El crítico más famoso del mundo
El documental Al cine con amor, que se estrenó anteayer, relata la vida de este periodista que había hecho de la crítica de cine una verdadera pasión
Al cine con amor (Life Itself) se estrenó anteayer en los cines argentinos. Pero su recorrido empezó el año pasado en Sundance para luego llegar a Cannes y viajar por muchos otros festivales. En la gacetilla de la distribuidora Energía Entusiasta, se apunta en primer lugar: "Presentada por Martin Scorsese". Es comprensible, el nombre del director de Toro salvaje y El lobo de Wall Street -uno de los productores y uno de los entrevistados de este documental- es un factor atractivo. Sin embargo, el protagonista y el director de esta película deberían ser factores fundamentales a la hora de decidir verla.
Al cine con amor es uno de esos estrenos que se ven y se agradecen: después de verlos uno conoce más, y se emocionó, y se acercó a una vida singular y hasta renovó su pasión, su amor por el cine. El protagonista, el biografiado, es Roger Ebert, el crítico de cine más famoso de Estados Unidos, lo que es más o menos lo mismo que decir que el crítico más famoso del mundo. Dos pruebas de su fama y prestigio: Ebert fue el primer crítico en tener una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood (2005) y el primer crítico de cine en obtener el Premio Pulitzer (1975). Fue crítico del Chicago Sun-Times durante cuarenta y seis años, desde 1967 hasta su muerte en 2013.
"Cuando era chico, me gustaba ir a ver películas porque podía descubrir lo que hacían los adultos cuando no había niños en la habitación. A medida que crecía, ese placer se desvanecía gradualmente; cuanto más conocía y sabía, los personajes parecían menos adultos." Eso decía Ebert en su crítica del clásico de 1932 Un ladrón en la alcoba, de Ernst Lubitsch, recopilada en American Movie Critics, la antología de crítica estadounidense editada por Phillip Lopate. En ese recomendable libro, Lopate decía que Ebert era conocido para todo el mundo como "el gordito de la televisión, el crítico con suéter, rápido para destrozar o alabar algún estreno con un fragmento sonoro citable", pero que quizá fuera menos sabido que se trataba de un "cinéfilo altamente dedicado" y que podía expresarse con una "prosa cuidadosamente escrita".
Ebert pudo combinar su carrera de respetado crítico de un medio impreso con la fama que consiguió en la televisión con los programas Sneak Previews y sobre todo At the Movies. En televisión formó pareja crítica con Gene Siskel. Ebert y Siskel no eran críticos de gustos parecidos y hasta no simpatizaban en principio. Pero de esa combinatoria despareja nació una chispa difícil de igualar. Siskel & Ebert se convirtieron en estrellas televisivas, en críticos poderosos, en críticos temidos, en críticos admirados. Fueron, también, criticados. Por otro lado, hay directores que afirman que sus carreras fueron posibles gracias a que Siskel & Ebert apoyaron y recomendaron sus películas por televisión. Uno de estos casos fue el de Errol Morris. El programa de Siskel & Ebert hizo de la expresión "two thumbs up" (dos pulgares hacia arriba) no sólo una cita de póster, sino que también la legó al habla cotidiana y hasta fue objeto de parodias. El de Siskel & Ebert fue un programa de crítica que convirtió en ícono unas siluetas de dos señores sentados discutiendo sobre cine. Y hay mucho más sobre el programa y sobre la -emocionante, difícil, entrañable- relación entre Ebert y Siskel en Al cine con amor.
El documental de Steve James es una historia de amores más allá del cine: el amor de Ebert por el Festival de Cannes, por su esposa, por los viajes, por Chicago. También es una película sobre el cáncer que lo afectó en su última década de vida, y que lo hizo retirarse de la televisión y canalizar su energía en ser un pionero de la crítica en Internet con su blog, al que convirtió en un éxito, y hay quienes afirman que su escritura nunca brilló tanto como en esos últimos años. Su página sigue activa actualmente -un crítico que se convirtió en una marca- y en ella escriben críticos de primera línea. Ebert podía hacer gala en su escritura, y en la televisión, de un humor muchas veces vitriólico, y también podía explicar como pocos su posición acerca de una película. Era un gran argumentador y no sólo eso, también era uno de esos críticos que nos podían describir profusamente una película más allá de su opinión. No se trataba de que pudiera contar con precisión un argumento, sino de otra cosa: de una capacidad de relacionarse con cada película en particular dentro de una mirada informada y apasionada por el cine en general.
Ebert, como su compatriota Pauline Kael, supo escribir con ferocidad acerca de las películas que detestaba, y uno de sus más de veinte libros llevó el título de Your movie sucks (Tu película apesta). Un fragmento de su crítica sobre North (1994), de Rob Reiner: "Odié esta película. Odié, odié, odié, odié, odié esta película. La odié. Odié cada uno de sus momentos insulta-público afectados, estúpidos y vacíos. Odio la sensibilidad que pensó que a alguien le iba a gustar esto. Odié el insulto implícito al público mediante la creencia de que alguien se iba a entretener con esto".
Como dijo el propio Chicago Sun-Times cuando murió Ebert: "Roger amaba las películas. Excepto aquellas que odiaba".
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