El día en que Carlos Gardel llegó al Teatro Cervantes
El teatro del venezolano José Ignacio Cabrujas ha sido muy poco divulgado en la Argentina. Tan sólo a fines de la década del 80, cuando en las remodeladas Tiendas San Miguel el escenógrafo Luis Diego Pedreira intentaba dar forma a un centro cultural, montó "El día que me quieras", una obra que en Caracas dirigió el mismo autor, en 1979, y en la que además interpretó el personaje de Pío Miranda.
El texto se repondrá hoy en la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes, con la dirección de Julio Baccaro y con un elenco que integran Leonor Manso, Mario Pasik, Rita Terranova, Roxana Carrara, Rodrigo Monti, Miguel Moyano y Angel Rico.
La tranquila realidad de una familia de clase media se ve conmovida por dos significativos hechos: Carlos Gardel visita la ciudad como parte de una extensa gira que está realizando por América latina y una de las muchachas que compone el clan familiar decide marcharse con su novio, Pío Miranda, un comunista ortodoxo, que ve en los cambios que se operan en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas una realidad a la que mucho le importa integrarse.
Leonor Manso y Mario Pasik -en la ficción, Elvira, la hermana mayor, y Pío Miranda- comentaron a La Nación aspectos de esta producción.
"La obra es un reflejo de nosotros -dice Leonor Manso-. Transcurre en Caracas, en 1935, pero realmente habla de hoy, de la Argentina, de toda América latina. Esa cosa de impotencia que se ve en los personajes, esa especie de parálisis, esa necesidad de hacer posible un sueño, de alguna manera está representada en un ídolo popular como Carlos Gardel. La llegada de él despierta estas pasiones."
Elvira, esa hermana que le toca recrear, es la única que tiene un cable a tierra. Hace 20 años que es empleada en el correo y esto le posibilita tener una conexión con el afuera. Así aparecerán sus frustraciones y también la necesidad de soñar.
"Es difícil contar cómo es Elvira, tengo miedo de achicarla -dice Manso-. Es un personaje que me gusta mucho porque es como que no tiene límites. Posee una gran amplitud y una gran comprensión y de pronto baja línea. Cuando abre su alma, comparte su esencia, su dolor. Tal vez por todo eso es a la persona a la que todos escuchan y es quien más comprende."
En el caso de Pasik, su Pío Miranda "es un comunista de los años 30, absolutamente convencido, un tipo que canta loas sobre Stalin y Lenin". Y su mundo también aparece atravesado por la llegada de ese cantante popular. "Una de las cosas que aporta Gardel en general -comenta el actor-, por eso es un mito muy especial, es el misterio. Es todo lo que no se sabe de él. Cómo puede ser que un tipo no deje en claro si es uruguayo, argentino, si es Gardel o Gardes. Esto era parte de su capital. Nosotros lo tomamos a Carlos Gardel como una especie de espejo, que devuelve lo que cada uno necesita. Todos, en esa casa, somos personajes con características definidas y distintas. Sin embargo, al tomar contacto con Gardel es como si apareciera alguien que nos va a decir lo que estamos esperando."
El mundo que describe Cabrujas tiene ribetes muy mágicos y por eso se pierden en muchos momentos los límites entre la realidad y la ficción. Esto lo lleva a Mario Pasik a la siguiente reflexión: "Fantaseo con que no se sabe bien si Gardel pasó o no por esa casa. Cuando me preguntan de qué trata la obra digo que es una ficción que parte de un hecho histórico concreto, pero luego asoman datos con los que Cabrujas juega de tal manera que muchas cosas terminan distorsionándose. La visita de Gardel es como un bombazo, la casa se da vuelta, realmente, con todos sus integrantes dentro".
Ilusiones y esperanzas
Leonor Manso se apoya en una frase que pronunció hace unos días la diputada Elisa Carrió, refiriéndose a la realidad de los argentinos frente a los cambios económicos. Ella sostuvo, "acá se confunde ilusión con esperanza". "Creo -agrega la intérprete- que en esta obra se dan las dos cosas: la ilusión y la esperanza. Si Gardel viene, canta; si Gardel está, hay esperanza. Algo se mueve y entonces asoma esa esperanza que está cubierta por una ilusión. Al no saber exactamente si es él quien entró en la casa, es una ilusión. La esperanza está puesta en una ilusión."
"Yo creo que ellos corrieron a la ilusión y se quedaron con la esperanza -replica Pasik-. No siento que terminen decepcionados, desarmados." "No -insiste Leonor Manso-, porque aparece la verdad y eso siempre es bueno. Lo que provoca Gardel es que cada uno exprese su ser más profundo, lo que realmente quieren."
Con todo esto, "El día que me quieras" resulta para ambos "una pieza muy humana, que fundamentalmente va a conmover al público, porque va mostrar a los seres humanos como realmente son". Y todo eso, porque llegó Carlos Gardel.
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