
Reprise / Warner
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La segunda entrega de la ambiciosa trilogía de discos de Green Day abre con "See You Tonight", un despojado reggae en el que las armonías al estilo de los Everly Brothers esconden oscuras tramas de acecho. Al igual que ¡Uno!, ¡Dos! está lleno de esos momentos en que la banda sigue el hilo del punk lineal de la época de Dookie, que la conduce a toda clase de efusiones de ira: "Stray Heart" es un soul nervioso con toques mod que recuerdan a The Jam; "Wow! That’s Loud" es un R&B que le debe mucho a The Who; y "Amy" es una balada soul en la que Billie Joe Armstrong se convierte en un Sam Cooke de las pistas de skate.
Armstrong, Mike Dirnt y Tré Cool utilizan el sonido de la lujuria adolescente para hacer un disco que expresa claramente una sensación de descarrilamiento vital: "No puedo levantarme para caer/ no me siento mal para vomitar", canta Armstrong en "Lazy Bones". Armstrong entró en rehabilitación en septiembre, y si bien se puede leer todo el pathos que uno quiera en "Ashley", una súplica a una amiga adicta a la metanfetamina que te pasa por encima como una ambulancia en fuga, el enojo aquí es tan arquetípico como personal. Por momentos, tiene el mismo apremio de American Idiot, a pesar de venderse como una bola de punk recalcitrante, con títulos como "Fuck Time", más que como una elaborada ópera rock. "Te cambio sangre por plata sucia", promete Armstrong en "Stop When the Red Lights Flash". En cualquiera de sus encarnaciones, este chabón canaliza la voz de los Estados Unidos.
Por Jon Dolan





