
Llega Robinson con secreto total
El ciclo ya fue filmado, pero nadie puede develar el desenlace
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Hay una sola cosa que parece mucho más decisiva que el rating y el éxito de "Expedición Robinson":la capacidad de mantener un secreto. Una tarea nada fácil si se tiene en cuenta que se trata de 16 sobrevivientes que hoy están desparramados por todo el país, 65 personas de producción y un conductor. Pero por grande y diverso que parezca el grupo, mantener sus bocas selladas será el desafío mayor de todos los participantes de este programa basado en "Survivor", que Canal 13 pondrá al aire desde el 1º de octubre, a las 23.
Hay varios motivos por los que quedarse callado es tan importante. En primer lugar, porque lo que los televidentes verán como una lucha cuerpo a cuerpo contra la naturaleza está grabado y editado desde el 11 de septiembre, momento en que los responsables del programa que conducirá Julián Weich volvieron a la Argentina. En segundo lugar porque en los videotapes que guarda Promofilm, la productora responsable de este programa, ya está registrado el ganador de esta aventura televisiva que transcurrió en una isla cercana a Panamá.
Y en tercer lugar porque justamente en la intriga de saber quién es el ganador reside la suerte de esta aventura televisiva.
Pero parece que la buena voluntad no alcanza cuando se trata de mantener selladas las 82 bocas en juego, más las de los familiares que pueden haber preguntado algunos "detallecitos". Por eso, todos -incluidos los empleados de Promofilm que no tienen nada que ver con "Expedición Robinson"- tuvieron que firmar un pacto de confidencialidad cuya violación será penada por ley.
En los Estados Unidos fue igual. Y tuvieron éxito en esta carrera contra la tentación de abrir la boca. La cadena CBS no sólo alcanzó el mayor rating de la temporada, con 51 millones de televidentes clavados frente a la TV el día de la última emisión, sino que salió ilesa de la aventura de mantener bajo llave el secreto. Claro que allí, el pacto en cuestión era bastante más preciso. Y muchísimo más costoso. Quien soltaba algún dato antes de tiempo y daba el nombre del ganador debía pagar nada menos que cuatro millones de dólares. Una cifra que, por supuesto, nadie tenía en sus bolsillos (ni siquiera el ganador, tras recibir el millonario botín).
Aquí, sin tantos dólares de por medio, los participantes también deberán callar hasta que lleguen a su fin los trece episodios.
Lo cierto es que, como todo formato comprado en el mercado de las ideas televisivas, la idea del "Survivor" original debe respetarse a rajatabla. Pero hay ciertas diferencias entre la versión norteamericana y la argentina. El premio, por ejemplo. Allí, Richard Hatch, el ahora famoso empresario de 39 años, se llevó a sus arcas un millón de dólares. Aquí, el premio será el título de "Robinson Crusoe" más un puñado de cien mil dólares que entregará Julián Weich.
El paisaje tampoco será el mismo. Para la versión norteamericana, el lugar elegido fue Pulau Tiga, una isla cercana a China, en la que los participantes tuvieron que calmar el hambre comiendo ratas. Aquí, fue una isla cercana a Panamá, donde el aire y el mar del Caribe les regaló peces y frutas más sabrosas.
Pero pesos y kilómetros más o menos, el engranaje de "Expedición Robinson" funciona como un calco de "Survivor", a escala local.
Pese al enorme misterio que lo rodea, la receta de este programa, que ideó una empresa inglesa, ya está escrita. Y todo lo que fue la cocina de este ciclo ya se pudo espiar.
Se sabe, por ejemplo, que a la hora de anotarse en este éxito mediático hubo más de 6700 inscriptos de todo el país (de entre 21 y 75 años). Pero obviamente, se sabe también que no todos tuvieron suerte. Es que, como sólo debían quedar ocho hombres y ocho mujeres, la producción de Promofilm sometió a los anotados a una serie de pruebas. ¿La primera? Un cuestionario del que sólo 60 salieron bien parados.
Luego, los preseleccionados tuvieron que hacerse rigurosos chequeos médicos (de hemogramas a electrocardiogramas, además de exámenes sanguíneos). Para resguardar la intimidad de las personas, el médico sólo ponía "apto" o "no apto" en la ficha del participante. Y lo mismo ocurrió cuando les tocó someterse al control psicológico y psiquiátrico.
Con esos resultados, los productores del ciclo redujeron el equipo a las 16 personas que convivieron durante 50 días en la isla. La preselección no incluyó cursos de supervivencia ni entrenamientos físicos especiales. Pero no hizo falta. "La gracia de este programa -dicen en Promofilm- es que justamente cualquiera puede convertirse en Robinson."
Y parece ser verdad. La única preparación que tuvieron, ya con los dos pies en la isla, fue una charla de un médico del lugar, que los puso al tanto de los insectos de la región. También se reunieron con los lugareños para saber algo sobre las mareas, la flora y la fauna.
Además de esos pocos datos, los aspirantes a Robinson cargaron sus mochilas con 3 mudas de ropa, más el clásico objeto personal que uno elegiría para llevarse a una isla desierta. Como regalo extra, la producción les entregó una serie de objetos indispensables: un chispero, un kit de alimentos para tres días (un kilo de arroz, uno de harina, un litro de aceite y seis latas de conserva) y algunos elementos para construir un refugio. De todos modos, sobrevivir a los caprichos de la TV no es tan complicado como sortear las pruebas de la naturaleza. Al menos, los aspirantes a Robinson no fueron abandonados a su suerte. El repelente, el protector solar, y el agua potable se distribuyeron a discreción como para que nadie sufra. De hecho, su uso era obligatorio. Y algo más: durante los 50 días de juego, un médico real chequeó la salud de los participantes.
La línea de largada
Los jugadores fueron divididos en dos grupos de ocho para enfrentarse en el juego de sobrevivir ante las pantallas. Un desafío que en realidad, consiste en pasar dos tipos de prueba: las de bienestar y las de inmunidad. Por las primeras, el equipo ganador se lleva como recompensa algo que le permite vivir mejor en la isla. Por las segundas, el equipo obtiene el mejor de los tesoros: el pasaporte para permanecer más tiempo en juego. Básicamente, la idea de "Expedición Robinson" es ir descartando jugadores hasta que sólo queda uno. Entonces, el que gana las prueba de inmunidad no debe tomarse el pesado trabajo de echar a uno de los integrantes de su equipo. Pero, tarde o temprano, hay que hacer la selección del más débil. Por antipático que parezca, los primeros descartados deben volver al país. Pero, cuando quedan sólo unos pocos, los eliminados se quedan en otra isla cercana para seleccionar al finalista.
Ganarse el título de "Robinson Crusoe", no es tanto un reconocimiento de la destreza física sino más bien del carisma y las aptitudes sociales del sobreviviente. Algo que quedó demostrado en la versión norteamericana, cuando Hatch supo manipular a sus compañeros-contrincantes para quedarse con el baúl repleto de billetes. Y con todo aquello que viene en los vagones del tren de la fama. Allí, Hatch llegó a convertirse en una celebridad. Tanto que no sólo tiene contrato para publicar un libro sobre su paso por la aventura, sino también varias propuestas para prestarle su cara a la publicidad y hasta participaciones en las fiestas hollywoodense, donde se codea con las celebridades.
Habrá que ver si la versión local desata la misma fiebre. Si el ganador se convierte en un héroe nacional, como ocurrió con Hatch. Si la teleplatea se paraliza, para mirar con el ojo de las cámaras a los 16 jugadores. Y, sobre todo, si ese secreto que hoy arde en la productora se mantiene hasta el final.
Weich, el sobreviviente
No se va a llevar el premio porque es el conductor. Pero la verdad es que Julián Weich es el verdadero sobreviviente de esta aventura televisiva que se ideó en Inglaterra. Además de grabar "Expedición Robinson" durante siete semanas, Weich siguió al frente del otro ciclo que conduce, "Sorpresa y media". Conclusión: durante esos dos meses, Julián Weich pasaba sus semanas en Buenos Aires y los domingos a la noche partía rumbo a Panamá. En total, tomó 42 vuelos para ir y venir de la Argentina a la isla.
Reglas para convivir
No todo está permitido en este juego.
La idea puede sonar tentadora: uno deja que lo descarten a cambio de compartir el premio con el ganador. Pero las reglas que definen este juego televisivo son bastante precisas. Y todo aquel que participa debe respetarlas a rajatabla. De hecho, en la página oficial del programa (survivor.com), los responsables del programa explican que "las reglas de Survivor fueron diseñadas no sólo para cuidar a todos los participantes sino también a los organizadores. El precio de seguir al pie esas reglas es el premio del millón de dólares para el ganador". Pero hay diferencias entre las reglas argentinas y las norteamericanas. Allí, por ejemplo, estaba expresamente prohibido conspirar o hacer arreglos entre los participantes para compartir el millón de dólares. Aquí, esa posibilidad ni siquiera se pensó.
En cambio, para ambos países está penado:
1. Cualquier tipo de violencia.
2. Quebrar la ley. Los participantes deben respetar las leyes argentinas y las del lugar.
3. No respetar la naturaleza y depredar innecesariamente.
4. Está penado también comer, tocar o molestar a las tortugas, que son una especia en extinción.
5. Prohibido nadar de noche o sin compañía.
6. No asistir al consejo de la isla o no votar.
En cambio, es obligatorio usar repelente, protector solar y beber agua potable.
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