El día en que la ópera llegó a la Cordillera
En San Martín, Neuquén, se representó una por primera vez: nada menos que "Orfeo y Eurídice", de Gluck
SAN MARTIN DE LOS ANDES.- En tres funciones consecutivas se presentó la ópera "Orfeo y Eurídice", de Cristoph G. Gluck, con gran aceptación de un público que colmó la sala del Centro Cultural Amancay, aplaudió con pasión las interpretaciones de los 65 músicos, coreutas y solistas y aprobó la labor del régisseur, la singular escenografía que reemplazó las telas por proyecciones de video, el cuidado maquillaje y el vestuario.
Acto I
Poco importa que apenas se comprenda el texto italiano, escrito hace tres siglos por Rainieri de Calzabigi; la sublime interpretación del Amor que hace la soprano Lila Szigyasto arranca aplausos de un auditorio cuyo entusiasmo excede a su experiencia.
Y no es para menos: por primera vez en la historia se presenta una ópera en San Martín de los Andes, y tal vez en la región; pero más destacable aún es que no se trata de una compañía en gira que recaló en la cordillera, sino de un proyecto que nació del afán de superación local y se puso en práctica con el concurso de cantantes y músicos oriundos de la zona.
"Todos los años, nuestra directora nos plantea un objetivo que se convierte en desafío para el grupo", explica Patricia Mathe, una de las 36 integrantes del Grupo Coral Inaun. Desde 1995, cuando Mariela Lobato se hizo cargo de la dirección, las propuestas no fueron opciones superficiales. Emprendieron y recrearon con éxito obras de peso, como la misa de Mozart, una cantata de Bach, el Gloria de Vivaldi y el Romancero Gitano.
Pero la propuesta de Lobato no dejaría de sorprender a los integrantes de este coro, amateurs en su totalidad y mayores de 25 años. "Cuando Mariela nos planteó hacer "Orfeo y Eurídice" lo tomamos como una etapa más en nuestro proceso de crecimiento como coro", relata Patricia.
"Pero pronto comenzamos a darnos cuenta de que era una cuestión bastante compleja, en la que íbamos a necesitar de muchos aportes externos."
Por fortuna, sumar voluntades es una ciencia que los miembros de Inaun practican con sabiduría: no en vano, el suyo es un nombre araucano que significa "andar juntos".
Acto II
Orfeo recibió la promesa de ver a su amada, pero debe vencer a los espíritus del Averno con su lira. El complejo juego de luces a cargo del régisseur, Diego Piterman, compensa la simplicidad de una escenografía austera. Carolina Rivero, Cecilia Tappa y Marta Zotes han preferido trasladar el acento al vestuario, aprovechando el aporte de Hugo Grandi, experimentado creador del maquillaje.
Cuando los espíritus proclaman a Orfeo vencedor, queda de manifiesto no solamente el histrionismo de los coreutas, sino también la justeza de la elección de esta ópera. "Buscábamos una obra en la que el coro fuera protagonista, porque nos interesaba principalmente el trabajo coral", explica Mariela. Otro motivo contribuyó a preferir la creación de Gluck: "Por estar entre el barroco y el clasicismo, no requería una orquesta con muchos integrantes".
Sin embargo, el desafío resultó inmenso: "¡No hay una sola cuerda frotada en San Martín de los Andes!", exclama Mariela. Lobato y Carlón recurrieron a la Orquesta de Cámara Juvenil Cofradía, del Camping Musical Bariloche, dirigida por Diego Díaz y Kyoko Kurokawa e integrada por 14 músicos que, a pesar de su corta edad, están fogueados en numerosas presentaciones públicas. A ellos se sumaron dos oboes de Neuquén, otros dos músicos de Bariloche, el invalorable aporte de Eduardo Páez, a cargo del continuo y maestro preparador, y los encargados neuquinos de luces y sonidos, entre otros, transportados con el apoyo de SW y alojados con el concurso de los empresarios locales.
También foránea, pero vecina, fue la bailarina que ejecutó con extrema delicadeza la danza de los espíritus bienaventurados. Andrea Iocca, de Junín de los Andes, se lució a la par de la orquesta, dirigida también, como el coro, por Mariela, quien se recibió como directora orquestal en La Plata.
También el lugar que ocupan los músicos fue resultado del esfuerzo. "El escenario estaba levantado más de un metro, de modo que levantamos la platea a ese nivel y en el medio quedó el foso para la orquesta", explica Lobato. Martillar y pintar se convirtió en una tarea tan común como vocalizar.
Acto III
Orfeo y Eurídice se encuentran, pero él no puede verla, a riesgo de perderla. Eurídice no comprende, e insiste. El diálogo exquisito y desgarrador permite que se luzcan Carlón y Selene Lara, también invitada.
Como exigía el espíritu de la época, el drama termina bien y el "triunfo d«amore" se convierte en un triunfo de todos. No alcanzan las manos, las voces, el corazón para homenajearlos, tras una hora y media exacta de actuación. Poco importan los pequeños desajustes, aquel problema con la luz, ese instrumento que no anduvo. El objetivo se cumplió con creces: hacer arte, a pesar de todo, por una vida mejor.
Alberto Lysy, en el Colón
mañana y el lunes 20, a las 18, el violinista argentino se presentará en el ciclo “El Colón por dos pesos” y realizará clases magistrales para jóvenes intérpretes nacionales.
Temas
Más leídas de Espectáculos
Muy argento. Fue a Los 8 escalones y descolocó a todos al contar cómo se llama el negocio que puso su hijo en España
Kevin Spacey. Manoseos en el set de House of Cards y nuevos testimonios de acoso y abuso en un documental
El caso Asunta. La impactante miniserie de Netflix basada en un crimen que conmocionó a todo un país