Miguel Angel Zotto cuenta "Su historia"

Miguel Angel Zotto y Milena Plebs conocieron el éxito en distintos escenarios del mundo cuando bailaban en "Tango argentino", la creación de Claudio Segovia y Héctor Orezzoli. Pero cada vez que regresaban a Buenos Aires no tenían dónde actuar y no eran reconocidos. Una mañana, cuando se despertaron en la casa de Robert Du-vall, un día antes de regresar a Buenos Aires, resolvieron algo que les cambiaría la vida: hacer un espectáculo de calidad en la Argentina.

Volvieron, se juntaron con Renata Schussheim, Jean François Casanovas, Ariel Del Mastro y tantos otros creativos para dar forma a "Tango x 2", un espectáculo de danza-teatro de calidad con el acompañamiento de tres maestros músicos: Osvaldo Requena, Daniel Binelli y Fernando Suárez Paz. Ya hace 18 años de eso. La compañía pasó a llamarse Tango x 2, Milena Plebs se alejó de aquélla y hoy, con Zotto a la cabeza, cumplió 18 años.

"La verdad que no creí que podría llegar a esta altura. Recorremos el mundo todos los años y Tango x 2 ya estuvo muchas veces en los Estados Unidos, Japón, Italia, el Reino Unido y España. La mejor forma de festejar ser mayores de edad es con un espectáculo homenaje", cuenta Zotto, orgulloso.

Pasado mañana, la compañía estrenará "Su historia" en el Lola Membrives, con 26 artistas en escena y la participación especial de José Angel Trelles. "Este show es una recopilación de todo con algunas cosas nuevas. Lo que más me entusiasma es el primer acto: un homenaje a mis maestros, que aparecerán a través de una historia que escribimos con Omar Quiroga", explica Zotto. "A través del multimedia aparecen las voces y las imágenes de mis maestros: Virulazo, Juan Carlos Copes, Petroglio, Finito, Antonio Todaro, Pepito, Ana María Stekelman y Milena Plebs... y Trelles es el duende que cuenta esta historia mientras yo la muestro con coreografías."

La segunda parte del espectáculo es parte del anterior: "Tangos de la Cruz del Sur", mientras que la mitad de este segundo acto es estreno: una obra de Marconi, Garello y Piazzolla, coreografías con "María de Buenos Aires", las canciones de María José Mentana y el repertorio de José Angel Trelles.

"Su historia" estará sólo seis semanas, antes de partir para una extensa gira europea que durará cinco meses. En el hemisferio norte hace mucho frío para esta época y a Zotto no le gusta mucho. Por lo tanto, ya es un clásico del verano porteño y recibió el ofrecimiento de los Spadone para volver a ocupar el Lola Membrives.

–¿Cómo elegiste ser bailarín de tango?

–Bailaba rock y una noche, a los 17 años, acompañé a un amigo al Marabú. Ahí descubrí el tango y me volví loco con todo lo que estaba pasando allí: la cortesía del hombre, cómo sacaba a la mujer, la orquesta en vivo, la gente elegantemente vestida y el baile. Empecé a aprender y me costó. No podía creer que con el rock podía hacer muchísimas piruetas y con el tango nada. Bueno, fueron muchos años de aprendizaje, bailé unos seis años en las milongas, hasta que Ana María Stekelman me descubrió y me propuso hacer un espectáculo. Fue “Jazmines”, en 1985.

–¿Intentás buscar un punto intermedio entre el tango de salón clásico y la pirueta?

–Sí. La última obra que hice es moderna, hay saltos y trucos. Pero siempre pongo a mis amigos milongueros a mirar los ensayos cuando ya está terminada. Y les digo: “Fijate si me voy mucho del tango”. Pero como no tengo ninguna otra formación que no sea la popular, siempre está el tango presente.

–¿Al extranjero le gusta el mismo tango que a nosotros?

–Ellos compran el tango, y en eso hay cosas buenas, regulares y malas. Pero sí, está de moda revolear a la bailarina, aunque hay que buscar un punto intermedio. Aquello le gusta a la gente porque es efectista, pero hay que encontrar el equilibrio del efecto. Cuando te vas mucho por el aire, tenés que volver a la esencia, al abrazo.

–¿También buscás el término medio entre el show y lo argumentado o lo conceptual?

–Sí, siempre pongo un argumento. Ahora está el Duende, este ángel de la guarda que va relatando en una participación muy emotiva. En este espectáculo, el argumento está escrito sobre lo que me decían mis maestros. Por ejemplo, Virulazo una vez se fue de la sala y lo puse.

–Te quisiste morir...

–Imaginate. Yo hago un personaje: el Llorón, que usa un pañuelo con cuatro nudos. Virulazo me vio y me dijo: “¿Cómo vas a salir así al escenario?”. Le digo: “Virula, esto es danza-teatro, no tengo que bailar siempre de smoking”. Se levantó y se fue. Bueno, esa anécdota la puse en el argumento.

–Virulazo y Elvira, Nélida y Nelson, Mayoral y Elsa María... ¿Sos el soltero del tango?

–Es que desde que me separé de Milena no formé más pareja. Si te pasa algo con alguien bailando arriba del escenario, ya es suficiente para que la gente entienda que hay una conexión entre la pareja. Ahora estoy bailando con cuatro chicas.

–Ah... sos un atorrante...

– No. Es que uno ya está experimentado y mi idea es mostrar que soy un bailarín solista. Es una meta. También puedo mostrar que Zotto prepara a otras chicas porque no encontró a la pareja. Lo que hice con Milena es difícil de superar o de igualar. Por eso tuve que buscar otro camino.

–¿Te gusta ser medio gitano: vivir en distintas ciudades durante todo el año?

–Y... por eso estoy soltero en la vida. Es muy difícil lo mío. Vivo en Buenos Aires de cuatro a seis meses, según las tournée. Me acostumbré a vivir así de gira. Y si no vuelvo a mi ciudad me vuelvo loco. ¿Sabés qué pasa? Aunque podés bailar el tango hasta los 80 años más o menos, al ritmo en que yo me muevo tengo un período. Más adelante pensaré en la escuela. Hoy quiero el escenario y bailar lo que más pueda. ¡Son 18 años y más de 120 coreografías!

–Que quedan sólo en el recuerdo de los que te vieron...

–Sí, por eso estoy pensando en el cine. Quiero registrar todo ese trabajo en forma profesional. Cuando pare un poquito con el teatro voy a adentrarme en el asunto. Con Omar Quiroga estamos pensando en algo muy interesante.

Para agendar

• Su historia , por Tango x 2.

Lola Membrives , Corrientes 1280, 4381-0076, miércoles a sábados, a las 21.30, y domingos, a las 20.30. Entradas desde $ 15.

Por Pablo Gorlero

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