En busca de los orígenes
Hace cuatro años, mientras hacía la obra multimedia "La montaña esmeralda", Christian Basso no se imaginaba, seguramente, este presente con un disco solista, "Profanía", y unos shows que se han convertido en una de las pocas novedades del circuito del rock curioso. Canciones con climas que hablan de inmigrantes, una cantante lírica, inmensa, y otra cantante, que casi susurra en inglés. Poco antes se había disuelto La Portuaria, el grupo que integraba desde 1988 y para el que compuso muchos de los temas más conocidos, Allí, además, había dos músicos con quienes ya había tocado en Clap, Diego Frenkel y Sebastián Schachtel. "Para esa obra compuse, con Diego Chemes, unos diez temas, que tocábamos en vivo, durante la proyección de imágenes. Traté de editar ese material, pero con bastante poca suerte", dice Basso.
En soledad
Eligió seguir componiendo acompañado por Kelli Anne Cahoone, que se ocupaba de las letras. Y se fue cerrando la idea del disco, que terminó de concretarse cuando el material lo escuchó gente de Los Pericos, y decidieron sacarlo por su propio sello, Buena Beat. "Sobre todo fueron Gastón y el Bahiano los que se entusiasmaron con el material. Y se jugaron a editarlo, aunque sabían que no iban a vender cientos de miles de placas."
Christian Basso dice que no le gusta hablar de música. Pero piensa que, tal vez, "Profanía" tenga que ver con el hecho de haber nacido en Buenos Aires. "Eso implica haber crecido con esta cosa del viaje permanente, del añorar otros lugares. De alguna manera reconstruí un poco la historia de mi familia, para saber de dónde venían y por qué eligieron venir a la Argentina, en vez, por ejemplo, de ir a los Estados Unidos." Aunque el tesón en esta búsqueda parece haberse acentuado en estos años, se podrían rastrear sus antecedentes en algunos temas de La Portuaria, o en la incorporación de un instrumento como el acordeón, con esa carga emocional de los músicos errantes. A contramano de la tendencia general de rescatar aquello que la cultura africana dejó marcado en la música de hoy, Basso parece haber elegido ir hacia los ancestros europeos, hacia esos sonidos que vinieron en los barcos.
"Es que a mí, la cosa latina, bailable, percusiva, siempre me costó un poco más. Sí, por ahí lo afro me viene por el lado del jazz, pero, bueno, del jazz europeo también, porque pienso en Django Reinhardt, que era la música que tocaba mi papá cuando yo era chico."
En la búsqueda viajó a Italia acicateado por el encuentro de una carta fechada 70 años atrás por un Giuseppe Basso. Estuvo en el pueblo de sus antepasados y hasta encontró algunos tíos. Todo un mundo que lo llevó incluso a tomar un curso en la universidad sobre migraciones en la Argentina. "Estaba entusiasmado con el tema", dice. "Sentía como una deuda, que lo tenía que hacer en nombre de ellos. Y volver, de alguna manera, puede ser para mí a través de la música, que es un lenguaje plural, con más posibilidades de interpretación."
Pero el disco nunca fue, para él, la exacta banda de sonido de aquel viaje. El viaje, en todo caso, fue menos una travesía entre continentes que un recorrido mental. Y continuó aquí. Terminó las canciones y lo grabó. "Es un disco de la intimidad, aunque conté con colaboraciones increíbles." Cuando ya estaba todo listo, casi a punto de poner el punto final al estudio, fue a una iglesia a escuchar cantar a Eva Faludi, cantante lírica del Coro Polifónico Nacional. "Me quedé loco y le inventé unas líneas en un tema para que cantara en el disco." El entusiasmo fue mutuo y finalmente fueron dos los temas en los que aparece su voz. Además, se ha convertido en una presencia infaltable en los shows.
Fuerza vital
Hubo, también, un trabajo para llevar ese disco a la posibilidad real de ser tocado en vivo. Para eso, Basso formó un cuarteto, con Martín Millá en batería y xilofón, Mariano Zambonini en órgano y piano de juguete y Adi Azicri en guitarra, más Eva y otra cantante, que en algunos casos es Laura Casarino y en otros, Eugenia Vara, cantando los temas que, en el disco, estaban en la voz de Kelli. "Ahora, tocada en vivo, la música se ha transformado en otra cosa, ha cobrado fuerza. Aunque es un formato simple, me gusta la utilización de órganos baratos con sonidos de cuerdas, como la fantasmagoría de una orquesta", dice.
Aunque la fuerza del rock también lo atrae. "Es un cruzamiento de estilos fundamentalmente emocional. Ganas de tocar con todo." El entusiasmo que pone en su disco permite entender por qué no participa en el regreso de La Portuaria. Aunque fue invitado, y hasta comenzó a trabajar con sus ex compañeros, finalmente se quedó con lo suyo. Aunque uno de los temas nuevos lleva su firma, fruto de los encuentros primeros.
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