
El futuro llegó para el folklore
Apareció el primer portal con descargas gratuitas de discos de raíz popular
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La concentración de la industria discográfica alrededor de la gran metrópolis porteña sigue dejando afuera pequeños fenómenos musicales que se producen en el interior del país. Pero contra viento y marea la nueva camada de creadores que dio la música popular argentina en los últimos años sigue inventándose nuevos espacios. Fue así que de la cabeza de un joven folklorista santiagueño llamado Gustavo Cisneros nació la idea de crear la primera comunidad digital de artistas independientes de la Argentina, donde melómanos de todo el mundo puedan descargarse discos libre y gratuitamente. Algo inédito para un género que mostraba una brecha digital importante frente a corrientes como el rock o el pop, con la Red como aliado infaltable de artistas indies.
Tras un desarrollo de seis meses, Gustavo Cisneros y un equipo de cinco personas, crearon el portal www.argentinafolclore.com , que con la licencia Creative Commons permite bajar, utilizar y difundir sin restricciones discos de artistas noveles o referentes en su región, pero que todavía no son conocidos por el gran público.
"Argentinafolclore tuvo su lanzamiento oficial el 22 de enero y comenzó con 16 artistas, 200 temas en discoteca, 19 discos, un blog con novedades de contenido exclusivo y 2565 descargas realizadas en la Argentina y 27 países de todo el globo. Actualmente el sitio tiene discos de cuarenta artistas, 12.000 visitas y 5000 descargas mensuales desde más de 30 países. A los artistas independientes que estamos en el interior la Red puede permitir que nos escuche alguien de La Rioja o de China", cuenta entusiasmado el creador de la web folk.
El portal no sólo cuenta con discos que hasta son difíciles de encontrar en las disquerías especializadas sino también con videos, entrevistas y biografías de los artistas, además de un blog propio con enlace directo a sitios como Música libre de España. Para hacer la experiencia lo más global posible el sitio está traducido a cinco idiomas (italiano, francés, inglés, portugués y alemán) y el catálogo a disposición y sin costo alguno para el internauta incluye a los mejores de la nueva camada folklórica, que se asociaron a la idea de Cisneros para liberar sus discos en la red y compartirlos con melómanos de Pernambuco, Alaska o Siberia.
"Me parece que si nos logramos liberar de viejos conceptos de edición tradicional, los resultados pueden ser impensablemente asombrosos para los artistas independientes. Por supuesto que un camino válido también sería que todo aquel que quiera vender su material lo haga a través de la Red, sin intermediarios y con algún sistema alternativo de cobro. Como también son obvios los beneficios que traería el tráfico de información que se podría generar dentro de una comunidad de internautas afines, que utilicen la web 2.0 y su sistema de blogs", cuenta Cisneros, creador del proyecto.
Historia de la webfolk
Este emprendimiento tuvo una protohistoria que surgió cuando el artista, cansado de deambular por los sellos, pensó que podía subir su disco a la Red. "Tenía un CD grabado pero ninguna compañía que me lo editara. Entonces armé junto con otra gente mi propio portal (www.gustavocisneros.com.ar), que se transformó a la vez en el primer sitio de un artista popular que había grabado un disco y lo subía directamente a la Red sin pasar por las disquerías o editarlo de forma independiente. Usamos la licencia de Creative Commons para publicar el disco online y luego se me ocurrió que eso se podría extender a otros artistas de folklore que querían editar sus discos y no tenían la plata para hacerlo. De esta manera se podía subir el disco entero o canciones sueltas para que se las baje cualquiera que navega por Internet."
Gracias a los bajos costos de la Red y a un imprescindible sponsor universitario como Osfatun (Obra Social de la Federación Argentina del Trabajador de las Universidades Nacionales), Cisneros consiguió agitar el panorama con la novedad digital, multiplicar la difusión de nuevos artistas del folklore y, además, proveer a cada músico de su propio sitio sin costo. "Por un lado el artista puede difundir sus trabajos sin costo alguno y por el otro la página muestra un panorama riquísimo de lo que produce el interior del país. Esto es muy bueno para un movimiento que a veces no aparece en los medios pero que existe. El crecimiento de este espacio será también el compromiso de los mismos artistas que tendrán que animarse a liberar sus discos gratuitamente", apunta Cisneros, que hace una convocatoria abierta a todos los que quieran participar de su aldea digital.
El músico reconoce que el medio folklórico necesita aggiornarse, dejar de mirar con desconfianza lo nuevo, y para eso lo mejor es informarse y desapegarse de viejas formas de producir música. "Como folkloristas que venimos de cierta tradición todavía tenemos que librarnos de muchos preconceptos. Como músico independiene prefiero que mis canciones naveguen libremente a través de la Red para que puedan estar al alcance de todo aquel que quiera escucharlas, sin límites económicos, de idioma o de frontera. Esa promoción nos permitirá en el futuro trabajar dignamente", arriesga el músico.
Compositores 2.0
La Red no sólo sirve ahora para difundir la obra de estos jóvenes creadores, sino también para permitir una conexión directa entre artistas que viven en diferentes regiones postergadas por los sellos y sin acceso a la industria musical. Es una red virtual de folklore que abarca de Ushuaia a La Quiaca, donde la música circula libremente para que otro la adopte o la modele. Varios artistas de esta corriente joven del folklore están comenzando a utilizar el software libre como forma de vida.
"Somos de una generación que forma parte del movimiento de música popular que ahora se está apropiando de la Red y esto nos revela un mundo de posibilidades en el cual podemos encarar hasta proyectos de composición a distancia. Muchas de las últimas canciones que compuse con otros músicos las hice a través del correo electrónico, el chat y usando soportes de audios, mientras yo estaba en Buenos Aires y el otro músico por ahí estaba en Tucumán, a más de 900 kilómetros de distancia", cuenta Pablo Dumit, creador de canciones como "País", que forma parte del repertorio de Mercedes Sosa, además de ser el hacedor del portal El Esperancero. Bits de cultura, donde se podían escuchar MP3 de los artistas independientes del género popular.
Pero esta forma de trabajo todavía tiene que crecer. Más allá del primer emprendimiento del portal de Gustavo Cisneros y de la experiencia en la Red de Pablo Dumit, todavía no existe una conciencia real entre los músicos. Dumit reconoce: "Veo que en el folklore se está haciendo uso del aviso masivo vía mail y no tanto de la presencia permanente de un propio portal. No sé si se termina de confiar en la herramienta, pero esto me parece que tiene que ver con falta de información y un salto tecnológico que todavía sorprende a muchos artistas populares".
Cisneros, que también forma parte de esta movida independiente, comparte estas preocupaciones. El creador sostiene que todavía hay limitaciones técnicas y culturales. "En los Estados Unidos o en los países europeos es muy común que los músicos utilicen Internet para realizar efectivos intercambios ya sea de melodías, patrones rítmicos y armónicos en formatos de MP3 o wav. Pero aquí en la Argentina se hace un poco más complicado por las limitaciones que impone la tecnología: ancho de banda, placa de sonido, software, sistema de microfoneo, elementos que no siempre están al alcance del artista popular".
Si los folkloristas independientes logran dar el salto tecnológico y cambian la cabeza, la Red se convertirá para ellos en la aldea global para estar comunicados entre todos.
Cisneros confía en el aporte de su comunidad digital. "Creo que el portal ayudará a estos cambios de hábitos y al uso de Internet". Ahora todo parece cuestión de tiempo para el folklore. Para alcanzar el futuro sólo basta con entrar al ciberespacio.
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