
La furia de hoy se llama Prodigy
Liam Howlett, cerebro del grupo que tocará el 26 en Buenos Aires, se define como electropunk.
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Durante años, Prodigy fue la banda emblemática de los ravers británicos. Surgidos allí, el mundo y especialmente los Estados Unidos se les negaba. Hasta que el año último apareció "The Fat of the Land" y, en vuelo directo, llegó al primer puesto de la tan americana Billboard. Entonces, comenzó a hablarse de la muerte del rock y la nueva era de la música electrónica.
"Se habló mucho de eso, pero creo que son carteles que ponen pensando que así venderán más -afirma, desde Londres, Liam Howlett, cerebro musical de la banda que el 26 se presentará en el parque Sarmiento. Hablan de la música electrónica como la próxima gran cosa y tratan de vendernos eso de que el rock no va más. Nada de eso. En principio, si vendimos dos millones de discos no es por una etiqueta, sino por nuestras canciones. Es divertido, porque la gente viene a nuestros shows no sólo a bailar, sino porque allí suceden cosas, y muy intensas." Tal vez por esa intensidad se los ha nombrado como una banda de techno punk, e incluso como los nuevos Sex Pistols. Algo de eso hay: sus videoclips han sido tan impactantes como la aparición de los Pistols. Hacía tiempo que no se veía algo tan provocador en las pantallas, no por escenas chocantes o violentas, sino por la energía y la irreverencia que desprenden.
Liam piensa que "los que hablan de nosotros como techno punk no entienden nada. Definitivamente no somos una banda techno, somos mucho más una banda de punk rock. El punk para mí es una actitud, y es por ese lado que nos conectamos. Los nuestros son shows de rock, sin duda. Y si hablamos de etiquetas, elegiría la de electronic punk, pero no me hablen de tecno".
Las raíces de Howlett y de Prodigy hay que buscarlas en el hip hop. "Allí comencé, y fue muy importante para mí la aparición de los Beastie Boys, porque nos abrió a los blancos un campo que parecía reservado para los negros. Me compenetré mucho de la actitud, pero a fines de los años 80 descubrí las raves, esas fiestas ilegales que se armaban en los suburbios de Londres donde algo nuevo estaba sucediendo. No había divisiones, como en el hip hop. Pero, que quede claro, los beats de Prodigy provienen del hip hop; cuando me fui a las raves, me llevé conmigo todo eso. Prodigy es la combinación del hip hop, con algo del movimiento punk de los años 60 y un sonido electrónico. Todo junto dio este nuevo sonido."
En las raves comenzó a pasar música. Y conoció a Keith Flint, el saltimbanqui de los pelos de colores varios, al bailarín Leroy Thornhill y al MC Maxim. Durante un tiempo se mantuvieron en esa escena, hasta que comenzaron a invitarlos a festivales que combinaban bandas de rock, de dance y de hip hop. Allí, con su energía, se metieron al público rockero en el bolsillo.
Un loco y sus letras
Keith Flint juega el papel del loco de la banda, "te aseguro que es un completo demente", dice Liam. Durante bastante tiempo, el loquillo se limitó a saltar y a poner en escena su furia punk. Hasta que escuchó "Firestarter" y le pidió a Liam cantarla. "Las letras nunca fueron importantes para nosotros -asegura Liam-, en parte porque venimos de la escena rave en la que todo pasa por los beats y la energía. Pero algo estamos haciendo ahora." Aunque alguna vez ha dicho que sus bandas preferidas son Rage Against the Machine y Wu Tang Clan, lejos están ellos de meterse en temas políticos en sus letras. "Hay bandas como Public Enemy que estaban metidas en medio de la guerra racial americana y hablaban de eso a quienes compartían esas situaciones. Nosotros preferimos cantar sobre nuestras experiencias personales. En todo caso, hacemos música para que la gente la pase bien en los shows; hay energía, emoción y un tratar de poner los ánimos arriba con sonidos, beats y letras."
Además del éxito de ventas, la banda de Essex tuvo otros reconocimientos. David Bowie dijo que Prodigy era a los años 90 lo que los Beatles fueron para los 60. Otro trofeo ha sido que los Smashing Pumpkins hagan en vivo una versión de "Firestarter". Por último, Liam fue tentado por Madonna -en Estados Unidos son editados por Maverick, el sello de la cantante- para producir su último disco. El se negó. "Tengo poco tiempo -se justifica-. Soy un perfeccionista, cuando entro en el estudio puedo estar horas tratando de lograr lo que quiero. Sin embargo, no somos una banda de estudio, todo se redondea cuando las canciones son tocadas en vivo." Aquí, no sonarán solos. Con ellos vienen el guitarrista Gizz Butt y el baterista Kieron Pepper.
Ni bien regrese de la gira por América del Sur, se meterá en el estudio a trabajar en nuevas canciones. Lo dice el mismo que hace unos meses aseguró que no habría más discos de Prodigy. Ahora, en el teléfono, se ríe de aquello. "Es que cuando termino un disco necesito desconectarme. Y pensar que no habrá otro, que no grabaré más, me tranquiliza. Así me siento libre para que llegue una idea distinta, una nueva dirección que me entusiasme. Cuando terminamos "Music for the Jilted Generation", el anterior a "The Fat of the Land" sentí eso, hasta que apareció "Firestarter" y, con ella, la inspiración para el resto de las canciones del álbum."
Considerados por muchos como una banda ofensiva, no tratan nunca de aplacar ánimos. Al contrario. En el booklet de su último disco aparece una frase de Goering, el jerarca nazi. "No tenemos manteca, y les pregunto: ¿prefieren tener manteca o armas?, ¿vamos a importar sebo o acero?; déjenme decirles que el poder está en prepararse, la manteca sólo engorda." Fuerte.
"Yo la tomo con otro sentido que el de los nazis -aclara-. Esa frase podría ser dicha por cualquier joven negro que viva en un gueto de Nueva York. Es la realidad para muchos de los que hoy habitan este planeta, las armas son más necesarias que la comida. Es una frase de la cultura hip hop."



