
Un reciente disco solista y uno con su banda D12, lo devolvieron al centro del hip hop mundial. Mientras tanto, él parece más preocupado por las dificultades de estar a cargo de su hija y por alejarse, de una vez, de los problemas, las drogas y la cárcel.
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Eminem se convirtió en un hombre
de familia. Durante las dos largas conversaciones que tuvimos en Detroit, mencionó constantemente a los chicos que está criando, como lo haría cualquier padre orgulloso: su hija, Hailie Jade, está por cumplir 9 años; su sobrina Alaina tiene 8; y su medio hermano, Nate, tiene 18. En octubre, Marshall Mathers cumplió 32. Creció en Kansas City, Missouri, y en Detroit, sin una figura paterna, pero se ha convertido en un padre comprometido que va a los actos escolares y todo. Realiza casi todas sus grabaciones en Detroit y puso su carrera cinematográfica en stand by para poder estar con los chicos a la noche.
Dice haber dejado la bebida y las drogas desde que en 2000 fue acusado por tenencia de armas, lo cual, temió, podía quitarle la tenencia de Hailie. Pero su ex, Kim Mathers, se vio envuelta en sus propios problemas con la ley. En junio de 2003 fue arrestada por posesión de cocaína, luego faltó a la Corte y por un tiempo se escondió de la policía. Eminem cuenta que explicarle la situación a Hailie y a Alaina “fue una de las cosas más duras por las que pasé”. En el momento de nuestra primera entrevista, Kim estaba presa. Cuando nos vimos por segunda vez, ya la habían liberado. “Está afuera”, dijo. “Esperamos que se mantenga limpia.”
Encore es el quinto album solista de Eminem, y lo confirma como uno de los mcs más talentosos, desafiantes, audaces, transgresores e importantes del hip hop. Agradece a su madre por la problemática infancia que todavía alimenta su furia en “Never Enough”; en “Puke”, le dice a Kim que la odia y, en “Crazy in Love”, que todavía la ama; y declara su devoción por Hailie en “Mockingbird”, de la que dice es la canción más emocionante que haya escrito. También ataca al presidente Bush por la guerra de Irak en “Mosh” y dice: “Atenlo con un ak... Dejen que sorprenda a su papi con eso”.
En Encore, Eminem se refiere a sí mismo como “Rain Man” porque, según dice, no sabe hacer otra cosa que cantar hip hop. No se considera “un buen conversador” porque sus palabras no suelen ser tan directas como sus rimas, pero las dos veces en que nos sentamos para este, Rolling Stone Interview, se mostró abierto e introspectivo. Comenzamos en un cuartucho de un estudio fotográfico, y continuamos en el estudio de grabación, donde pasa la mayor parte del tiempo. El primer día se tiró en un sillón chico de color negro, tenía puesto un equipo Nike y comía unas almendras bañadas en chocolate blanco. Como si tuviera 15 años, me dijo: “¿Qué tal?”, y después me preguntó: “¿Te gustaría comerte mis bolitas blancas?”. Y se rió. “Dale, metete mis bolitas blancas en la boca.”
¿Quién de tu familia te quería? ¿Alguno de los adultos te hacía sentir especial?
Mi tía Edna, que era mi tía abuela, y mi tío Charles, mi tío abuelo. Eso fue en Missouri. Son del lado de mi papá. Ellos me cuidaban mucho. Mi tío Charles se murió en el 92 o en el 93, y mi tía se murió seis meses después. Tenía como 86 años. Eran mayores, pero hacían cosas conmigo; me dejaban quedarme con ellos los fines de semana, me llevaban a la escuela, me compraban cosas. Ellos y mi tío Ronnie eran mi base.
¿Ellos te conectaron con tu papá?
Me dijeron que era un buen tipo: “No sabemos qué te dijo tu madre, pero él era un buen tipo”. Pero muchas veces él llamaba y yo estaba allí –tirado en el piso pintando o mirando tele– y no le hubiera costado nada decir “Pasame con mi hijo”. Podría haberme hablado, podría haberme dicho algo. Porque yo no tuve una figura paterna en mi vida. Mi madre tenía muchos novios. Algunos no me gustaban; otros estaban bien. Pero muchos entraban y salían. El padre de mis hermanos menores probablemente sea lo más parecido que tuve a una figura paterna. Estuvo en casa unos cinco años. Con él jugábamos a la lucha, nos llevaba al bowling, hacía las cosas que hacen los padres.
Cuando te vi jugar con Hailie en febrero, me di cuenta de que sos muy respetuoso. Mucha gente subestima a los chicos, pero vos le hablás pensando en que ella es inteligente.
Gracias por decir eso. Yo quiero que ella y mi familia más cercana –mi hija, mi sobrina y mis hermanitos– tengan lo que yo no tuve: amor y cosas materiales. Pero no puedo ir y comprarles cosas solamente. Tengo que estar con ellos. Es algo que me viene a la mente cada tanto, incluso antes de tener la custodia de mi hija y de mi sobrina.
¿Tenés la custodia total?
Tengo custodia total de mi sobrina y compartida de Hailie. Lo que le pasó a mi ex mujer el año pasado no es ningún secreto. Yo no quiero hablar mal de ella, pero cuando estuvo prófuga de la policía no me quedó otra que hacerme cargo. Estuve siempre con Hailie, y mi sobrina es parte de mi vida desde que nació. Kim y yo prácticamente la criamos, vivía con nosotros.
Y tu hermano menor vive con vos.
Mi hermano más chico pasó de familia adoptiva en familia adoptiva. El Estado se lo llevó cuando tenía 8 o 9.
¿Vos cuántos años tenías?
Yo tenía 23. Pero cuando se lo llevaron dije que si alguna vez estaba en posición de poder tenerlo conmigo, lo tendría. Cuando tenía 20 traté de pedir la custodia completa, pero no tenía los medios. No podía mantenerlo. Lo veía cuando estaba en un hogar adoptivo. Estaba tan confundido... Quiero decir, sólo verlo me hacía llorar. El día que se lo llevaron, al único que le permitieron ver fue a mí. Lo habían sacado de la escuela. El no tenía la menor idea de lo que estaba pasando. Lo mismo que me había pasado a mí le estaba pasando a él. Yo tenía un empleo y un auto, y Kim y yo vivíamos tratando de pagar el alquiler y de hacer las cosas bien. Entonces nació la sobrina de Kim que también es mi sobrina, y la vimos pasar de casa en casa, el mismo ciclo disfuncional por el que yo había pasado. Y yo todo el tiempo pensaba: “Si llego a tener la posibilidad, voy a ocuparme de esto”. Y lo logré y lo hice.
¿Cuáles son tus objetivos y tus principios como padre? Estoy seguro de que tenés tus límites.
Ser padre es vivir una doble vida. Hasta donde puedo recordar, incluso antes de que Hailie naciera, yo creía mucho en la libertad de palabra. Nunca quise comprometer eso, mi integridad artística, pero una vez que entro en mi casa, me convierto en padre. Llevo a los chicos a la escuela, los busco, les imparto reglas. No digo que soy el padre perfecto, pero trato; y lo más importante es estar junto a mis hijos y criarlos bien.
Tratándose de una persona polémica como sos, ¿cuáles son tus reglas más importantes como padre?
Enseñarles a distinguir el bien del mal lo mejor que pueda, tratar de no perder el temperamento, tratar de ofrecerles guías, reglas y límites. Nunca ponerles una mano encima. Hacerles saber que nunca está bien que un hombre le ponga una mano encima a una mujer. Más allá de lo que la gente piense de mí y de lo que digo en mis canciones –Kim y yo tuvimos nuestros momentos–, estoy tratando de enseñarles y de hacerles aprender de mis errores. Es casi como hacer malabares, entre la paternidad y el rap.
Bueno, en medio de esos malabares está Hailie, que aparece en algunas de tus canciones, como en “My Dad’s Gone Crazy”, de The Eminem Show. ¿Ella escucha las canciones en las que está?
La mayoría de las veces hago versiones “limpias” de las canciones y las escuchamos en el auto. La historia de cuando hicimos “My Dad’s Gone Crazy” es divertida. Yo estaba trabajando demasiado, y los chicos venían a verme al estudio. Sentía mucha culpa, así que le decía a Kim que la trajera y la dejaba quedarse por ahí. Yo estaba trabajando con Dre, y Hailie corría por el estudio gritando (con su vocecita aguda): “¡Socorro! ¡Me parece que mi papá se volvió loco!”.
Enseguida, eso enganchó con un ritmo que habíamos hecho el día anterior. Me fui a mi casa, y la hice pasar a la cabina de grabación y decirlo. Cuando se abre, se parece mucho a su padre. Yo le dije qué decir y ella lo moldeó al ritmo en la primera toma. Casi daba miedo lo bien que le salió. No sé si quiero incluirla en más canciones. No quiero que sea más famosa. Que viva su vida. Ella no eligió que su padre fuera un rapero. Mi sobrina y mi hermanito, tampoco. Así que tienen derecho a vivir una vida normal, salir y hacer cosas normales que yo no puedo hacer. Eso es por lo que muchas veces no puedo estar con ellos.
¿Vas a actos escolares?
La escuela es diferente. En la escuela, cuando hay actos, campamentos, y todas esas cosas, no me las pierdo, a pesar de que tengo que lidiar con toda la locura. Las maestras son muy atentas y les dicen a los chicos: “Cuando viene el papá de Hailie, es el papá de Hailie, el señor Mathers”. El año pasado fui a leer a la clase. Dos libros. Duró como un mes.
Michael Jackson dijo, por el video de “Just Lose It” en el que lo imitás, que eras “insensible y desconsiderado”. ¿Te estás burlando de él?
En el video no hago nada que él mismo no haga. En esa parte con los chicos saltando en la cama… no están haciendo otra cosa que saltar en la cama. La gente puede pensar lo que quiera, interpretar lo que quiera. Pero no es Michael Jackson realmente, soy yo haciendo de Michael Jackson, copiando sus gestos. No tengo una opinión formada sobre él. Cuando salió Thriller, nadie podía decirme nada malo de Michael: para mí era lo máximo, una leyenda. Pero con las cosas de las que se lo acusa y la seriedad del caso, ¿el tipo sale y se pone a bailar arriba de su limusina?
Y llega tarde a los tribunales.
Yo siempre llegaba una hora antes. Con la Corte no se jode. Y, si lo pienso, mis fans deberían acusarme a mí de burlarme de mí mismo.
En el video de “Just Lose It” aparece Paris Hilton, que parece, más bien, el tipo de persona de la que normalmente te burlarías, no que harías un video con ella.
Bueno, yo estaba en mtv con La La y se me escapó. La La dijo: “¿Cómo hiciste para conseguir a Paris?”. Yo le dije: “Bueno, yo la amo. La amo casi tanto como ella se ama a sí misma”. Después pensé: “Mierda, eso que dije fue cualquiera”. Pero trato de no atacar a la gente que no me ataca a mí. Más allá de la imagen que ella transmite, más allá de cómo la vean mis hijas, ¿me gustaría que fueran como ella? No. Pero para un video, para el entretenimiento, es distinto. La canción se trata de ir al boliche y descontrolar, emborracharse tanto que uno termina diciendo cosas equivocadas. Y necesitábamos a alguien que me pegara y que me tirara del pelo. Nuestra primera candidata fue Jessica Alba. No la conseguimos, y Paris estaba en la ciudad.
En Encore hay dos canciones sobre Kim. En “Puke” la odiás tanto que te hace vomitar. Luego, en “Crazy in Love”, es como si dijeras: “Te odio, pero no puedo vivir sin vos”.
Es una relación amor-odio, y siempre va a ser así. Estamos hablando de una mujer que es parte de mi vida desde que tengo memoria. Cuando la conocí, ella tenía 13 años. Yo, 15.
¿Cómo fue la primera vez que la viste?
La conocí el día que salió del internado. Yo estaba en la casa de un amigo, y su hermana era amiga de Kim, pero no la veía desde hacía tiempo porque estaba en el internado. Yo estaba parado encima de la mesita del living, con una gorrita, imitando a ll Cool j cantar “I’m Bad”. Me di vuelta y vi que ella estaba en la puerta. Su amiga le dio un cigarrillo. Tenía 13 años y era más alta que yo. No parecía tan chica: podrían haberle dado 16 o 17. Yo le dije a la hermana de mi amigo: “¿Quién es esa? Está buena”. Y empezó la historia. Ahora está la lucha constante de si conoceré a alguien que esté conmigo como ella.
En “Mosh”, dejás bastante claros tus sentimientos hacia Bush y la guerra de Irak. ¿Creés que esa guerra fue un error?
Bush se pinta como un héroe y tiene a nuestras tropas muriendo allí sin razón. Yo todavía no escuché ninguna explicación que pueda entender. Que nos explique por qué nuestras tropas están allá muriéndose.
No existe una buena respuesta.
Yo creo que él empezó este lío. El nos puede llevar a la ruina. El disparó primero y llevó las cosas tan lejos que ahora no sabe qué hacer. Parece otro Vietnam. Bin Laden nos ataca y nosotros atacamos a Saddam. No supimos nada de Saddam en diez años, pero vamos y lo atacamos. Que nos explique por qué. Que nos dé una respuesta.
El año pasado, The Source [una revista de hip hop] reveló una grabación de cuando tenías 16 años en la que decías “nigger” [negro, de modo despectivo]. ¿Cómo fue eso?
Eso es algo que solíamos hacer. Nos íbamos al sótano y probábamos estilos, hacíamos rimas, lo más fuertes posibles, para entrar en calor antes de hacer canciones en serio. Y ese fue el tema del día. Yo acababa de cortar con una chica negra, y el resto de la historia la cuento en el disco. Tengo una canción que se llama “Yellow Brick Road” que básicamente explica toda la historia de principio a fin, como esa grabación que se filtró. Nunca tuve control sobre eso. Era algo que hacíamos y después nos olvidábamos.
¿Te enojaste cuando apareció?
Estaba enojado conmigo mismo. No podía creer haber dicho eso. Si no hubiera existido Eminem, no sería nada importante, pero siendo quien soy y viendo las cosas por las que lucho, eso es como mi talón de Aquiles. Cuando la cosa saltó yo me hice cargo. Pedí disculpas. Pero no puedo seguir pidiendo perdón por algo que dije cuando tenía 16 años. Quiero decir, todos hicimos cosas estúpidas. Cosas que vos y tus amigos sabían que eran en joda.
En nuestra generación, la palabra “nigga” se usa por los jóvenes blancos o negros como una expresión de cariño, pero incluso ahora uno no la diría.
Sí, es una palabra con la que no me siento cómodo. No sonaría bien saliendo de mi boca.
¿Ves algún parecido entre “nigger” y “faggot” [puto]? ¿Son lo mismo?
Nunca lo vi de ese modo. Cuando yo era chico, esa palabra se usaba todo el tiempo. Las dos palabras se usaban todo el tiempo. Pero si alguien le decía “puto” a alguien, no necesariamente significaba que ese alguien era gay. Era más en el sentido de “qué imbécil sos”.
¿Pero no sentís que esas dos palabras causan el mismo efecto?
Supongo que depende de si uno las está usando con sentido peyorativo. Si uno usa la palabra “puto” como acabo de decir, para putear, eso es distinto de usarla como un insulto racial. Alguna gente puede pensar distinto. Algunos chicos blancos se sienten cómodos diciendo esa palabra todo el tiempo. Yo no. No digo que nunca la haya usado en mi vida. Pero ahora, no la uso en una conversación cualquiera. No me gusta que salga de mi boca.
Desde hace un tiempo te mantenés sobrio. ¿Eso cambió de alguna manera tu música?
No. Siento la misma pasión que siempre por lo que hago, ad –antes de las drogas—y dd –después de las drogas–.
Solías hablar mucho sobre las drogas y tenías la manía típica de los que se drogan. Me pregunto si ahora te sentís más lúcido.
Bueno, definitivamente me siento más lúcido y más atento a lo que me rodea y a lo que sucede. Pasé por una etapa en la que experimentaba y nombraba diferentes drogas. Decía que tenía hongos, ácido, marihuana… Por eso la gente supuso que estaba drogado todo el tiempo. Los chicos venían y me decían: “Ey, Shady, ¿así que tenés hongos?”. Y yo me reía. No era para mí antes de ser famoso y no había razón para que lo fuera después. Especialmente desde que alcancé cierto nivel de madurez que espero incluya alguna cuota de inmadurez también.
Hablemos de tu forma de componer...
Creo que el ritmo te habla, te dice cuál es el gancho. El gancho de “Just Lose It” lo escribí en unos treinta segundos no bien salió el ritmo. Esa era una canción que realmente no significaba nada. Era sólo lo que el ritmo me guiaba a decir. Los ritmos, las rimas, las letras, los juegos de palabras y las frases con gancho corren por mi cabeza. Cuando sos un rapero, las rimas vienen solas.
¿Alguna vez probaste, como hace Jay-Z, no escribir las rimas, sino simplemente decir lo que te viene a la mente?
Sí, lo hice. Los cuadernos en que escribo mis letras están llenos de anotaciones por todos lados, porque son un montón de pensamientos azarosos. Pero muchas veces anoto un par de líneas, me meto en la cabina de grabación y trato de ver qué es lo que sale. Me salgo de lo que dice en el papel y me dejo llevar para ver qué surge.
Eras un adolescente cuando escuchaste a los Beastie Boys y ellos te permitieron sentir que podías ser parte del hip hop.
Sí, pero después vino X-Clan. A mí me encantaba el primer disco de X-Clan [To the East, Blackwards, 1990]. Brother J era un mc al que yo respetaba muchísimo en cuanto a las letras. Se lo oía tan seguro... Pero también me hizo sentir como un marginal. Nos llamaba osos polares. Incluso siendo militantes como lo eran los Public Enemy, nunca me hicieron sentir que por ser blanco no podía hacer rap. Los X-Clan te hacían sentir eso cuando cantaban [en “Grand Verbalizer, What Time Is It?”] “How could polar bears swing on vines of the gorillas?” [¿Cómo pueden los osos polares bailar en el terreno de los gorilas?]. Era como una bofetada. A uno le encantaba esa música, y la apoyaba comprando sus discos. Esa música me encantaba, la vivía y la respiraba, así que ¿quién iba a decirme que yo no podía hacerla? Si te sale bien, querés hacerla. Si podés comprar los discos, ¿por qué no podés hacer esa música? Era una época muy pro-negra, había un orgullo en ser negro, y si no lo eras, se suponía que no tenías que escuchar hip hop, y menos tocar el micrófono.
¿Usabas la medalla africana?
Yo y algunos otros amigos blancos la usábamos y la llevábamos puesta cuando íbamos al shopping.
Guau.
Me acuerdo que tenía un reloj de Flavor Fav. Era tan grande y tan ridículo… era enorme. Mi amigo y yo estábamos con unos equipos Nike combinados y con el pelo peinado para arriba; cuando entramos en el shopping, sentimos que se estaban riendo de nosotros. Y casi salimos corriendo. Me acuerdo de un tipo que saltaba de cara a mi amigo y, matándose de risa, decía: “¡Ey, nenito! ¿Qué sabés del hip hop, nene blanco?”.
Debe haber sido un drama llevar puesta esa medalla.
Yo trataba de explicarles a mis amigos negros, que pensaban que no debería usarla, por qué la usaba. Les decía: “Yo amo esta cultura, estoy con esto”. Pero estaba buscando mi propia identidad, me preguntaba quién era yo. Si caminaba por los suburbios, me decían “negro”, y si caminaba por Detroit, me gritaban por ser blanco. Además, la escuela es una etapa dura. Cualquiera puede decírtelo. Yo no aprendí a defenderme hasta los 17, 18 años. Llegué a la cima a los 19, cuando la gente me llamaba y me decía “Ey, ¿podés ayudarme a cagar a piñas a ese?”. Sabían que yo peleaba.
¿Cuándo fue la última vez que tuviste una confrontación física con alguien?
Hace bastante tiempo ya. Ha habido algunos incidentes de empujones, pero no recientemente. No desde que tuve que declarar frente al juez por tenencia de armas. Eso me hizo cambiar mucho. Me di cuenta de que ese tipo controla mi vida, y que me puede alejar de mi hijita. Hizo que me calmara.
Era usual ver a Eminem en un patrullero de la policía de cuando en cuando, pero desde el último caso hiciste un cambio profundo.
Sí. Cuando terminé la probation, me dije: “No voy a volver a mandarme una cagada. Voy a aprender a poner la otra mejilla”. Empecé boxeo para sacarme el estrés.
Además, me tranquilicé después de dejar las drogas y el alcohol. El solo hecho de calmarme me hizo ver las cosas con mayor claridad y me ayudó a ser más racional. Me puse sobrio, me transformé en un adulto y trato de convertirme en un hombre de negocios. No digo que esa violencia no siga en mí. Pero las cosas cambiaron.
Lo que quiero es hacer discos, que me respeten, divertirme, disfrutar de la vida y ver crecer a mi hija. Si puedo hacer que la gente se ría y provocar alguna controversia, bien. Es el mundo del espectáculo.
Generar controversia es la clave de que seas quien sos.
De alguna manera, sí. Es parte de la mística y de la libertad de expresión.
Veo muchas similitudes entre vos y Madonna, en la primera parte de su carrera: trabajan sobre la idea de que “si consigo que alguna gente me odie, eso hará que aquellos que me aman lo hagan con mucha más intensidad”.
Sí, definitivamente. Me acuerdo de cuando se estrenó 8 Mile y de pronto yo era el bueno de la película, y me respetaban por lo que hacía. Me sentí un poco raro. Pensaba: “Mierda, vienen los viejos y me dicen que les encanta mi música”.
¿Vas a hacer más películas?
Primero me gustaría terminar con la música. Hubo un momento, cuando estaba haciendo el soundtrack de 8 Mile, filmando y grabando The Eminem Show, en el que sentí que estaba descuidando mi vida en casa. Estoy ocupado, y lo seguiré estando, pero quiero tener el control de las cosas para poder estar en la ciudad y llegar a casa a la noche para ver a mis chicos. Ante todo, soy padre, y cualquiera que me conozca sabe que eso es lo más importante para mí. Estar cerca de mis chicos.
¿Cómo está tu relación con Kim en este momento?
Por suerte, neutral.
¿El aspecto romántico se terminó?
Sí, parece estar totalmente acabado. Pero igual tenemos que respetarnos mutuamente. No puedo estar en casa y quemarle la cabeza a Hailie diciéndole: “Tu mamá está equivocada”. Mi mamá lo hacía todo el tiempo, me hablaba mal de cada novio suyo que me caía bien. No quiero que eso le pase a Hailie, y que después su mamá le diga: “Tu papá es un boludo”. No somos así. Queremos criar bien a los chicos. Kim ahora está libre, y espero que pueda poner su vida en orden. Antes que nada, tiene que estar bien para los chicos. Ella lo sabe, y yo lo sé.




