
"Lolita" no es un problema menor
Debate: a partir de la nueva versión fílmica de la novela de Nabokov y de "El tambor", en los EE.UU. se discute acerca de controvertidas películas con adolescentes.
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Usted está en su casa, mirando un video que alquiló hace unas horas. Se trata de "El tambor", el clásico de Volker Schlöndorff basado en una novela de Günther Grass. Suena el timbre. Usted aprieta "pausa" en el remoto, va a atender: en la puerta hay unos policías. Le dicen que vienen a confiscar la película que está mirando, ya que un juez dictaminó que se trata de pornografía infantil. Entran en su casa, sacan la copia de su cassettera y se la llevan. Usted no podrá terminar de ver "El tambor" ni encontrarla en otro videoclub.
Esta escena, que parece salida de una pesadilla de Orwell, tuvo lugar el 25 de junio de 1997 en Oklahoma, Estados Unidos. El protagonista, Michael Camfield, fue víctima de una denuncia de la OCAF (siglas inglesas del grupo Nativos de Oklahoma por los Niños y las Familias), que derivó en una pesquisa policial en el Blockbuster más cercano. Camfield, que es militante de una agrupación de derechos civiles y estaba mirando la película para comprobar la validez de la denuncia, terminó demandando al municipio por violación de varias garantías constitucionales. Pero esto no significa que la escena no pueda repetirse.
La ley norteamericana siempre prohibió la filmación de menores de edad en escenas de sexo explícito (hace una década, la famosa actriz porno Traci Lords fue detenida por esa causa). Una ley federal llamada "de prevención de la pornografía infantil", promulgada en 1996, prohibe también simular que un menor mantiene una relación sexual de cualquier tipo. La OCAF se amparó en esta norma para acusar a "El tambor", un alegato en contra del nazismo premiado en el Festival de Cannes y ganador del Oscar a la mejor película extranjera de 1979. La razón: en una escena del film el niño protagonista (David Bennent) mantiene sexo oral con una chica algo mayor.
Un atribulado Schlöndorff echó mano a los storyboards usados en el rodaje para demostrar que no hubo sexo real en el set (algo que normalmente se sobreentiende). Sin embargo, eso no alcanza para librarse de la rígida legislación.
En Oklahoma, uno de los Estados más conservadores del país del Norte, la sola posesión de pornografía infantil es penada con hasta veinte años de prisión, más que si se tratara de pornografía convencional (también penada). Por otro lado, jurisprudencia de la Corte Suprema permite que no sea necesario considerar la totalidad del film para condenarlo, si el presunto delito involucra a un menor.
La nueva ley ya hace sentir su influencia en Hollywood. Cuando el magnate Ted Turner vio la versión terminada de "Abuso a la inocencia", telefilm dirigido por la actriz Anjelica Huston, se negó terminantemente a pasarlo por su canal, TNT, a pesar de haberlo financiado él mismo. El film, que llegó a la Argentina vía video, es una denuncia sobre el abuso infantil e incluye una escena en que una niña (Jena Malone) es violada por su padrastro. El arranque de puritanismo de Turner, se dice, podría estar fundado en el temor a una demanda judicial.
Pero nadie ha sufrido más el efecto del brote conservador que Adrian Lyne, el director de "Nueve semanas y media" y "Atracción fatal". Su remake de "Lolita", la novela de Nabokov llevada años atrás al cine por Stanley Kubrick, permanece desde hace tiempo a la búsqueda de un distribuidor en Estados Unidos.
El no de los grandes estudios
Financiada inicialmente por el productor Mario Kassar (dueño de la desaparecida casa Carolco), la nueva "Lolita" está terminada desde hace casi un año, y ya ha pasado por algunos festivales internacionales. Pero todos los grandes estudios la han rechazado. En Sony le dijeron a Lyne que no creían que la película recaudara mucho "en el ambiente político actual"; la Warner, por otro lado, declinó con diplomacia la posibilidad de armar otro entredicho con Ted Turner, uno de los socios del estudio. Mientras tanto, Lyne se vio obligado a retocar más y más el film terminado para evitar controversias: esto incluyó eliminar las escenas de desnudos, a pesar de que en ellas una doble de cuerpo había suplantado a la actriz protagónica, Dominique Swain, entonces de quince años.
Muchos predicen la virtual desaparición de películas sobre adolescentes en los años venideros, ya que la nueva legislación vuelve sospechosos incluso a títulos intrascendentes como "La revancha de los nerds". Si a esto se le suma el poco éxito de taquilla de películas "transgresoras", como "Showgirls" o "Strip tease", es posible que los grandes estudios terminen volviéndose mucho más conservadores en la elección de guiones y tratamientos.
En realidad, el conflicto es entre dos derechos reconocidos: el de los chicos a no ser abusados, y el del artista a expresarse libremente. "Estamos pasando uno de esos momentos en Estados Unidos en que demasiados ciudadanos pasan por uno de sus periódicos ataques de moralidad", dice Jack Valenti, presidente de la Motion Picture Association of America. Valenti fue el encargado de entregar a Schlöndorff su Oscar por "El tambor" diecisiete años atrás. Ahora debe pelear para que cualquier norteamericano pueda ver ese y otros films en su videocassettera sin sentirse un violador de la ley.
La denuncia que sufrió "Kindergarten"
En 1989, poco antes del programado estreno de "Kindergarten", el ciudadano Jorge Patricio Vergara radicó una denuncia penal contra el film. Meses antes, Vergara había visto el rodaje de algunas escenas en el Jardín Botánico, y creía que en su transcurso se había incurrido en el delito de corrupción de menores. El juez de instrucción interviniente prohibió la exhibición de "Kindergarten" amparándose en leyes sobre minoridad. Pronto otros particulares realizaban demandas parecidas contra los productores del film; su director, Jorge Polaco, las actrices Graciela Borges y Cecilia Etchegaray, y hasta los padres de los chicos implicados. Comenzaba una larga cadena de instancias legales, durante la cual algunos magistrados prohibían el estreno y otros lo autorizaban con algunos cortes. Mientras tanto, "Kindergarten" recorría festivales y se estrenaba en Punta del Este.
Hoy, la situación judicial del film estaría resuelta, pero no hay intención de estrenarlo en el corto plazo. Consultado sobre el tema de esta nota, Polaco prefirió opinar por escrito. Aquí, el texto que envió a La Nacion:
"En los finales del siglo XX, el boomerang de la censura cinematográfica regresa cargado de aires nuevos. La censura, hoy más que nunca, se ha vuelto mitológica. En otras palabras, se endiosa a la censura cuando en realidad habría que destruirla.
"La censura es formadora de ciegos y sordos, no permite ver ni oír, juzgar por sí mismo, descalificar. Es difícil desnudarla. Nunca se sabe claramente de dónde proviene, quiénes son con nombre y apellido los censores. Con el arte sucede todo lo contrario; el artista siempre está expuesto. Toda obra es además una radiografía de sí mismo.
"En la tan mentada perversión del artista, éste plasma en el celuloide lo que los demás desean y no se animan a realizar.
"La otra perversión, la maligna, generalmente está en las miradas de muchos de nosotros y no en la obra. Los censores ven horrores donde hay belleza y crecimiento. Respecto de «Kindergarten», la censura fue devorando el film a través de un proceso maquiavélico.
"La moral hipócrita de nuestra sociedad occidental y cristiana sigue intentando equilibrarnos formando esposos ejemplares, excelentes padres de familia e incuestionables hijos. Aunque detrás de cuatro paredes todo está permitido, desde lo más hermoso a lo más aborrecible. Esto no hace más que mostrar la crueldad de cada día y el desamor de nuestra época.
"La única prostitución es la del intelecto y la del corazón, es vivir sin goce y con miedos. Esto acarrea un hombre cada vez más cargado de resentimientos, un hombre totalmente reaccionario frente a lo desconocido.
"¿Cómo hace el artista para perdonar, aplacar los fantasmas y sumergir a ese censor que anida en muchos de nosotros, en otro universo?
"¿Acaso los censores saben dónde termina el odio y dónde comienza el amor?
"«Kindergarten» propone un sueño. Incómodo, alucinante, extraño, desagradable, sórdido, inesperado, romántico, piadoso, entrañable.
"Nada tiene que ver con corrupción, ni tampoco existen extrañas escenas de sexo que algunos imaginaron ver. En todo caso, es un film no pasatista y contagia si el espectador viene desnudo y se sienta en una butaca, con la mirada de un chico de 5 años.
"A partir de «Kindergarten», cuando imagino un film, siempre pienso en todos esos riquísimos mundos prohibidos que llevamos dentro. Sacarlos fuera, hacer un acto creativo de cada uno de esos prisioneros, sería un inagotable crecimiento".
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