
La TV, un problema menor
Nada menos que 77 chicos actúan en la televisión y más de 50 por días aspiran a ocupar algún lugar en la pantalla, aunque trabjen mucho más de lo que correponde legalmente y en condiciones que no son un juego
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Están llenos de energía y entusiasmo. Son los chicos de la televisión y su vida cambia aunque no lo noten o se resistan a ello. Todos van al colegio, pero la relación con sus compañeros y amigos se modificará irremediablemente con el correr de los años, si tienen la suerte de continuar trabajando. Los más pequeños tienen conciencia a medias de lo que significa estar en pantalla y a los más grandes, que experimentan los cambios típicos de la adolescencia, se les suma como un nuevo desafío de la vida.
No todas son rosas en el mundo de estos chicos. A veces tocan el cielo al ser parte de un elenco y otras quedan archivados en las largas listas de las agencias de representantes. Un promedio de cincuenta aspirantes se presenta por día en una empresa como Elenquitos y otro tanto acude al resto de las agencias. Todos ellos quieren trabajar en televisión o participar en publicidades, pero pocos son los elegidos.
En todos los casos, la participación de la familia es fundamental tanto para la guía y protección del menor como para la contención de los que devienen adolescentes, los que no siempre vuelven a encontrar trabajo. La esperanza de una buena carrera se basa en ejemplos como Adrián Suar, Pablo Rago, Gustavo Bermúdez y Julián Weich, que fueron descubiertos por el director Jorge Palaz para integrar "Pelito" y han continuado con éxito su profesión.
Tanto los responsables de los programas que tienen chicos en su elenco como las agencias de representantes y la Asociación Argentina de Actores coinciden en que, más allá de los problemas funcionales en las relaciones laborales con menores, un punto conflictivo son los padres. Los hay quienes acompañan a sus hijos y que asesorados por su agente logran un punto de equilibrio en los acuerdos de trabajo, pero también están aquellos que creen saberlo todo en un instante y plantean mayores beneficios económicos e incremento en la cantidad de letra como banderas de lucha en asociación con otros padres. Mientras tanto, la mayoría de los chicos _en especial los más pequeños_ se mantienen al margen de estas discusiones, que no alcanzan a comprender porque, además de ser un trabajo, la televisión es sobre todo un juego.
Problemas caseros
Las relaciones entre padres e hijos no mantienen frecuentemente el nivel de relación anterior a la fama y a los sueldos del menor. A veces, cuando el chico comprende que es él el que provee la principal fuente de ingresos para el hogar, comienza a desarrollar una personalidad caprichosa, independiente e incluso autoritaria, que tiene como contrapartida la ausencia de límites por parte de los padres. En un país con alto índice de desocupación, la posibilidad de que un hijo trabaje en programas de televisión o en publicidad gráfica y televisiva puede ser una salvación; por eso no extraña que las agencias de representantes conozcan padres que de no tener trabajo y tratar de conseguirlo hayan pasado a suspender la búsqueda para dedicarse a la carrera actoral de su hijo.
Otro ejemplo que recuerda _en menor escala_ el del pequeño actor norteamericano Macaulay Culkin, es el de las parejas recién divorciadas que se anticipan a su ex cónyuge para ir a cobrar los honorarios en la Asociación de Actores, que liquida los haberes con la presentación del documento del adulto acompañado del documento del menor. Una clara excepción en la carrera competitiva que emprenden los padres por medio de la mejor suerte que puedan correr sus hijos es el caso de Dalma Maradona, que por expresa decisión del jugador y su esposa _conscientes tal vez de que quien recién empieza debe pagar su derecho de piso_ no cobra un centavo más que el resto de sus compañeros de elenco en "Cebollitas", a pesar de haber podido negociar un contrato de privilegio por ser la hija de un ídolo.
El tema de los chicos que trabajan en TV es complejo. Más allá del entorno familiar comienza la realidad de las empresas que hoy compiten con sus productos en el mercado nacional e internacional con grandes niveles de exigencia, y no siempre encuentran la manera de estructurar una jornada de trabajo que no exceda las seis horas.
Los programas "Chiquititas" y "Cebollitas", que suman en estas vacaciones sus propias versiones teatrales, extienden así el trabajo diario de los chicos. Como contrapartida, Telefé _el canal que más niños tiene en su programación_ ha dispuesto en los estudios Sonotex, donde se graban ambos envíos, un exclusivo ámbito de juegos donde, además de metegol, entretenimientos de mesa y un rompecabezas de 3000 piezas que están armando entre todos los chicos, hay escritorios para las tareas escolares.
Por otro lado, las agencias de representantes difieren mucho en calidad de servicio y han aumentado su número en los últimos años. Las comisiones que cobran van de un 10 a un 25% y en algunos casos, además de deducir el porcentaje del cachet del menor, facturan otro tanto a las productoras cuando se encargan de hacer preselecciones en las que se aseguran de proponer a los chicos que tienen más posibilidades de ser elegidos para poder obtener ganancias de ambas partes. Este sistema de doble comisión funciona en otros países y en esos casos contribuye a disminuir el porcentaje que se descuenta del contrato del representado.
Y por encima de todos los intereses en juego, nada es comparable para los chicos de la televisión a su propia experiencia en el medio. Algunos mantienen su candor infantil y privilegian el concepto de compartir; otros, a pesar de su corta edad, rápidamente incorporan la competitividad y el individualismo del mundo televisivo. Una nena de la edad de la recordada Pinina soñará con ser mañana Andrea del Boca; otro chico tal vez repetirá la elección de Marcelo Marcote, hoy doctor en medicina, para quien "Rolando Rivas taxista" es sólo un recuerdo infantil.
"Un exceso inhumano de obligaciones"
Postura: un dirigente del gremio de actores alertó sobre la realidad de muchos niños que actúan en la televisión argentina.
La regulación del trabajo de menores en televisión es un tema complejo aun para la Asociación Argentina de Actores. Horacio Cacciabue, gerente de Relaciones Gremiales de la entidad, recuerda que el convenio colectivo de trabajo impide trabajar a los menores de edad, salvo autorización de sus padres, y en ese caso, en jornadas no superiores a las 6 horas diarias.
_¿El gremio de actores debe hacer cumplir a las empresas en cuanto al límite de jornada de trabajo?
_El organismo encargado de aplicar estas normativas es el Ministerio de Trabajo, que aparentemente no está actuando visiblemente sobre el tema. Nosotros tratamos de presionar para que los horarios se adecuen lo más posible, pero es de una enorme complejidad, porque, por ejemplo, la realización de una novela lleva más horas de trabajo que un programa unitario. De todos modos, ésta es una problemática actual. Históricamente, en tiras infantiles, como "Pelito", cada chico en cada programa participaba sólo en un bloque. De esa manera trabajaban 2 o 3 horas por día. Hoy tienen papeles que están en todo el libro de un capítulo y el horario se hace imposible de manejar.
_¿Qué es lo que hace el sindicato en esos casos?
_Además de tener una presencia permanente por medio de inspectores que supervisan el trabajo de los chicos, en algunas oportunidades hemos intervenido para impedir el sexto día de jornada laboral. Esa situación se da esencialmente en los programas cuyo elenco principal está formado por niños. En esos casos pasa que, por un lado, sabemos que es una fuente de trabajo, y a la vez sabemos que en su misma naturaleza el programa está viciado.
_¿Las exigencias televisivas de hoy son distintas comparadas con las de hace diez años?
_La realidad de la TV argentina es que cuando vende material en el exterior lo hace con productos de formato de una hora. Una hora de televisión requiere 20 horas de trabajo diarias.
_¿Es posible controlar la jornada de trabajo de los chicos sin perjudicar el nivel de competitividad del productor televisivo?
_Justamente el tema nos preocupa, porque no hemos encontrado la solución. Si bien es cierto que las empresas deberían encontrar una salida equilibrada, la situación es grave y compleja, porque se trata de encontrar un equilibrio. El punto débil son los chicos. Hay situaciones difíciles que están más allá de lo institucional o lo gremial. Los padres muchas veces no perciben que para los chicos trabajar en televisión al principio es un juego, pero que con la exigencia diaria se va convirtiendo en un exceso de obligaciones que es inhumano.
Mientras los padres autoricen jornadas de trabajo superiores a las seis horas, nosotros no podemos hacer nada, aunque sabemos también que debemos actuar como intermediarios, porque ellos tratan de no exponerse frente a las empresas por miedo a la pérdida de la fuente de trabajo.
Cuando los niños son estrellas, el firmamento es de los padres
Aristas: dos de las principales agencias de representantes de pequeños actores brindan su visión de este particular mundo.
Ana Pechman y Elenquitos son dos de las principales agencias de representantes de actores infantiles. Proveen de caritas nuevas tanto a la televisión como a la publicidad y al cine. Aunque la lista de empresas dedicadas se extiende, las agencias citadas se destacan por su antiguedad y organización.
Ana Pechman tiene 74 años y hace más de cincuenta que le provee chicos a la TV. De su mano recorrieron los canales María de los Angeles Medrano, Luisina Brando y Martha González, por nombrar a algunos. Ana todavía recuerda el día que llevó a Pablo Codevilla a una entrevista donde probaban chicos para "Jacinta Pichimahuida".
Dice que muchos famosos que cuando niños fueron sus representados hoy no la saludan porque en la escala de la fama están más arriba y agrega que muchos otros _a los que sí vale la pena nombrar_ la abrazan cada vez que la ven. "Cuando una madre viene con su hijo a mi agencia _cuenta Ana_ lo primero que digo es que me dejen sola con el chico. Entonces le pregunto si él quiere trabajar en televisión, y a veces me dice que no: quizá la madre dice que su hijo es un prodigio porque la interesada en la TV es ella. En este tipo de situación digo que el chico no me sirve y me hago cargo de la negativa para evitar que _en caso de que así fuera_ la madre le pegue. Si el chico manifiesta entusiasmo no me fijo si es lindo o feo, porque lo importante es el talento. Entonces lo segundo que le digo al padre o a la madre es que más allá de que el chico consiga un buen trabajo en TV, el colegio debe respetarse a toda costa."
Ianina Grimblat, directora de Elenquitos, coincide básicamente con Pechman no solamente en cuanto al respeto de los deseos del niño, sino también en afirmar que muchas veces las mayores complicaciones las originan los padres.
Entorno familiar
"Cuando el chico consigue quedar en dos o tres programas, el padre siente que ya sabe cómo es el manejo de todo un canal y empieza a resultarle no válido el trabajo del representante. Cuando el padre acuerda con el productor en cuanto a las horas de trabajo, ensayos o cantidad de texto, la agencia no tiene responsabilidad sobre ese arreglo. Muchas cosas dependen del entorno familiar: los padres deben determinar el manejo del dinero que gana el chico, adaptarse a una nueva realidad en la que el contestador telefónico se satura de llamadas y aceptar que ya no puede mandar solo a su hijo a comprar el pan. Si bien nunca me tocó ver a un padre que dejara de trabajar para depender de la carrera de su hijo, sí he tenido casos de padres sin trabajo que dejaron de buscarlo y componen el ingreso familiar con las ganancias de su hijo."
El cachet de un niño varía según su fama, depende de si se ha hecho de un nombre o carece de él. La exigencia de los padres va desde considerar que por tener un papel protagónico su hijo debe percibir un salario de estrella, hasta pretender que el niño trabaje gratis por el solo hecho de aparecer en televisión. Las agencias de representantes no aprueban _sin excepción_ la segunda opción. Del monto de cada contrato la agencia Ana Pechman cobra un 10% en todos los casos.
En el rubro TV, Elenquitos deduce un 10% a aquellos representados inscriptos en su agencia con anterioridad a la determinación de subir el porcentaje a un 15%. De los contratos conseguidos para publicidad retiene un 25% y para teatro, cine y notas editoriales, del 15 al 20%.
Actualmente, Ana Pechman tiene chicos en "Chiquititas", "Cebollitas", "Como pan caliente" y "Herederos". Elenquitos, en "Mi familia es un dibujo", "Ricos y famosos", "Socios", "Las Tres Marías", "Cebollitas", "Chiquitas" y "De Corazón" .



