cobrando un cachet que viene de los impuestos que pagan vos, tu papá y tu abuelo.
–¿Qué te parecen La Renga, Bersuit, Los Piojos...?
–Yo no me fijo en los demás. No sé que hacen. Trato de no leer sobre rock. Sé muy poco de las bandas actuales. En realidad no tengo mucha vida social. A mis amigos los cuento con una mano.
–¿Cómo usaste tu independencia?
–Creo que bien. Mi ego no pasa por salir en una revista. Mi ego pasa por haber sobrevivido a diferentes situaciones y todavía seguir cantando. Eso me mantuvo vivo.
–Parecés lejos del reviente rockero...
–Quizá yo no sea rockero. Creo que el camino del rock, todo eso del reviente es una gran mentira. No necesito ponerme algo para componer. Tomo café, té, ginseng y guaraná para estar despierto.
–¿Como aprendiste a cantar?
–¿Cantar? Yo no canto... berreo. Jackie Wilson es un cantante, Johnny Cash es un cantante, el Palo Pandolfo es un cantante. No yo.
–¿Las lecciones de inglés no ayudan?
–Nunca tomé clases. Aprendí inglés de ver las traducciones en los discos. Y aprendí mal, pero el inglés se trasformó en el esperanto. Hasta en Japón me pude comunicar. Es como mi idioma nativo. Prefiero cantar así y no en castellano. Si te ponés a pensar, nuestra lengua tuvo una historia mucho más sangrienta que el inglés.
–¿Por qué siempre te preguntan sobre los códigos del punk?
–¡Qué sé yo! Para mí el punk no tiene códigos. Cuando vos me preguntás por qué apoyar a una marca como Vans... ¿por qué no lo voy a hacer?
–Porque siempre fuiste ecologista y las Vans se hacen con cuero...
–Si, pero yo promocioné las zapatillas de tela que usaba todos los días. Me hacés acordar a cuando trabajaba para los fanzines. Me pone feliz que haya personas que me hagan preguntas como las que me hacés vos, para estar siempre cuestionándome y hacer las cosas cada día mejor. El problema es cuando nadie te pregunta.
–Vos sos vegetariano y apoyás el aborto. ¿La carne no es crimen?
–La vida es una contradicción. Cuando hicimos ese split con She Devils ( El aborto ilegal asesina mi libertad ), estábamos reclamando el derecho de la mujer a elegir sobre su cuerpo. Lo principal es la libertad. Yo quiero un cambio. El sistema, como está, no me gusta.
–¿Y qué hacés para cambiarlo?
–Música, que medicina es. Aunque su entorno a veces no tanto. Y uso los medios para expresarme. Porque son importantes. Sólo hay que saber utilizarlos.
Mirar la marea del gig puede ser escalofriante. Tres meses antes de esta charla estoy sentado en un parlante de la Sociedad Italiana de Morón. Toca Boom Boom Kid. Nenes, nenas, todos se bañan y licúan en el moshpit. El cantante me mira, pone su tabla de body sobre el pogo y me grita: "Dale, tirate". ¡Má síii!
Voy surfeando doscientas cabezas, heredero provinciano en la tabla de Nekro. Y caigo de espaldas al suelo. "Surfear el mosh es el mejor cachet", me dice Boom Boom al oído. Y juro que le creo.
De vuelta en el cementerio, en nuestro último encuentro, me mira fijo y se ríe. Sabe que controla todo y confía. "Mi abuelo, Angel Chapano, me ayudó a pagar el disco. Fue como mi productor y guía. Y se va a llamar Smiles from Chapanoland ", anticipa.
–¿ Chapanoland ?
–Es un cementerio que yo inventé.
–¿Y qué hay enterrado ahí?
–La guerra, la envidia, el ego, la maldad, las fronteras; matar animales para vivir, cosas que podríamos enterrar de una vez y para siempre.
Hace un tiempo murió el padre de Nekro. "No dejé nada por hablar con él", asegura. Eso pudo haberlo acercado de nuevo a las tumbas. El, por la dudas, se cuida y es más atento con su cuerpo: "Cuando vamos de gira, en la van, meo en una botella o en una lata de Pringles y analizo el color para saber cómo estoy. Es todo un arte", comenta. Pero inconscientemente, al menos, sigue lastimándose con sus pesadillas, que se corporizan en síntomas de enfermedades de época: "Sigo siendo anoréxico y bulímico. En mí, estas dos enfermedades van de la mano. Nunca las pude controlar. Perdí muchos amigos varones a los que internaron por eso. Por eso hice canciones como «Masticar»".
Sin querer queriendo, boom boom kid transmitió un estilo a sus seguidores: las bermuditas, los pins, los parches, las hebillas, las gorritas, los pelos pegados a la cara y las mochilas. "Yo no hago nada para generar eso", asegura. "No me gusta nada el look de las mochilas. Ni siquiera las hacemos como merchandising."
–Pero tu público tiene las mejores...
–He visto dibujos que hice para mis fanzines en mochilas. Los pibes toman cosas sin preguntar y eso es muy feo, porque yo le pongo la misma pasión a un diseño que a una canción. Es como si me estuvieran pirateando la música. Me cago en mi arte, pero no en mis emociones.
Por lo pronto sacó un disco ( Okey Dokey , 2001), tres libros y cuatro fanzines. Después, bbk grabó un segundo disco que será editado a mediados de este mes en España, Italia, México y Austria en... ¡vinilo!
–¿Cuál fue el soundtrack de la creación?
–Estuve investigando mucho sobre los discos de 78´. Eso me llevó a comprar un Winco. No está muy bien, pero tengo una buena púa y zafa. Además encontré un lugar donde compro diez discos por un peso.
–¿Y cuáles son tus favoritos?
–Los discos infantiles del sello Pulgarcito. En inglés y en castellano. Me gusta la moraleja de Simbad, el marino. Dice que si uno persiste en las cosas, al final triunfa. Ese es el mensaje de mi próximo disco.
–¿Cómo es tu proceso creativo?
–Compulsivo. Todo el tiempo escribo cosas en papeles y después las miro para que me den fuerza. En mi departamento tengo una pieza chiquita en la que junto papeles, casetes, videos; tengo una guitarra y hago fanzines. Ahora hago uno que se llama Historias con mi Vespa , cosas que voy viendo en la ciudad. Cosas que escribo con fibrones en las paredes de Congreso o San Cristóbal, para desahogarme del tránsito, corte: "No mire para el costado, quizá el problema sea usted". La principal influencia fue no tener cable en casa.
–Siempre te influyen escritores. ¿Qué estuviste leyendo últimamente?
–Comics, muchos comics. Tales from the Crypt , cuentos de terror de los años 50. Los releo una vez por semana y después me veo toda la colección de los cuentos de horror de Edgar Allan Poe hechos por Hammer. También leo mucho sobre asesinos seriales. Me gusta investigar la locura humana. En este disco quería poner esa parte de Nekro: el terror.
–Entonces... ¿cuándo vas a matar a Boom Boom Kid?
–Quizás antes del próximo disco o quizás vuelva Nekro. ¿Te dije que esta vivo?
"Te llevo", incita el kid. quiere terminar con todo esto. Su motoneta gris costea el cementerio. Acelera y comenta: "¿Para que sirven? Que los prendan fuego. Los cuerpos humanos no sirven para nada y los cementerios no son más que la ostentación del poder. Hay todo un negocio detrás de esto. ¿Por qué no hacen camas para la gente? Yo dormiría en un cementerio."
La Vespa ronronea por Juan B. Justo.
–¿Cuál es el cuento de horror que más te asusta? –pregunto sin esperar respuesta.
–"El gato negro", de Edgard Allan Poe. Pero no me asusta... Me gusta.
Moraleja: Mantiene tu espíritu con humor. Sin medir las consecuencias.



