Cómo es el nuevo disco de Lady Gaga
La artista lanzó su nuevo material, Joanne, que se acerca más al sonido country pop y contó con las colaboraciones de Beck y Mark Ronson
En cada disco Lady Gaga realiza una metamorfosis. Lo viene haciendo desde que su música aterrizó como una rara avis en la industria del pop, inspirada en artistas camaleónicos como David Bowie y capaz de hacer del desparpajo y la excentricidad de sus conciertos en vivo y sus discos una marca de época en discos como The Fame, The Fame Monster (EP de ocho temas) y Born This Way. Esta original diva del pop que vendió millones de discos con su vestuario trangresor, sus letras en apoyo a las minorías sociales (como una Maddonna más radical), se agotó tras la salida de su último disco Artpop donde sus esperpénticas y shockeantes apariciones empezaron a sonar repetidas. Entonces Lady Gaga volvió a reinventarse. Decidió sacarse las máscaras y encaró uno de sus trabajos artísticos más sólidos junto al cantante de jazz Tonny Bennet en el álbum Cheek to cheek.
Esa fue la base para que Lady Gaga diera un vuelco en su estética musical. En su quinto disco solista, Joanne, la cantante homenajea a su tía fallecida a los 19 años y asume una nueva pose musical, donde explora géneros como el country y el rock sin dejar de lado su costado más pop. También cambió de indumentaria y en los conciertos recientes aparece a cara lavada con un short de jean y un sombrero de cowboy rosado. En el disco, Lady Gaga trabajó con los productores Mark Ronson (el creador del éxito retro Uptown Funk que popularizó Bruno Mars) para mantener cierto espíritu dance en temas como "Perfect illusion", uno de los cortes, o las baladas "Million reasons" y "Angel down", que sin embargo no representan el sonido total del disco.
También se suman las colaboraciones de Beck, Kevin Parker de Tame Impala; Josh Homme de Queens Of The Stone Age y Florence Welch de Florence + The Machine con la que canta a dúo en "Hey girl" (una oda a la amistad femenina), que le aportan un tinte más sofisticado, retro y psicódelico a ese alt country que explora Lady Gaga en varios tracks del disco como "Diamond heart", que abre el disco, "A-Yo", "Sinners prayer" o "Come to mama".
En este disco, Lady Gaga exhibe su costado más rockero que alterna con guitarras acústicas y piano en "Joanne", una de las mejores baladas del disco, donde revela sus muy buenas cualidades como intérprete. La cantante parece encontrar finalmente un sonido más clásico y menos gravitante alrededor de las modas, salvo ese experimento con Beck en "Dancing circles" con guiños al dance hall. El álbum es una excusa para desarrollar un sonido que ya no necesita rodearse de una estética artificial para llamar la atención con sus canciones.
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