
Egberto Gismonti: un músico clásico y popular
El notable artista brasileño se presentará mañana por primera vez en el Teatro Colón, en un recital de piano
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Cuando mañana, a las 20.30, Egberto Gismonti se siente delante del Steinway de gran cola en el escenario del Teatro Colón, hará algo más que desplegar su notable dimensión artística como compositor y pianista.
También permitirá comprobar -una vez más- que las fronteras musicales suelen ser, como las de la geopolítica, meras líneas punteadas en un papel, pero no en el terreno de lo real.
Es que, ¿dónde se debe ubicar a Egberto Gismonti? Su música tiene una evidente raíz popular brasileña y se mueve dentro del lenguaje tonal, pero su "despliegue" instrumental es producto de un músico inteligente y más que informado (estudió piano clásico en el conservatorio y tomó clases con Nadia Boulanger en París, por ejemplo).
El amable diálogo telefónico concedido a LA NACION horas antes de viajar a Buenos Aires permite comprobar, de hecho, que su cultura general supera a la de muchos buenos colegas pianistas de la llamada música clásica o culta.
En todo caso, como ya ocurrió alguna vez con el pianista de jazz Keith Jarret en la Scala de Milán, el Teatro Colón también le abre sus puertas a un músico innovador y refinado que, sin dudas, le sacará el jugo a la notable acústica del Colón para producir una velada musical histórica.
-Una pregunta evidente, pero no ingenua: ¿qué significa para usted tocar en un teatro como el Colón?
-Significa dos cosas. La primera es la posibilidad de estar tocando una música brasileña en un teatro lírico tan importante como el Colón, que es uno de los principales centros de ópera del mundo. El Teatro Colón tiene una tradición y una fama que se cimentan entre otras cosas por su notable calidad acústica. Este es el significado primero. La otra razón es saber que dentro de América del Sur ya existe la posibilidad de que en una sala como el Colón suenen otras músicas. Es una gran demostración de la evolución argentina en este tema. Existen en el mundo salas que no admiten música que no sea la europea. Y del siglo XIX. No podemos olvidar que, en el siglo pasado, músicos como Debussy o Ravel fueron reprobados en el Conservatorio de París. Y este concepto continúa existiendo en muchos lugares. En este sentido, me parece fantástico que se abran las puertas a todas las músicas que tengan respeto por el lenguaje musical.
-¿A qué llama respeto por el lenguaje musical?
-Las personas que tienen respeto por el lenguaje son las que tienen una relación con él y no una información. No pretenden usar la música como medio de supervivencia, sino de expresión, que le dará a la gente una expectativa de alegría y esperanza. Es un tema que da para un libro de cientos de páginas. En todo caso, para el que conoce lo que hago, el respeto por el lenguaje musical que yo pretendo está representado en los más de 50 discos editados.
-¿Cómo surgió la idea de que tocara en el Colón?
-Hace cinco años me encontré con Sergio Renán (por entonces director del Colón) y hablamos de una posible presentación, que no ocurrió por problemas varios. En noviembre pasado estuve en Buenos Aires para visitar amigos músicos y fotógrafos. Liliana Vitale me dio la grata noticia de que Gabriel (Senanes) había sido designado director del Colón. Con Senanes nos conocemos desde hace muchos años. Me contacté con él por e-mail y me preguntó qué le parecía hacer un concierto en el Colón. En Buenos Aires yo ya había tocado en todos los teatros que hay, sólo me faltaba el Colón. Así que acepté el convite. Luego discutimos los detalles. Tal vez por la situación económica difícil del mundo y la Argentina, no hubo tanto que discutir, ¡porque no hay plata! Como decimos en Brasil, unimos lo útil a lo agradable. Como es amigo y quería tocar, acepté un acuerdo de amigos, que no depende de ninguna discusión ni contrato.
-¿Sólo tocará piano?
-Sí, me pareció lo mejor: un concierto de piano solo, sin micrófono para hablar con el público ni nada. Sólo entrar y tocar.
-¿Qué repertorio va a hacer?
-Puede parecer contradictorio, pero aunque hice 50 discos yo sólo hago una música. Es una música que apunta a encontrar el corazón latente del folklore y sólo sé hacer eso. Creo que voy a tocar de siete a nueve temas incluyendo, tal vez, alguna obra de Villa-Lobos y de Piazzolla.
-¿Qué representan para usted Villa-Lobos y Piazzolla? ¿Se siente parte de esa misma corriente?
-Como estoy vivo, tengo que continuar haciendo cosas y buscando. Creo que entre Piazzolla y Villa-Lobos ocurre lo que en términos poéticos aquí llamamos "parecencia": se parecen, pero no son iguales. Lo que los une a Piazzolla -a quien conocí personalmente- y a Villa-Lobos es que tuvieron el coraje de luchar a favor de una música que casi nadie aceptaba. Y que ambos dedicaron su vida por completo a hacer una música propia, como los grandes compositores del mundo. Pero no son iguales, porque a pesar de escribir para conjuntos de cámara y hasta orquesta, Piazzolla fue su propio intérprete. En cambio, Villa-Lobos no, porque no era instrumentista. Yo pertenezco a una generación posterior a ellos. Y evidentemente tengo la obligación de usar la información de ellos para construir algo nuevo.
-¿Cómo es esa construcción?
-Voy planteando y resolviendo objetivos poco a poco. Con respecto a la parte musical, quería primero entender la música brasileña. Así lo hice con los primeros 20 discos, en los que toqué con músicos locales y luego con extranjeros. En los últimos diez años estudié cómo hacer música brasileña, con el mismo swing de nuestros intérpretes folklóricos, con músicos de cualquier lugar del mundo. El desafío es encontrar una escritura que le permita a una orquesta clásica, por ejemplo, tocar con ese swing.
-¿Y más allá de la música? Usted, por ejemplo, logró crear un sello discográfico propio y tener control sobre la distribución de su música.
-También fui de a poco. Primero quería conocer el mercado de la música. Lo estudié durante mucho tiempo. Y así fue como primero conseguí tener mi propio sello, Carmo. Y luego pude negociar la comercialización de los fonogramas de mis discos. Así logré ser administrador ejecutivo de la propia música. Esto para mí fue muy importante.
- ¿Hay una distinción fuerte entre músicos populares y clásicos en Brasil?
-No, porque nuestro mayor compositor, Heitor Villa-Lobos, era un músico de origen popular; de hecho era autodidacto. En Brasil no hay preconceptos. Mi disco con sus obras, "Trem Caipira", fue disco de oro. Claro que no es una música comercial, pero sí popular.
-¿Cuál es la diferencia que establece entre popular y comercial?
-Popular es la música que todos quieren escuchar. La comercial es la que la mayoría que tiene poder adquisitivo puede comprar, pero no le gusta. La compra por imposición de la publicidad masiva.
-¿Y dónde ubicaría su música?
-La llamo música culta, porque esta relacionada con la cultura tradicional. Esto no la califica como mejor, pero determina que la música que hago se vincula de un modo directo con una tradición determinada.
-Usted diferencia lo culto de lo erudito (sinónimo de música clásica), ¿podría explicar el matiz?
-El chamán de la tribu yualapeti es un ser culto. No es erudito, porque no está relacionado con el conocimiento de la historia occidental. En Brasil respetamos las religiones, tenemos el candomblé, que es muy fuerte dentro de la cultura brasileña. Por eso, señalar algo como culto es un gran elogio de representación del país. Brasil es un país culto, tal vez poco letrado, pero los analfabetos -que mayoritariamente viven en el Nordeste- son, por ejemplo, los responsables de la palabras nuevas que en los últimos años se incorporaron al portugués. Los repentistas nordestinos, cuando cantan, inventan palabras para la rima musical que, pasados los meses, se aceptan en el diccionario. Es un país que tiene la cultura como fundamento.
-Pero usted es también un músico erudito, porque tuvo una formación académica. ¿Cómo la procesó?
-Tuve toda la información que necesitaba para hacer mi música en Brasil, en sus calles o en la Amazonia. Fui a Europa a estudiar porque tengo una curiosidad musical muy grande, quería saber, pero luego elegí otra cosa.
-¿Habrá un disco "Gismonti solo piano en el Colón"?
-A mí no me gusta hablar de discos hasta tanto no estén listos. Y para que salga un solo piano en el Colón, ¡primero hace falta que mañana toque bien!, y que se grabe bien. A mí me gustaría que pasara eso.
Para agendar
Egberto Gismonti Recital de piano.
Teatro Colón Cerrito 618.
Tel.: 4378-7120/7124
Mañana a las 20.30. Entradas: de $ 2 a $ 30 En venta a partir de mañana a las 10.






